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Friday, January 12, 2007

Nuestra ave capital

ECOLOGIA
Nuestra ave capital
José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad

LA HABANA, Cuba - Enero (www.cubanet.org) - Hubo una época en que La
Habana se parecía a la capital del totí. Miles de aves se daban cita
todas las tardes, antes de ocultarse el sol, en el Parque Central y el
Paseo del Prado para entonar su canto de una sola nota. Era una
algarabía tremenda. Pero se trataba de nuestros totíes, y disfrutábamos
del espectáculo.

Un día, sin que nos diéramos cuenta, desaparecieron las aves cantoras.
Fue tan radical el cambio que se podía ofrecer un premio a quien
encontrara un totí en La Habana, con la seguridad de que no habría ganador.

Se dijo que el totí también se había ido de Cuba, que para ellos era
fácil porque no tenían que pagar pasaje, ni buscar visa, ni sacar
pasaporte. Otros aseguraron que la gente se los había comido, lo que no
era extraño que ocurriera, porque si los gatos se perdían, ¿por qué no
podían los pájaros formar parte de la cadena alimentaria de los habaneros?

Algunos trataron de buscar una explicación a través del color del
asunto, y afirmaron que desaparecieron por problemas raciales. Esa
hipótesis no tenía fuerza, porque, ciertamente, la xenofobia del régimen
siempre ha sido contra sus adversarios políticos, y no contra las aves.
Eso es tan verídico, que ha creado su propio Ku Klux Klan: las brigadas
de respuesta rápida.

La opinión más lógica por aquel entonces, y que hoy sigue teniendo
prioridad, es que los totíes desaparecieron debido a las continuadas
fumigaciones que realizaban los aviones para controlar diversas plagas
en zonas agrícolas de La Habana.

Las aves negras, que no representan el infortunio, están regresando
desde hace un tiempo; aunque no en grandes cantidades, como cuando
poblaban los árboles de los parques y avenidas. Sus cantos pueden
escucharse también en la Calzada de Carlos III, donde acuden en
bandadas. Es bueno que estén nuevamente entre nosotros. Sin ellas La
Habana no está completa.

Las cosas que de alguna manera nos identifican es importante que
regresen. Si Gaspar, Melchor y Baltasar volvieron a recorrer el país en
sus camellos, una pequeña cuota de felicidad alcanzamos nuevamente. La
fantasía de la noche del 5 de enero le dio vitalidad al país, y el
estrépito que orquestaron los niños al día siguiente con los juguetes
que dejaron los reyes magos fue el escándalo más agradable del mundo.

http://www.cubanet.org/CNews/y07/jan07/12a6.htm

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