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Sunday, January 21, 2007

La isla enfrenta caminos inciertos

La isla enfrenta caminos inciertos

La fragilidad del momento que se vive por la falta de Fidel Castro hace
prever escenarios

Maribel Hastings
Corresponsal de La Opinión

21 de enero de 2007

WASHINGTON, D.C.— La eventual muerte de Fidel Castro no supondría
necesariamente un caos en Cuba o el éxodo masivo de cubanos hacia
Estados Unidos.

Eso opinan expertos en el tema, quienes aseguran que ni a la Mayor de
las Antillas ni a Estados Unidos les convienen escenarios caóticos.

Aclaran, sin embargo, que una cosa es predecir y otra será la reacción
de la gente cuando las especulaciones se hagan realidad. También dejan
claro que hay que tomar en cuenta que la transición de poder comenzó
desde que Raúl Castro, hermano de Fidel, asumió el mando tras la
operación intestinal del Comandante en Jefe.

"A ambos lados del estrecho de la Florida no hay deseos de provocar una
gran crisis de personas saliendo de la isla en frágiles embarcaciones y
muriendo en alta mar, ni de cambios violentos que empeoren la situación
en Cuba", dice a La Opinión Stephen Johnson, experto en temas de América
Latina de la Fundación Heritage y ex funcionario del Departamento de Estado.

"Se podría decir que ahora la pelota está en la cancha de Cuba más que
en la cancha de Estados Unidos", agrega refiriéndose a los posibles
cambios que pudieran gestarse en la isla.

La interrogante es hacia dónde irá Cuba en términos políticos,
económicos y humanitarios. Aunque, por otro lado, la transición temporal
de poderes a Raúl supone la continuidad que Estados Unidos rechaza para
iniciar un diálogo que permita resolver los diferendos históricos con la
isla. La Ley Helms-Burton de 1996 especifica que Estados Unidos no
negociará ni con Fidel ni con Raúl Castro.

Tras una visita reciente a La Habana, 10 congresistas estadounidenses
retornaron sin poder reunirse con Raúl Castro.

Quien encabezó la delegación bipartidista del lado demócrata, el
congresista por Massachusetts, William Delahunt, indica que de las
pláticas con funcionarios cubanos se desprende que Fidel no retomará el
poder para labores diarias.

Esos mismos funcionarios afirman que Castro no tiene cáncer ni ninguna
otra enfermedad terminal y que pronto aparecerá en público.

Sin embargo, informes publicados por el diario español El País,
señalaron a principio de la semana pasada que la salud del líder cubano
cada vez está peor.

Delahunt, quien como los otros legisladores que viajaron a la isla aboga
por suavizar el embargo, resume lo que vio: "El funcionamiento del
gobierno, esa transición, ya ocurrió".

"No sabemos qué va a pasar cuando muera [Fidel Castro], pero todo parece
indicar que ha logrado su objetivo de una transición mucho más ordenada
de lo que muchos predecían", expresa Andrew Selee, director del
Instituto México y experto en América Latina del Woodrow Wilson Center
for Scholars.

"La percepción es que la muerte de Castro generará caos y una lucha por
la sucesión... Pero creo que la noticia será que no hubo grandes
cambios", predice Selee.

Por su parte, Johnson aclara que el caos en Cuba puede surgir "si viene
una desintegración del régimen en el futuro, algo que por el momento no
es probable. Raúl ha demostrado que puede continuar reemplazando a su
hermano sin ninguna dificultad".

Pero cuando la gente comience a reclamar derechos y mejoras en los
estándares de vida, agregael experto, existe el potencial de caos.
Momentos como los que vivió Estados Unidos en 1980, cuando más de 125
mil cubanos salieron de la isla por el Puerto Mariel, situación que
Johnson asegura no se quiere volver a repetir.

Aunque Raúl Castro iniciara una liberalización económica y no política,
advierte Johnson, "los cambios, cuando comienzan, toman vida propia",
aun si son paulatinos en la isla.

Así lo ve Julia Sweig, conocedora de los temas cubanos del Council on
Foreign Relations. En una reciente teleconferencia dijo que ve cierta
"vulnerabilidad" cuando muera Fidel, porque algunos en el exilio podrían
tratar de fomentar algún tipo de acción militar entre las dos naciones.
Esto ocurrió en 1996 cuando el gobierno cubano derribó dos avionetas de
la organización Hermanos al Rescate que ingresaron al espacio aéreo cubano.

Mark Falcoff, autor de Cuba After Castro y Cuba The Morning After,
escribió que "desde hace algún tiempo en Cuba se ha estado gestando una
transición callada hacia lo que puede llamarse el Raulismo, esto es la
sucesión bajo el hermano de [Fidel] Castro".

Mientras haya un Castro en el poder, añadió, es mejor que los cubanos
pospongan cualquier esperanza de un mejor futuro.

Por ejemplo, dijo, Raúl Castro controla la milicia, el Ministerio del
Interior [Policía], así como otros ministerios donde ha colocado a
leales y familiares.

Aunque carece del carisma, la oratoria o la personalidad de Fidel, es
posible subestimar su poder, su talento para organizar y su realismo,
según Falcoff, quien es Resident Scholar Emeritus del American
Enterprise Institute.

Quizá Raúl opte por contar con la figura de un primer ministro
"aceptable" en Europa y América Latina, pero que no suponga cambios
drásticos en términos políticos, económicos y humanitarios.

Selee cree que es probable que Raúl considere una administración más
colectiva donde representantes de otras generaciones participen de forma
más activa.

Pero a corto plazo, dice, "no veo grandes cambios", aun considerando que
a la administración republicana de George W. Bush le quedan dos años en
el poder y que el Congreso federal está en manos demócratas.

"El tema de Cuba es tan políticamente sensible que no sé qué tanta
movilización vamos a ver de parte de los demócratas. Quizá veamos
intentos de liberalizar un poco el comercio, pero nada a gran escala, o
propuestas de cambios al sistema de visas", señala Selee.

Johnson cree que el cambio de mando en el Congreso no altera la ecuación
de que no se levantarán las sanciones económicas contra Cuba si no hay
pruebas de reformas reales de parte del gobierno. El mayor esfuerzo
hacia levantar las sanciones proviene de legisladores en muchos casos a
los extremos del espectro político y por diversas razones, pero los
demócratas y republicanos del centro "no están a favor de levantar las
sanciones".

"Quizá haya espacio para suavizar las reglas que tengan que ver con las
visas para familiares, viajes, el envío de dinero o de apoyo a
organizaciones de activistas", concluye el especialista.

http://www.laopinion.com/primerapagina/?rkey=00000000000001072240

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