Cuba: sociedad civil pide reconocimiento a la OEA
En la isla, no existe la libertad de asociación. Por eso, doscientos
cubanos enviaron una nota con sus firmas al organismo internacional en
busca de la legitimidad y protección que el régimen les niega
Son ex presos políticos, críticos del castrismo, periodistas que quieren
trabajar sin censura, blogueros que han abierto un espacio de
información libre; viven y trabajan en La Habana, Santa Clara, Camagüey;
y dan la cara. Firman, con nombre, apellido y número de documento, una
nota a la Organización de Estados Americanos para reclamar que,
''mediante un reconocimiento especial de la OEA a los grupos que
integran el movimiento cívico cubano", el organismo deje "de extender
sobre éstos la actual ilegalidad" que el "régimen antidemocrático (de
Cuba) les impone a través de su normativa represiva de las libertades
civiles y políticas más elementales''.
Entre los firmantes se encuentra Guillermo Fariñas (foto, arriba,
derecha), célebre por sus huelgas de hambre a favor de la liberación de
los disidentes encarcelados; también la bloguera Yoani Sánchez (foto,
abajo, derecha); Laura Pollán, integrante de las Damas de Blanco; la
abogada Laritza Diversent (foto, arriba, izquierda), que traza un
interesante retrato de la sociedad cubana en sus posts sobre el impacto
de la legislación en la vida cotidiana; además de otros críticos del
régimen, como Oscar Espinosa Chepe, Dagoberto Valdés y Elizardo Sánchez.
Este pedido al organismo interamericano fue, en realidad, una iniciativa
del Proyecto Puente Democrático, motorizado por el Centro para la
Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), que el 13 de abril
pasado envió una nota a la Secretaría de Relaciones Externas de la OEA
con copia de una carta dirigida a su secretario general, el chileno José
Miguel Insulza. En esa comunicación, se recomendaba al organismo "que
los Estados miembros instruyan a sus representaciones diplomáticas en La
Habana que cumplan en las sedes de sus embajadas con el artículo 1° de
la Carta Democrática Interamericana brindándoles reconocimiento,
protección y acceso a Internet a los integrantes del movimiento cívico
cubano que promueven pacíficamente una apertura política en su país y
que son víctimas de la inseguridad personal que genera un Estado que a
través de su normativa legal penaliza expresamente el ejercicio de las
libertades civiles, políticas y económicas''; y que ''mientras el
gobierno de Cuba les niega a sus ciudadanos el derecho a la libertad de
asociación, la OEA debería contemplar la participación de la sociedad
civil cubana ante el organismo''.
Hasta ahora, la única respuesta de la OEA ha sido acusar recibo de la
nota a través de una misiva sin firma dirigida al director del CADAL:
''Señor (Gabriel) Salvia: En nombre de la doctora Irene Klinger,
Directora del Departamento de Asuntos Internacionales de la Organización
de los Estados Americanos (OEA), nos es grato saludarle y agradecer su
comunicación, la cual responderemos en los próximos días''. Cuatro meses
después, la solicitud sigue sin respuesta.
Cabe señalar que el estatuto de la OEA prevé que el organismo puede
otorgar un reconocimiento a las organizaciones de la sociedad civil de
sus Estados miembros con la única condición de que éstas sean legales.
Se podrá argumentar, en este caso, que Cuba no es miembro de la OEA y
que las organizaciones a las cuales pertenecen los firmantes cubanos de
la iniciativa, como las Damas de Blanco, la Coordinadora Nacional de
Presos o el Arco Progresista, aunque no totalmente clandestinas, tampoco
son legales en ese país.
Pero ambos pretextos son relativos. El primero, porque la OEA se
apresuró hace un tiempo a anunciar con bombos y platillos que Cuba podía
volver al organismo del cual fue expulsada en los años 1960 cuando
quisiera y sin ningún tipo de condición. El segundo, porque el estatuto
de la organización incluye una cláusula democrática que la isla
castrista está a años luz de cumplir; pero que el régimen cubano no
cumpla con los estándares de la democracia no significa que la sociedad
civil no lo haga. De hecho, muchas de las asociaciones que en
condiciones de precariedad intentan abrirse camino en el país caribeño
son un germen de democracia y seguramente jugarán un papel muy
importante cuando se inicie la apertura política que necesariamente
deberá tener lugar un día.
http://america.infobae.com/notas/32488-Cuba-sociedad-civil-pide-reconocimiento-a-la-OEA
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