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Tuesday, March 01, 2016

Raúl Castro, un Nobel probable

Raúl Castro, un Nobel probable
Mussolini fue nominado en 1935, Hitler en 1939 y Stalin dos veces, en
1945 y 1948
miércoles, marzo 2, 2016 | Miguel Saludes

MIAMI, Estados Unidos.- ¡¿Raúl Castro nominado para un Nobel de la Paz?!
El cuestionamiento surgió en días recientes en una conversación con
alguien que cree en esa posibilidad, nada descabellada si se tiene en
cuenta la intervención de Cuba y su gobierno en episodios de paz y
reconciliación en los que su papel ha sido protagónico en este año.
Baste señalar tres hechos verificados hasta la fecha que han hecho de la
Isla el foco de atención internacional por la importancia de eventos de
esa naturaleza. El rol del gobernante cubano en ellos ha recibido
calificativos encomiables en la voz de personalidades tan influyentes
como el Papa o el ex gobernante uruguayo José Mujica.

El encuentro entre Su Santidad Francisco I y el Patriarca Kirill de la
Iglesia Ortodoxa Rusa ha sido el evento más reciente en el que la mano
cubana estuvo presente. Mil años de desencuentro fueron limados en el
territorio insular durante una escala del Papa en su viaje a México. El
breve –pero importante– cara acara entre las dos personalidades del
mundo cristiano contó con el patrocinio del presidente Castro. El hecho
generó la visualización generalizada de Cuba convertida en sitio de
referencia pacífica y terreno propicio para diálogos reconciliadores. En
este caso específico, el otrora gobierno anti religioso evolucionó a un
nivel diferente dando cobertura a un encuentro trascendente que propició
la apertura de un puente de unidad y entendimiento entre Oriente y
Occidente.

A diferencia de la larga etapa fidelista, la impronta raulista presenta
su sello de distinción más diplomático que militar, pese a la doble
función del gobernante que alterna sus atributos entre el lustre de la
corbata civil y el estricto peso de las charreteras de General de
Ejército. No obstante los acontecimientos parecen inclinar la balanza
hacia la primera faceta, haciendo que la Isla caribeña reciba el aprecio
de "país en trasformación, insertado en el orden internacional vigente",
como expresara recientemente el profesor cubano Arturo López-Levy.

La marca confrontativa que identificara a Fidel Castro ha sido
sustituida por la acción de su hermano en un proyecto adecuado a los
tiempos que corren, conforme a un futuro cambiante en el que ambos ya no
estarán presentes. El legado de Raúl apunta claramente a un proyecto
conciliador, estructurador de encuentros, lugar ideal que brinda
neutralidad para los arreglos, discreción a toda prueba y garantías de
todo tipo que pueden hacer de Cuba un escenario principal en temas de
mediación. Según consulta de AP a expertos, estos coinciden en señalar
las ventajas que ofrece el fuerte control de la información que impide
las filtraciones, el bajo nivel de peligrosidad del medio y la capacidad
de un cuerpo diplomático extendido por todo el planeta. A esto sumaría
la fuerte conexión cubana con Rusia, China y naciones del Tercer Mundo,
vínculo que proviene de un pasado convulso en el que la impronta cubana
estuvo presente por activa y por pasiva.

El encuentro entre Francisco y Kirill no es el único punto en esta
materia que se apunta Raúl. Se dice que su mediación fue decisiva para
la recepción de Juan Pablo II en 1998. Ahora bajo su mandato Cuba es
sitio privilegiado para los sucesores de Wojtyla. Una extraña relación
que el hermano socialista de Fidel cultivó desde tiempos pasados por su
cercanía con personas del mundo católico nacional, y que confiaron más
en su gestión de buena voluntad que en la de otros miembros del gobierno
revolucionario. Por si fuera poco el desfile religioso de esta etapa
suma líderes protestantes, musulmanes y al gran rabino de Israel. Al
decir del Cardenal Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, Cuba es una
suerte de encrucijada en el mundo de hoy.

