Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) – Recuerdo a mis hijos cuando
salían sofocados de la escuela, con la pañoleta de la Organización de
Pioneros amarrada a la maleta de los libros. En la primera oportunidad
se libraban de ella, porque aquella tela de nylon de color rojo amarrada
al cuello, no la soportaban.
Han transcurrido cincuenta años de castrismo militar y todavía los niños
cubanos, desde el preescolar, están obligados no solamente a llevar
puesta la pañoleta como pioneros "moncadistas", sino además, jurar a
grito pelado antes de entrar al aula, que serán como el guerrillero
argentino Ernesto Ché Guevara, cuando sean grandes.
No es de extrañar entonces que miles de cubanos, con ideologías
diferentes, enviaran a sus hijos a países democráticos, como ocurrió por
ejemplo, en el éxodo de 1960, conocido como Operación Peter Pan,
organizado por la Iglesia Católica. Gracias a esa operación 14 mil niños
salieron de Cuba hacia Estados Unidos.
En días pasados el señor José Juan Ortiz, representante en Cuba del
fondo de Naciones Unidas para la Infancia -UNICEF-, expresó a través de
la prensa estatal que la realidad cubana, con relación a los derechos
del niño, es un verdadero ejemplo para otros países, y elogió que, por
voluntad política, pudiera protegerse a los más pequeños.
Me pregunto si Ortiz está de acuerdo en que una persona, desde su más
temprana edad, deba estar politizada para el resto de su vida; si está
de acuerdo con las palabras del Comandante dictador cuando ordenó desde
la tribuna que sus hijos y los hijos de todos los cubanos de la isla se
educaran en el espíritu de Ché.
¿No se trata acaso de una ideología impuesta? ¿No es absurdo convertir
las escuelas en talleres de fabricar hombres y mujeres como Ernesto
Guevara, iguales en personalidad, carácter e ideas?
Malograda su subversiva misión política Ché fue muerto en Bolivia. Fue,
sin duda, un fracasado. Decir que nuestros niños deben seguir su ejemplo
es cruel.
El futuro de Cuba es impredecible. El que se sienta dueño de ese futuro
se equivoca. El hecho de que jóvenes, casi niños, escapan diariamente
del país en busca de libertad, demuestra que vivimos en un mundo de
mentiras que se deshacen como hilos de telarañas.
Indigna ver cómo en La Habana, precisamente en la Fortaleza de La
Cabaña, donde el Ché ordenó fusilar a tantos cubanos en 1959, tuvo lugar
recientemente el acto de ingreso de setenta niños de la escuela Héroes
de Girón, a la Organización de Pioneros. En dicho acto, Liudmila Álamo,
segunda secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas, dijo: "En los 140
mil pioneros de nuevo ingreso tenemos el relevo y el compromiso para
prepararlos en lo político y lo ideológico, para que sean ejemplo de
revolucionarios, como pidió Fidel".
A cientos de miles de padres que viven en la isla y que no son
comunistas, les gustaría saber si el experto de la UNICEF tuvo en cuenta
esta triste realidad cuando confeccionó su informe Progreso para la
Infancia.
Cuba: Niños políticos (22 October 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/octubre09/22_C_5.html
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