productivos
Ayer se celebró en Holguín un acto para conmemorar el aniversario –fue 
en 1953– de la toma del cuartel de Moncada
FERNANDO GARCÍA | La Habana. Corresponsal | 27/07/2009 | Actualizada a 
las 01:56h | Internacional
De nada sirve desgañitarse en ataques al capitalismo y quejas contra el 
embargo norteamericano mientras miles de hectáreas de tierra cultivable 
esperan a que los propios cubanos extraigan de ella los alimentos que 
ahora el Estado compra en otros países (incluidos EE.UU.). Raúl Castro 
insistió ayer, durante su discurso en Holguín por el 56.º aniversario 
del asalto al cuartel de Moncada, en sus pragmáticas recetas de 
producción y sacrificio por encima de todo dogmatismo. Cultivar 
alimentos "es un tema de seguridad nacional", dijo al tiempo que anunció 
un nuevo recorte en el gasto para afrontar la crisis.
"No se trata de gritar "patria o muerte", "abajo el imperialismo" o "el 
bloqueo nos golpea". La tierra está ahí: esperando por nuestro sudor. Y 
a pesar de unos calores cada vez mayores, no queda más remedio que 
hacerla producir", bramó el presidente cubano dando puñetazos en el 
atril ante los 200.000 de holguineros que desde las siete de la mañana 
asistían a la conmemoración del 26-J bajo un sol impropio de esas horas.
El menor de los hermanos Castro definió como primera prioridad 
estratégica de Cuba "producir lo que se da en el campo de nuestro país" 
en vez de seguir gastando "miles de millones de dólares en traerlo de 
otros".
La preocupación del mandatario está justificada. La isla compra fuera el 
80% de los alimentos que consume, lo que en el 2008 le costó 1.850 
millones de euros. El desembolso contribuyó decisivamente a situar la 
relación entre importaciones y exportaciones en un desequilibrado 78% a 
22%: una ruina para las arcas estatales.
Bajo el impulso personal del presidente, el Gobierno ofreció hace un año 
grandes extensiones de tierra baldía para entregarlas en usufructo a los 
campesinos particulares que mostraran voluntad y capacidad de sacarles 
rendimiento. Casi la mitad del territorio cultivable de la isla estaba 
entonces "ocioso".
Raúl estimó ayer que esas entregas avanzan "a ritmo satisfactorio" 
aunque irregular, según provincias y municipios. De unas 110.000 
solicitudes de usufructo se han aprobado 82.000 para un total de 690.000 
hectáreas, lo que supone el 39% de la superficie baldía. "Considero que 
es poco", precisó Castro: sólo una tercera parte de las parcelas 
entregadas se han sembrado ya, y sólo la mitad está libre del dañino 
marabú y otras plantas invasoras.
"La tierra está ahí y aquí estamos los cubanos –repitió Castro su 
desafío–. ¡Veremos si trabajamos o no; si producimos o no; si cumplimos 
o no nuestra palabra!". Porque, según dijo haber comprobado desde el 
helicóptero en que viaja a veces, también sobran terrenos de calidad y 
sin cultivar junto a los patios de las casas. Raúl anunció al respecto 
"un plan de cultivos intensivos" para espacios agrarios dentro de 
núcleos de población, siempre que existan los recursos necesarios y agua 
de riego a mano. Se trataría de una ampliación de las experiencias de 
agricultura urbana que Cuba impulsa con éxito desde los primeros noventa.
El objetivo no es sólo reducir importaciones sino también prevenir el 
futuro: "Si un día faltara el combustible en este mundo tan cambiante y 
alocado, que tengamos cerca la comida para poder traerla en un carretón 
con un caballo, con un buey o que empujemos nosotros mismos". En 
definitiva, los cubanos "no podemos sentirnos tranquilos –resumió– 
mientras exista una sola hectárea de tierra sin uso útil y alguien 
dispuesto a hacerla producir esperando una respuesta". Y la que no 
produzca alimentos, "que sirva para sembrar árboles: una gran riqueza", 
según él ha comprobado –explicó– tras haber tenido la satisfacción de 
plantar y ver crecer algunos pequeños bosques".
Era la primera vez que, en un discurso tan relevante como el del 26-J, 
Raúl Castro no incidía en la relación con Estados Unidos ni en el 
embargo contra la isla, salvo para descartarlo como argumento. En las 
dos anteriores ocasiones –las que ha tenido desde que hace tres años 
asumió el mando al caer enfermo su hermano Fidel–, el gobernante cubano 
primero tendió una "rama de olivo" a Washington (2007) y después 
advirtió que Cuba seguiría engrasando su maquinaria militar ganara quien 
ganara las presidenciales en aquel país (2008).
Sumergido esta vez a fondo en los temas domésticos, el presidente cubano 
anunció "importantes reuniones" sobre asuntos de calado en los próximos 
días. La cita más enigmática y puede que relevante es el 7.º pleno del 
Comité Central del Partido Comunista, del que Raúl sigue siendo segundo 
secretario al mantener Fidel su liderazgo en la organización. Será el 
miércoles, con "asuntos vitales sobre la situación nacional e 
internacional" sobre la mesa.
Un día antes, el martes, el consejo de ministros analizará un "segundo 
ajuste de los gastos previstos en el plan de este año"; un nuevo recorte 
presupuestario tendente a compensar "los efectos de la crisis económica 
mundial sobre la economía cubana", con especial atención a la caída de 
los ingresos de la exportación y a las restricciones a la financiación 
externa. El sábado se reunirá el Parlamento para, entre otras cosas, 
debatir la creación de un superórgano de control, ("contraloría") que 
supervisará la gestión y el cumplimiento de la ley por todos los órganos 
del país: una especie de Gran Hermano que dependerá de Raúl Castro y sus 
hombres más próximos.
Producción, ahorro y control son las claves por ahora. Pronto se verá si 
algunas reformas pendientes siguen o no aparcadas.
Raúl Castro insta a los cubanos a que se aprieten el cinturón y sean más 
productivos (27 July 2009)
http://www.lavanguardia.es/internacional/noticias/20090727/53752639738/raul-castro-insta-a-los-cubanos-que-se-aprieten-el-cinturon-y-sean-mas-productivos.html
 
 
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