Pero el encuentro entre Iglesias en conflicto no es el único.
Inspirador y aliado primero de movimientos rebeldes latinoamericanos es
cercana la fecha en que el gobierno de Raúl Castro sea el principal
artífice del acuerdo que ponga fin al único conflicto armado que
persiste en el continente. Ese paso consolidaría definitivamente el
papel que ya se asigna al país caribeño en relevantes calificativos:
Cuba, capital de la unidad (Francisco), encrucijada entre Norte, Sur,
Este y Oeste (Kirill).

La especialización lograda por el General presidente en su papel
reconciliador internacional muestra tres imágenes relevantes. La primera
dando aquel apretón de manos afectuoso al Presidente de Estados Unidos
en Sudáfrica. Después la foto donde su mano une las del Presidente
Santos y el jefe guerrillero Timochenko. Recientemente llevando al Papa
hasta el salón donde se produjo el inédito abrazo entre dos iglesias
separadas por un conflicto milenario.

La idea es reforzada por el propio Castro. Mientras despedía al Papa
declaró que Cuba seguiría apoyando la paz. Y para que no queden dudas de
que su rol va en esa dirección recordó ante los medios de manera
espontánea que "ahora queda lo de Colombia". Un propósito que si no
tiene mayores tropiezos debe sellarse el 23 de marzo, precisamente al
día siguiente de finalizada la histórica visita de Barack Obama, la
primera a la Isla de un presidente norteamericano desde 1926 y colofón
de otro importante avance en materia diplomática en el currículo
pacificador del menor de los Castro.

La reanudación de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, solución de un
viejo conflicto de medio siglo que también se produce con la
participación activa del Castro militar, es el punto fuerte que sirve de
unidad a todo este acontecer, en el que no se pueden obviar algunos
detalles que se pierden en el pasado. La base de Guantánamo, por
ejemplo, nunca fue punto de graves dilemas a pesar de la extrema
vecindad del enemigo y en Angola las tropas cubanas al mando de Raúl
protegieron las empresas petroleras norteamericanas. Quedaría por sumar
en esta saga el extraño envío de chatarra militar para ser reparada en
Corea del Norte y que sirvió para que uno de los pocos barcos que el
régimen de Pyongyang mantenía navegando por el mundo quedara anulado en
Panamá. Finalmente el episodio del misil estratégico enviado
erróneamente a Cuba y que fuera guardado con todas las seguridades hasta
que las autoridades de Estados Unidos lo recogieron. Todo sin dejar de
poner oído a los rumores de una salida negociada que se estaría
gestionando para Nicolás Maduro con la implicación de Washington, La
Habana y el Vaticano.

En fin más que suficiente para un Nobel, al menos para la nominación
pues la entrega ya es algo diferente. Una candidatura que se avizora más
que probable. Otros mandatarios la han conseguido, incluso el premio,
con resultados más ambiguos. Por recordar algunos la triple premiación
otorgada a Yaser Arafat, Shimon Peres e Isaac Rabin en 1994, que ha
quedado en las intenciones de una paz cada vez menos conseguida.
Respaldos tampoco le han de faltar a Raúl. Contará con el probable de
dos mandatarios norteamericanos que ganaron el lauro y el de
personalidades noruegas que llevan en conjunto los acuerdos de Colombia
en La Habana. Y por aquello de dictador que nadie se escandalice:
Mussolini fue nominado en 1935, Hitler en 1939 y Stalin dos veces, en
1945 y 1948.

En definitiva la balanza de las razones justifica la nominación. Si
antes que termine el año se firman los acuerdos entre las FARC y el
gobierno colombiano el argumento del premio tendría mayor solidez. Un
momento en que Cuba, conocida por su posición geográfica como la llave
del Golfo, podría pasar a ser la clave de conflictos y reconciliaciones
a nivel mundial. Paradojas de la historia.

Source: Raúl Castro, un Nobel probable | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/un-nobel-probable/

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