Posted on Wed, Jun. 28, 2006
Etanol para el postcastrismo
JORGE SALAZAR-CARRILLO
Por segundo año consecutivo Cuba producirá sólo 1.3 millones de 
toneladas métricas (tm) de azúcar y exportará 600,000 tm netas, ya que 
tendrá que importar la mayor cantidad del dulce en su historia para 
cumplir compromisos perentorios. Ya en la zafra del 1907 Cuba produjo 
casi 1.5 millones de tm. Y las exportaciones netas fueron de 811,000 tm 
al comenzar la república en 1902. Todo ello con una población que 
representaba alrededor del 15 por ciento de la actual.
Este desplome ha afectado grandemente la economía de la isla, a pesar de 
que las mañosas estadísticas que publican las agencias de la 
Organización de Naciones Unidas no lo reflejen así, ya que tienen que 
aceptar las que les envían sus jefes (los países miembros). Por 
supuesto, los medios noticiosos se hacen eco de las mismas. El sector 
azucarero siempre representó, al menos, el 25 por ciento de la economía 
cubana, habiendo llegado a casi el 35 por ciento en el periodo especial 
de los subsidios marshallianos del bloque soviético. ¿Quién pudiera 
creer, sin anteojos de colores, que una contracción de alrededor del 80 
por ciento en este complejo productivo en los últimos 15 años, y 
alrededor de 60 por ciento en los postreros 5, no haya hecho caer pari 
passu el producto interno bruto (PIB) de Cuba?
El PIB mide la producción, y hay que acompañarlo con cifras de cantidad. 
Citemos algunas. El área plantada se ha reducido a casi la mitad desde 
1991. Algo más ha bajado el rendimiento de caña por hectárea. La yerba 
mala cubre más del 15 por ciento del área cultivada. El transporte de la 
caña está en crisis, con las importaciones de petróleo habiéndose 
reducido a la mitad, lo que también ha afectado las operaciones en campo 
y central. (El suplemento soviético era tan grande, que durante algunos 
años en la década de 1980, Cuba exportó más petróleo que azúcar, en 
términos de valor.) Las labores de limpieza, mantenimiento y reparación 
se han reducido drásticamente por falta de piezas de repuesto. Y el 
rendimiento de azúcar por caña molida descendió un 25 por ciento.
Pero el efecto multiplicador socioeconómico del sector azucarero es aún 
mayor. Existen centrales en más del 70 por ciento de los municipios en 
la isla. Los mismos representan la tercera parte de la capacidad 
industrial cubana. El extenso sistema de transporte por ferrocarril y 
terminales marítimas cubanas, estaban estrechamente ligadas a la 
exportación de azúcar. Cerca de medio millón de trabajadores cumplían 
sus tareas en este complejo agroindustrial. Y en el se apoyaban los 
sistemas financieros, comerciales, distributivos y de servicios 
educacionales, medicinales y sociales de Cuba, etc. ¿Quién pudiera creer 
que el níquel y el turismo, concentrados en escasos y alejados polos, y 
con su actividad estancada, pudieran compensar por la extensa debacle 
azucarera?
Sin embargo hay esperanza para los productores azucareros cubanos y para 
el país. En 1994 la firma Archer Daniels Midland (ADM) visitó Cuba y 
propuso la conversión de gran parte de la producción cubana, entonces de 
cuatro millones de tm de azúcar crudo, a la generación de etanol. En esa 
época los precios del petróleo estaban mucho más bajos y había dudas 
sobre si el producto sería competitivo. En un artículo que publicáramos 
en este diario hace algunos años dijimos que la competitividad del mismo 
suponía un precio de al menos $40 el barril de crudo. ADM basaba sus 
cálculos más favorables en los precios del etanol en California, que ha 
mantenido los mayores niveles de protección al medio ambiente en los 
Estados Unidos, y que podría importar a través de México, aprovechando 
el tratado de libre comercio que recién habían firmado estos dos paises. 
Este esquema fracasó por la Ley Helms-Burton.
Pero en la Cuba de libre empresa del futuro, la única que haría 
asequible un crecimiento económico, el etanol llegaría a Estados Unidos 
directamente sin pagar tarifas aduaneras por las preferencias a los 
países del Caribe, que están muy lejos de cubrir sus cuotas. Y a muy 
bajos precios CIF en puerto norteamericano, porque la conversión es más 
barata que la maicera, y el costo de transporte muy competitivo. Esto 
ayudaría también a resolver los cuellos de botella que tiene actualmente 
Cuba en su producción de azúcar, que por su grado de mecanización y 
largura necesita del carburante (que ya allí se utilizaba como 
combustible de automóvil al nivel de la Primera Guerra Mundial). Por 
otro lado, los brasileros nos han mostrado cómo flexibilizar la 
producción de azúcar versus etanol, dependiendo de los precios 
relativos. Cuando el precio del dulce sube relativamente (como ahora que 
el valor de la tm está prácticamente parejo con el del petróleo), los 
centrales podrían producir más azúcar y menos etanol. Y viceversa.
http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/14915563.htm
 
 
No comments:
Post a Comment