Al fin los Stones
Los Stones estuvieron allí. Y nosotros también. Ni ellos ni nosotros
hemos cambiado. ¡Allá los que tengan que cambiar!
sábado, marzo 26, 2016 | Luis Cino Álvarez
LA HABANA, Cuba.- La noche del 25 de marzo, que por más detalles era
Viernes Santo, cumplí mi sueño de ver a los Rolling Stones tocando en
vivo. O casi, porque fue a través de las pantallas colocadas en el
escenario de más de 80 metros de largo en los terrenos de la Ciudad
Deportiva. Lo que, según me dirán algunos, es casi como verlos en un
DVD. Pero no. Para saber la diferencia había que estar allí, parado
frente a aquel escenario que parecía de ciencia-ficción, sentir en el
pecho y la boca del estómago los más de 1000 watts de la música,
amplificada por un equipo de sonido de primera –y del Primer Mundo en
un país que sigue anclado en el Tercero–, respirando el mismo aire que
Keith, Ronnie, Charlie y el mismísimo Mick Jagger, y millares de
fanáticos que bailamos y brincamos con él y nos quedamos sin voz de
tanto cantar esas canciones que nos sabemos de memoria y de gritar
"yeah" cada vez que nos pregunta "Are you feeling good, Havana?"
Valió la pena la caminata, la sed, la apretujadera entre casi un millón
de personas –es la cifra que calculo, no podía haber menos–, que
acamparon durante más de seis horas en un terreno donde no cabía uno más
pero seguían entrando, hasta que a las 8 y 30 de la noche se encendieron
las luces y los Stones rompieron a tocar Jumping Jack Flash.
Luego de más de dos horas de música, donde los Stones tocaron casi una
veintena de sus éxitos (Honky Tonk Women, Brown sugar, Tumblin' Dice,
Angie, Miss You, Midnight Rambler, Simpathy for The Devil, Gimme
shelter), el final fue de apoteosis: You Can't Always Get What You Want,
con el acompañamiento del coro Entre voces, que dirige Digna Guerra, y
que sonó celestial, y un Satisfaction que no podía faltar, lo sabíamos,
pero nunca de la manera que sonó. Y todos brincando y retorciéndonos y
gritando, con toda la razón del universo: "I can't get no"…
El público era variopinto. Había muchos extranjeros, de esos que
peregrinan por el mundo tras los Stones. Pero los cubanos éramos más,
muchísimos más. Increíblemente, aunque había muchos, la mayoría no eran
cuarentones o cincuentones, sino jóvenes. Había muchos que evidentemente
estaban allí por la novedad, sin acabar de entender bien lo que estaban
viendo, pero otros muchos más, con camisetas con la lengua de los Stones
o de otras bandas de rock, o del Real Madrid, bailaban y coreaban las
canciones, y ondeaban banderas cubanas, inglesas, norteamericanas, sin
asombrarse sino más bien haciéndose cómplices de los que podíamos
descansadamente ser sus padres y madres y hasta sus abuelos, como yo o
mi mujer, mi colega y amigo Iván García o los muchos viejos amigos que
allí nos tropezamos. Fue como si los chicos hubieran querido
demostrarnos que de nada sirvieron los tantos años en que estuvieron
prohibidos el rock, las melenas y los jeans apretados, y en que un
concierto como este era totalmente impensable para alguien que estuviese
en su sano juicio.
Pero el caso es que, luego de tantas décadas, a pesar de los pesares,
que han sido muchos, demasiados, los Stones estuvieron allí. Y nosotros
también. Ni ellos ni nosotros hemos cambiado. ¡Allá los que tengan que
cambiar!
Aunque no hubo incidentes, más allá de una bronca y un par de detenidos
–dicen que estaban drogados y se pasaron en el arrebato–, me temo que
las autoridades no hayan quedado complacidas. Supongo que a lo que hubo
en la Ciudad Deportiva, a ese derroche de energía rockera, no fue a lo
que se refería el Granma, el periódico del Comité Central del Partido
Único, cuando llamó a participar en el concierto con "entusiasmo y
disciplina".
Allí estuvo, en el área para invitados, el vicepresidente Díaz Canel.
Supongo haya tomado nota de esa muchedumbre enardecida, que abarrotó la
Ciudad Deportiva sin que la convocara el Partido o las organizaciones de
masas. Ya quisieran los mandantes, en estos tiempos que corren, poder
reunir tanta gente en la Plaza de la Revolución. Tendrían que poner a
tocar allí a los Stones. ¡Con tan mala vibra que tiene ese lugar!
luicino2012@gmail.com
Source: Al fin los Stones | Cubanet -
https://www.cubanet.org/destacados/al-fin-los-stones/
No comments:
Post a Comment