La hermana de Fidel Castro exiliada en Miami, sugirió al gobierno 
estadounidense que arrestara a los activistas anticastristas cubanos 
que, a fines de la década de los 60, promovían ataques armados y 
desembarcos clandestinos en la isla.
La sugerencia fue hecha en una reunión, de 20 minutos, que Juanita 
Castro mantuvo en 1969 con el entonces representante del departamento de 
Estado, Matthew Smith según un documento de esa dependencia hecho 
público recientemente.
     No hizo la petición directamente pero fue la parte central de la 
conversación
El 29 de diciembre de ese año, Juanita apareció "sin avisar antes" en la 
oficina de Smith en Miami, y "lanzó una diatriba contra la política de 
Estados Unidos", y acusó a Washington de amenazar con el arresto de 
todos los exiliados que promovían expediciones armadas a la isla, 
después que por años, los "alentó, ayudó y asistió" a realizar acciones 
violentas contra Castro, escribió Smith en su informe.
Ambos discutieron las divergencias de opinión durante unos minutos hasta 
que, al parecer, el funcionario logró convencerla de las razones del 
gobierno estadounidense para impedir las expediciones violentas contra Cuba.
"La señorita Castro cambió entonces abruptamente su línea de 
pensamiento" y "recordó las 'promesas' públicas que hechas por 
organizaciones como RECE y Alpha 66 de 'desembarcar hombres en Cuba 
antes del fin de 1969'", al tiempo que subrayaba el firme compromiso de 
muchos exiliados en derribar a su hermano, aunque Fidel Castro había 
ejecutado a los sobrevivientes de un desembarco, al parecer, días antes.
La sugerencia
Juanita puntualizó también, acorde con el documento, que los miembros 
[del RECE y Alpha 66] habían hecho del desembarco en la isla, "una 
cuestión de honor".
"Fue entonces cuando ella llegó a lo que parece ser la razón de su 
visita: sugerir que las agencias policiales del gobierno estadounidense 
debían arrestar esas personas antes de que ellas vayan (a Cuba)", 
escribió Smith. Y entre paréntesis, añadió: "Ella no hizo el pedido 
directamente pero fue, sin duda, la parte central de su argumento".
Smith le preguntó si estaba dispuesta a entregar al gobierno 
estadounidense los nombres y pruebas necesarias para llevar a cabo los 
arrestos, una vez que "para arrestar una persona, primero tiene que 
haber una violación de la ley, pruebas, etc.".
"La señorita Castro dijo que lo pensaría, que intentaría convencer a los 
que estaban envueltos [en las expediciones] de que esa era la única 
forma honorable de escapar de su dilema, y nos contactaría más tarde", 
según el reporte de la conversación, que Smith envió a sus superiores en 
Washington.
Al final del encuentro, "ella repitió que estaba muy ansiosa de 
asegurarse que esos 'bravos hombres' tan determinados a llegar a Cuba 
antes del primer de enero de 1970, no 'echaran a perder sus vidas en un 
gesto inútil y romántico'", según Smith.
     El Kremlin exigió a la Casa Blanca que cancelara el apoyo a los 
anticastristas
El informe de Smith forma parte del legajo de documentos archivados en 
la biblioteca del presidente Richard Nixon, fue desclasificado el año 
pasado y publicado a fines de agosto por la oficina del historiador del 
Departamento de Estado.
Hasta ahora el gobierno estadounidense no ha hecho público otro 
documento relacionado con la conversación de Juanita Castro con Matthew 
Smith, por lo cual no se sabe si ella llegó alguna vez a proporcionar a 
las autoridades, los nombres de los exiliados envueltos en las 
expediciones armadas.
La hermana del ex presidente cubano desertó en Ciudad México en junio de 
1964 y llegó a Miami cuatro meses más tarde.
A finales de los años 60 y principio de los 70 del siglo pasado, la 
confrontación armada entre los exiliados cubanos afincados en el sur de 
la Florida y el gobierno de Fidel Castro, se encontraba en uno de sus 
momentos más altos.
Los desembarcos clandestinos y los sabotajes en la isla eran 
prácticamente diarios y el gobierno de Nixon decidió intentar impedir 
esos actos a partir de territorio estadounidense, aunque sin gran éxito. 
Según las leyes, está prohibida la organización de una expedición armada 
contra un tercer país a partir de territorio estadounidense.
La organización anticastrista cubana RECE ya no existe y esta semana fue 
imposible localizar un portavoz de Alpha 66, otra entidad de exiliados 
cubanos que se encuentra prácticamente desactivada.
El amigo de Juanita
Uno de los grandes amigos de Juanita Castro en ésa época fue Salvador 
Lew, un abogado cubano de origen judía que, cuando la hermana del ex 
presidente cubano llegó a Estados Unidos en octubre de 1964, se 
convirtió en su consejero personal para asuntos políticos, a punto de 
acompañarla en giras de propaganda anticastrista por el país y el 
extranjero, audiencias en el congreso y conferencias de prensa.
En una conversación hoy con elmundo.es, Lew recordó que Juanita "fue mal 
recibida en Miami porque aquí los cubanos no la querían por ser hermana 
de quien es". Pero también cree que, muchos de los que la atacaron e 
insultaron en esos días, "fueron agentes que Fidel mandó para acá 
precisamente para hacer eso mismo, desacreditarla".
"Su deserción fue el golpe publicitario más duro que se le dio a Fidel", 
afirmó.
Pese a que la acompañó activamente en los primeros años tras su llegada 
a Miami, Lew no recuerda la conversación de Juanita con Smith. Sin 
embargo, se acuerda que "en esa época los ataques a Cuba eran diarios. 
Yo siempre estuve a favor de ellos".
Lew insistió en que Juanita, "siempre fue muy conciliadora con todo el 
mundo" aunque, "no creo que ella haya hecho esto", dijo, mirando hacia 
una copia del informe de Smith.
Para el abogado, su amiga es una mujer que "siempre fue muy pro cubana y 
lo sigue siendo", que al hablar de su país de origen, suelta "una gran 
emoción que arrastra la gente, porque es muy gráfica".
El Miami cubano se encuentra envuelto en una intensa polémica desde el 
lunes, cuando Juanita Castro lanzó su libro de memorias "Fidel y Raúl, 
mis hermanos: la historia secreta". La controversia central radica en la 
confirmación que hace de haber trabajado para la Agencia Central de 
Inteligencia (CIA) entre 1961 y 1964, estando aún viviendo en La Habana.
En el libro, Juanita Castro dijo que se sintió "traicionada" por el 
gobierno norteamericano en 1969, cuando le pidieron que moderara sus 
declaraciones anticomunistas, que profería frecuentemente en esa época. 
Tras asumir Nixon la presidencia, dos hombres la visitaron en su casa, y 
la conminaron a cambiar sus comentarios. Era la época en que el Kremlin 
exigió a la Casa Blanca que cancelara el apoyo a los anticastristas, si 
quería mejorar las relaciones.
"Queremos que comience a hacer declaraciones totalmente opuestas a lo 
que hasta ahora ha hecho. Por ejemplo, debería declarar que el comunismo 
no está amenazando a América Latina", reveló la hermana del ex 
presidente cubano. Según Juanita la petición fue la "segunda traición" 
que sufrió. La primera, cuando su hermano decidió darle un giro total a 
la sociedad cubana.
La hermana de Fidel Castro sugirió el arresto de líderes anticastristas 
| Cuba | elmundo.es (28 October 2009)
http://www.elmundo.es/america/2009/10/28/cuba/1256763426.html
 
 
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