2009-10-20. Diario ABC, España, Lunes 19-10-09
ABC, España
(www.miscelaneasdecuba.net).- EL ministro de Asuntos Exteriores realiza
una nueva visita oficial a Cuba con la intención de reforzar las
relaciones con la dictadura y en la que, de nuevo, tampoco verá a los
disidentes de la isla. No resulta muy convincente rasgarse las
vestiduras apelando a los principios democráticos y retirar ruidosamente
al embajador en Honduras cuando, al mismo tiempo, se sonríe de forma
entusiasta a un régimen que hace medio siglo que no ha convocado una
elección ni ha tolerado la menor crítica.
En su día, el Gobierno socialista adujo que la política de contactos con
los disidentes democráticos no había producido ningún resultado, lo cual
es falso: para el castrismo representaba una amenaza colosal porque esos
disidentes son la prueba incontestable de que en Cuba hay una dictadura.
Ningún gobierno debería avergonzarse de reconocer con un apretón de
manos en público el esfuerzo de los que trabajan pacíficamente por la
democracia.
La recepción del 12 de octubre de 2003 en la Embajada de España en La
Habana -a la que fueron invitados con honores aquellos que defienden la
libertad y los Derechos Humanos- fue uno de los desafíos políticos más
peligrosos que ha vivido la dictadura, y el cambio promovido por el
Gobierno socialista en la Unión Europea representó por ello un bálsamo
salvador para los Castro. Es más, Moratinos no puede negar que esa
política de sonrisas que ha mantenido el Gobierno socialista en los
últimos cinco años no ha hecho cambiar ni un centímetro al régimen
cubano o, si acaso, ha contribuido a consolidar a una dictadura agonizante.
Moralmente se trata de una opción que no se corresponde con las
aspiraciones de la mayoría de la sociedad española, que hace tiempo que
se dio cuenta de que detrás del rancio discurso «revolucionario» y
«antiimperialista» de los Castro no hay nada más que miseria y opresión
para los cubanos. En estos años de complacencia española, la dictadura
ha defenestrado a aquellos personajes del régimen por los que apostaba
el Gobierno como una posible válvula de apertura.
La forma en la que fueron destituidos Carlos Lage y Felipe Pérez Roque,
copiada de los manuales estalinistas, debiera haber servido para aclarar
las ideas del ministro acerca de los verdaderos planes del régimen con
el que quiere tener buenas relaciones: resistirse a los cambios y
permanecer en el poder a toda costa, ahora con la inestimable ayuda de
Hugo Chávez.
La dictadura ha logrado durante décadas mantener aislados a los
disidentes, acusándolos de ser agentes de Estados Unidos para confundir
la represión con una política basada en la confrontación permanente.
Pero hoy no hay duda de quiénes son y qué quieren los que se enfrentan
al régimen: se las arreglan para expresarse a través de internet,
reciben premios internacionales incluso en el Parlamento Europeo y han
suscitado un sentimiento de merecido respeto en todo el mundo.
Si Moratinos quiere defender de verdad los intereses de España, tendría
que darse cuenta de que un día no muy lejano serán los disidentes que él
evita los que estarán al frente de una Cuba democrática, y que aquellos
que hoy le estrechan la mano pasarán al ostracismo y el olvido.
MORATINOS Y LA DEMOCRACIA EN CUBA - Misceláneas de Cuba (20 October 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=23765
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