Al servicio de Cuba
FERNANDO OCHOA ANTICH |  EL UNIVERSAL
domingo 29 de septiembre de 2013  12:00 AM
Esta frase es demasiado débil para plantear nuestra tragedia. En verdad, 
deberíamos decir: Venezuela, sumisa ante Cuba. No es fácil de explicar 
el fenómeno histórico que vive nuestro país. Se puede, quizás entender 
si recordamos el enfrentamiento entre la naciente democracia venezolana 
y el régimen castrista. Ese enfrentamiento se resume en el choque de dos 
fuertes personalidades: Rómulo Betancourt y Fidel Castro Las 
consecuencias, dolorosas para Venezuela: los partidos de izquierda 
radical tomaron el camino de la insurrección armada apoyados por el 
régimen castrista. Su objetivo: controlar el petróleo venezolano. Su 
respaldo: armamento y entrenamiento militar. En conclusión, Cuba 
invadió  Venezuela para ser derrotada militarmente después de grandes 
sacrificios.
De manera sorprendente, la guerra no concluyó en la década de los 
sesenta. Fidel Castro mantuvo su objetivo de controlar a Venezuela y a 
su petróleo. Se aprovechó de la debilidad de los partidos políticos para 
influir ideológicamente en nuestra juventud en los liceos y 
universidades. Logró también penetrar los institutos militares y las 
Fuerzas Armadas. Su mejor expresión fue Hugo Chávez. El golpe militar 
fracasó en pocas horas, pero los errores políticos de 1998 le 
permitieron alcanzar el poder. A partir de ese momento, controló 
totalmente el poder del Estado venezolano para ponerlo al servicio de la 
Revolución Cubana, con la finalidad de tratar de salvarla. En ese 
esfuerzo, lo único que logró fue también destruir a Venezuela.
El proyecto de Hugo Chávez, inspirado por Fidel Castro, era de una 
eficiencia implacable: controlar las instituciones políticas y los 
medios de comunicación, destruir la burguesía nacional, penetrar PDVSA y 
la Fuerza Armada. El error fundamental, confundir la idiosincrasia 
venezolana con la cubana, sin considerar nuestra manera de ser, la 
tradición democrática, el origen electoral del régimen y los hábitos de 
consumo. Hugo Chávez, en cierta forma, logró superar estos obstáculos 
utilizando su carisma, los altos precios petroleros y su total falta de 
escrúpulos, pero fracasó en su ambición de controlar totalmente nuestra 
sociedad. Nunca lo logró. Durante estos  catorce años, amplios sectores 
sociales han mantenido una permanente oposición al régimen chavista, con 
éxitos indiscutibles.
El predominio cubano se ha manifestando de distintas maneras. No me 
refiero a la inaceptable permanencia de sus nacionales en nuestras 
instituciones fundamentales, sino al control absoluto que tienen los 
Castro de nuestros objetivos nacionales. Las consecuencias están a la 
vista. Un buen ejemplo fue la escogencia de Nicolás Maduro como heredero 
de Hugo Chávez. Su personalidad no tiene ni la fortaleza necesaria ni 
los méritos requeridos. Para colmo, ahora ha surgido el señalamiento 
público de que su nacionalidad es colombiana. Pasan los días, y su 
negativa a presentar la documentación requerida compromete, aun más, la 
legitimidad de su gobierno. Es muy difícil que los Castro no conocieran 
de este problema. Privó su compromiso con la Revolución Cubana.
Analicemos ahora la inmensa crisis económica que enfrenta Venezuela. No 
soy un especialista en el tema, pero  su origen no es difícil de 
determinar: sostener equivocadas políticas económicas durante catorce 
años. Sus  consecuencias más graves: creciente endeudamiento nacional, 
quiebra de PDVSA, destrucción del aparato productivo nacional, escasez 
crónica de divisas e indetenible inflación. Una de las tantas razones 
que ha conducido a Venezuela al colapso: sostener la factibilidad de la 
economía cubana mediante el subsidio petrolero para evitar una crisis 
política que hubiera comprometido la estabilidad del gobierno castrista. 
Un segundo motivo, el crecimiento indetenible de la corrupción en los 
crecientes y desordenados gastos de la administración pública.
Nuestra política exterior ha perdido su tradicional independencia al ser 
orientada a satisfacer, en estos últimos años, los intereses del Foro de 
Sao Paulo. Veamos dos ejemplos: el rumor existente de una posible firma 
de un acuerdo entre Venezuela y Colombia para explotar conjuntamente 
yacimientos petroleros en el golfo de Venezuela, sólo puede entenderse 
si se trata de favorecer al gobierno de Juan Manuel Santos para limitar 
las posibilidades políticas de Álvaro Uribe. Las recientes declaraciones 
de Nicolás Maduro, durante su viaje a Guyana, que comprometen las 
posibilidades de lograr una solución práctica de la controversia como lo 
establece el Acuerdo de Ginebra, sólo pueden explicarse si se acepta que 
nuestra política en el Caribe está supeditada a los intereses cubanos.
fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich
Source: "Al servicio de Cuba - Opinión" - 
http://www.eluniversal.com/opinion/130929/al-servicio-de-cuba
 
 
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