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Wednesday, January 10, 2007

Pais sin banaderas

SOCIEDAD
País sin bañaderas
Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba - Enero (www.cubanet.org) - Cualquier apartamento o casa
cubana antes de 1959 tenía una bañadera en el cuarto de baño. Llenarla
era una rutina. También poseían los water closets sus correspondientes
duchas.

Las bañaderas, como tantas cosas, desaparecieron de Cuba. Y también las
duchas, no sólo por la escasez de agua, sino porque no hubo manera de
sustituir duchas y bañaderas por otras nuevas.

Desde entonces, los instrumentos de baño del cubano son dos cubos de
agua. Uno con diez o doce litros y otro, pequeño, con menos de un litro,
para echarse agua sobre el cuerpo con un jarro o una lata. Así nos
bañamos en esta Isla paradisíaca donde vienen millones de turistas a
disfrutar de sus hoteles de lujo, de sus playas, de su sol, y sus bañaderas.

El régimen, sin embargo, pregona indicadores de excelencia en el manejo
integral de los recursos hídricos. La prensa cubana asegura que el 95,4
por ciento de la población tiene acceso al agua potable. Si esto es
verdad, ¿por qué hay tantas quejas de la población en esa pequeña puerta
abierta del periódico Juventud Rebelde, donde el colega José Alejandro
Rodríguez hace todo lo posible porque los organismos estatales respondan
las quejas de la población sobre los salideros en calles y barrios del país?

Hace más de treinta años que no disfruto de una bañadera llena de agua
tibia. En la temporada invernal debo calentar un cubo de agua y echarla
sobre mi cuerpo poco a poco. El calentador, fabricado clandestinamente,
no calienta lo suficiente. Sólo puede usarse en los días cálidos.

Hace más de un año Fidel Castro prometió repartir tirabuzones a la
población para calentar el cubo de agua y ahorrar electricidad, ya que
los calentadores clandestinos de los merolicos consumen mucha energía.

Aquel ofrecimiento no me gustó nada. Quería decir que los cubanos
estábamos condenados de por vida a bañarnos con el cubo y el cubito.
Mejor sería repartir calentadores eléctricos y duchas. Claro, a aquellos
que tienen la suerte de tener agua en casa.

Por suerte, todavía no he visto el famoso tirabuzón, y ojalá que nunca
tenga que verlo. Sería como si me quitaran para siempre la ilusión de
bañarme algún día en una bañadera llena de agua, como cuando era joven.

Dicen que las presas y embalses del país, al terminar el año 2006,
estaban al 80 por ciento de su capacidad. Quién sabe si para este año
que comienza tendremos mejores perspectivas y podamos salir del cubo de
agua con su consabido cubito para el baño diario. Ojalá.

http://www.cubanet.org/CNews/y07/jan07/09a7.htm

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