Por Liannis Meriño Aguilera, Agencia Jóvenes sin censura
Bitácora Cubana, 28 de enero de 2007, Holguín, Cuba
El embarazo se ha convertido en uno de los temas más temidos por las 
mujeres cubanas debido a la crítica situación económica y social que 
enfrentan.
Una vez enterada de su estado, la mujer embarazada se sumerge en un mar 
de angustias e interrogantes: ¿qué voy a hacer? ¿Cómo voy a mantener a 
un hijo, tan difícil que está la cosa? Esta es la causa fundamental del 
aumento acelerado de los abortos en el país. La mayoría de las féminas 
optan por los abortos antes de traer al mundo a los niños a pasar 
necesidades.Aunque no es la solución más certera, ha sido la opción más 
utilizada.
La prevención del embarazo no está siendo efectiva primeramente por la 
mala calidad de los anticonceptivos y por otra parte, la falta de 
comunicación entre las parejas.
El embarazo en Cuba es una etapa de frustraciones desde la adquisición 
de la canastilla hasta la alimentación de la gestante.
Para las embarazadas alimentarse correctamente es imposible, por los 
altos precios en moneda convertible que tienen los productos saludables, 
y esto ha provocado que gran número de éstas padezcan de hemoglobinas 
bajas y anemias durante el periodo de gestación y lactancia.
Una cifra alta de recién nacidos son bajo peso, pero el gobierno oculta 
las estadísticas reales y los índices de mortalidad publicados en medios 
oficiales son cuestionables.
La sociedad cubana en su mayoría ha olvidado las normas de cortesía. Se 
evidencia en todas partes, principalmente en las colas y ómnibus, pues 
ya no le ceden los turnos ni asientos a las embarazadas. Se hacen más 
frecuentes en los medios de transportación para trabajadores del turismo.
Las gestantes o "barrigonas", como popularmente se les llama, para 
hacerse análisis complementarios tienen que hacer largas colas de pie y 
al final los resultados no son certeros.La espera se vuelve 
desesperante, principalmente para aquellas que no tienen familiares o 
amigos en centros asistenciales de salud y por este motivo se ven 
privadas de una buena atención.
Los salones de parto no cuentan con la higiene y los medios necesarios 
para el nacimiento y el personal que labora en estos tienen que 
permanecer largas jornadas de trabajo por déficit de médicos, lo que 
dificulta la adecuada asistencia.
El gobierno cubano cree que la maternidad puede ser asumida con lo 
siguiente: un par de mediecitas, 10 pañales de gasa, dos toallas, un 
pulóver pequeño, un calcetín para los varones y un blumer para las 
hembras, un juego de sábanas para la cuna, 10 metros de tela 
antiséptica, colonia, 4 jabones y crema Bebito. En esto consiste el 
llamado módulo que el estado cubano vende a las embarazadas en un saco 
de nylon, que en ocasiones son estafadas por dependientes oportunistas 
que dificultan la compra de este, y frecuentemente este módulo llega 
después del nacimiento del bebé.
Actualmente en Cuba los índices de nacimientos son bajos y la población 
está envejecida. Dentro de pocos años, si la situación no mejora, el 
número de mujeres dispuestas al aborto será mayor a la cifra de las que 
prefieran ser madres. Quien escribió para ustedes este artículo hace 
apenas dos meses sufrió los avatares del embarazo.
Cuando se vive en un país como Cuba, que mucho especula y poco hace, 
donde la realidad es muy lejana a la que publican los medios 
oficialistas, las madres cubanas se vuelven heroínas de una batalla sin 
final y dignas del mejor reconocimiento. Y a la vez pueden dar 
testimonio de lo difícil que es dar a luz en Cuba.
http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=3879
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