De las "quarentinhas" a los taxis ruteros
Las nuevas guaguas cuestan ¡cien veces más que las de los años setenta!
lunes, septiembre 22, 2014 | René Gómez Manzano
LA HABANA, Cuba – En La Habana del presidente democrático Carlos Prío,
el aumento del pasaje en apenas dos quilos (de seis a ocho centavos) fue
motivo de las protestas más virulentas. Como era usual en la Cuba
pre-comunista, se destacaron los estudiantes universitarios; entre ellos
uno de Derecho: Fidel Castro Ruz. El precio mencionado se mantuvo
durante los primeros años del régimen revolucionario.
De cara a 1970 imperaba en Cuba una de las locas teorías enunciadas por
el fundador de la dinastía: "la construcción simultánea del socialismo y
el comunismo". En la práctica, esto implicaba —entre otras cosas—
ningunear el dinero; se decretaron numerosas gratuidades. En ese
contexto se rebajó el pasaje a cinco centavos. Esa mengua fue única: el
proceso ha marchado en sentido opuesto. El primer aumento tuvo lugar
años después, cuando el precio fue fijado en diez quilos.
A principios del llamado "Período Especial" se inauguró un nuevo modus
operandi. Comenzó a prestarse un servicio adicional con una tarifa más
elevada. Se trataba de unas guaguas pequeñas e incómodas, pero en las
que todos los pasajeros debían viajar sentados. Los que no desearan
abordarlas, podían seguir utilizando las rutas normales y pagando sólo
los diez centavos.
La inauguración del nuevo servicio coincidió con la exhibición de una
telenovela brasileña en la que aparecía el personaje Quarentinha, un
forajido llamado así por haber hecho la promesa de matar a dos veintenas
de personas. Como la tarifa de la nueva prestación era cuarenta
centavos, el pueblo comenzó a llamar a los mini-buses por el mismo
nombre del salteador.
Algún tiempo más tarde, el pasaje en los ómnibus normales se duplicó. Y
el proceso no se detuvo ahí: con el nuevo siglo aparecieron guaguas de a
peso, mientras que en las corrientes se implantó con carácter general la
tarifa de cuarenta centavos. Ya para esa época estas últimas iban
atestadas de pasajeros. De nuevo se empleó la misma treta: quienes
montaban los vehículos más caros era sólo porque deseaban viajar más
rápido, ya que existía otra opción más barata.
Hace unos meses surgió una vez más otro servicio de ómnibus especiales.
En esta oportunidad se utilizó un nuevo artificio: se supone que no son
estatales, sino cooperativos. Se trata de mini-buses modernos, dotados
de aire acondicionado y en los que —de nuevo—nadie viaja parado. Pero ya
se sabe que, en nuestra Cubita de hoy, las ofertas (en particular en el
transporte) suelen deteriorarse con bastante rapidez.
La tarifa asciende a "sólo" cinco pesos. Vemos —pues— que las nuevas
guaguas cuestan… ¡cien veces más que las de los años setenta! Es cierto
que los salarios se han multiplicado, pero como máximo por 2 y fracción.
El aumento del precio resulta —pues— brutal. ¿Será el de ahora el
capotazo final en este constante proceso de encarecimiento desenfrenado?
En realidad, nunca se sabe. No olvidemos la frase popular que hoy está
más vigente que nunca en Cuba: El camino de lo peor es infinito.
En el tiempo que llevan en funcionamiento esos taxis ruteros, ha sido
palpable el aumento de su número en comparación con el de los restantes
ómnibus.
¿Estaremos al comienzo de una nueva maniobra para que, en definitiva,
los cinco pesos dejen de ser la excepción para convertirse en regla? No
sería raro. Es así como el régimen castrista "vela por los intereses del
pueblo". Y este último aguanta. Eso sí, sin protestar.
Source: De las "quarentinhas" a los taxis ruteros | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/de-las-quarentinhas-a-los-taxis-ruteros/
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