Mantener una corresponsalía por tantos años en La Habana requiere mañas
de equilibrista.
Rolando Cartaya/ Especial para martinoticias 28 de septiembre de 2011
El amigo Ernesto Hernández Busto llamó hace poco "villano mutante" al
corresponsal en La Habana de BBC Mundo, el uruguayo aplatanado Fernando
Ravsberg. Presiento que el editor de Penúltimos Días implica en el
epíteto los abruptos virajes de palo para rumba a que nos tiene
acostumbrados el periodista, tanto en sus reportajes para la BBC, como
en sus posts para el blog Cartas desde Cuba.
Uno puede encontrar en la cosecha de este colega análisis memorables de
la realidad económica de la isla, como uno que hizo del poder
adquisitivo del cubano, desangrado por el Impuesto de Valor Agregado más
alto del mundo. Y también puede hallar una olvidable colección de
coletazos contra la oposición y el exilio cubanos, no muy diferentes de
los que lanza Granma. Y reportajes donde no reportó aspectos clave de
lo que vio.
Hay que decir a su favor que mantener una corresponsalía por tantos años
en La Habana requiere mañas de equilibrista; que por ello Ravsberg ha
sido también criticado desde los medios procastristas; y que ha sido uno
de los pocos corresponsales extranjeros singularizados –en dos
ocasiones-- por la furia de Fidel Castro.
En esta reseña vamos a ver a Ravsberg no en en su faceta de Mister Hyde,
sino en la del Doctor Jekyll. El hombre ha tratado de ahondar en los
problemas de la agricultura cubana y ha encontrado que una gran parte de
esos problemas son subjetivos, tienen que ver con las personas que
supervisan desde el nivel central, y las que gestionan un poco más
abajo, ese sector devenido problema de seguridad nacional a golpe de
caprichos, torpezas y prohibiciones.
El no lo dice, pero se desprende de las entrevistas, bien preparadas,
por cierto, que les hizo al viceministro de Agricultura Ramón Frómeta y
el responsable nacional de la entrega de tierras ociosas, Pedro Olivera.
El corresponsal le preguntó al viceministro por qué creen los
agricultores privados --que según el mismo funcionario aportan hoy más
del 50 por ciento de la mayoría de las producciones agrícolas del país--
que las normativas del MINAGRI son el principal obstáculo al desarrollo
de la agricultura en el país. "Cada cual quisiera hacer lo que quiera,
pero (…) hay que regirse por las leyes y las instituciones estatales",
dijo el viceministro.
Acerca de la prohibición de construir viviendas en las tierras en
usufructo, Frómeta dijo que debería autorizarse con un nuevo decreto
ley, y remató: "Esas son las cosas que tenemos que perfeccionar", (como
si el actual sistema sólo necesitara un poquito de afinación).
La respuesta a la pregunta de por qué tardaron ocho meses en darse
cuenta de que los insumos que pusieron a la venta eran demasiado caros,
pese a que en todo el país sólo se compraron en ese tiempo siete por
mes, fue que creyeron que iban a vender más, y que tienen que proceder
lentamente porque no pueden cometer errores.
En cuánto a por qué no se permite que los guajiros acepten donaciones
tractores y otra maquinaria del exterior, el vice titular del MINAGRI
dijo que en el país hay una política de importación que hay que respetar
y que no sería consecuente con la disciplina permitir que todo el que
quiera importe. (La disciplina es primordial; los estómagos pueden esperar)
Frómeta por lo menos asumió responsabilidad por las pérdidas de cosechas
en el campo, que los campesinos atribuyen a un sistema de acopio y
distribución totalmente ineficiente.
En cuanto a las tierras ociosas, el funcionario a cargo, Pedro Olivera,
admitió que tienen atrasos en más de 2 mil expedientes, y lo atribuyó a
falta de personal especializado. Sin embargo, Ravsberg, al principio del
reportaje, señala que la agricultura tiene 1 millón 200 mil empleados, y
que la tercera parte son funcionarios no vinculados a la producción.
Olivera adelantó que los usufructuarios de tierras pueden esperar una
eliminación del límite de 10 años en el usufructo, una solución a lo de
la vivienda, y permisos para que sus familiares trabajen con ellos. Por
supuesto, no dio plazos, pero por lo menos no recurrió al escurridizo
"Estamos trabajando en eso, compañero Ravsberg"
El corresponsal corona su entrevista con dos preguntas que apuntan no
sólo a estos dos cuadros del partido disfrazados de gerentes, sino a sus
supervisores: "¿Cómo puede avanzar la agricultura si dan tierras y no
venden equipos y herramientas?"
"Eso –dijo Olivera-- está en dependencia de las posibilidades económicas
del país. Nosotros adoptamos la medida de rebajar los precios de los
insumos, que por supuesto van a ser siempre insuficientes. El productor
nuestro va a seguir muy limitado". (Sí, pero de aceptar donaciones del
exrtranjero, nada)
Y por último, la de los 64 mil, o más exactamente, la de los mil 500
millones, que es lo que cuesta cada año importar los alimentos que el
país no produce: "¿No sale más barato vender los insumos que seguir
importando alimentos?
"Por supuesto que sí pero es un crecimiento gradual. Nosotros arrancamos
hace tres años y nunca imaginamos que 146.000 personas iban a estar en
la tierra, superó las expectativas. Pero la carencia de insumos seguirá
marcando y lastrando el proceso".
O sea, que mientras la ideología siga siendo el principio rector de la
agricultura, habrá que seguir arando la tierra con bueyes y comprando en
el extranjero desde el arroz y los pollos del arroz con pollo hasta el
ajo y las cebollas para sazonarlo ¡Con tanto cebollón y ñame con
guayabera dándose vida de dirigente!
http://www.martinoticias.com/noticias/cuba/Doctor-Rasverg-and-mister-Hyde-130726283.html
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