Moisés Leonardo Rodríguez
LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Falta de empleo, malas
condiciones laborales cuando lo hay, insuficientes salarios y
limitaciones familiares, llevan a muchos cubanos al mercado informal.
Este es el caso de los vendedores de yogurt, residentes en el municipio
Mariel, provincia Habana.
Estos comerciantes informales, en su mayoría mujeres, son reprimidos a
pesar de que satisfacen una demanda que valida su actividad. Cada
madrugada parten del municipio Mariel cargando mochilas con yogurt en
pomos plásticos. Cada uno tiene sus clientes fijos en los barrios de la
ciudad, separados en ocasiones por muchas cuadras que deben recorrer a pie.
Algunos compradores son personas con ancianos y niños a su cargo, que
requieren de este alimento como única opción ante el rechazo a otros
productos lácteos. Residen la mayoría en Santa Fe, Jaimanitas, Marianao
y Miramar.
Los intermediarios compran el yogurt a los productores a 11 pesos el
litro y medio, y lo venden a 20. La leche para la elaboración del lácteo
proviene de vacas de propietarios particulares.
La oferta estatal se realiza en pocos establecimientos, no es permanente
y se vende a 5 cuc el litro y medio, el de sabores; y a 3.50 el natural.
Con frecuencia los policías realizan redadas en las paradas, y registran
los transportes en que viajan los vendedores. Cuando encuentran lo que
consideran mercancía ilegal, la decomisan e imponen multas elevadas.
También levantan actas de advertencia.
Algunos comerciantes, arrestados en más de una ocasión, han cumplido
sanciones de tres meses y hasta un año, sin internamiento.
Durante las redadas, algunos esconden las mochilas entre los matorrales,
o no admiten ser los propietarios durante los registros en los ómnibus.
Es un modo de evadir las multas, aunque no el decomiso.
En ocasiones, algunas policías han solicitado a las mujeres favores
sexuales a cambio de hacerse los de la vista gorda. Una de ellas aseguró
a este reportero: "Los policías de Santa Fe nos han obligado a botar el
yogurt en cuevas de cangrejos delante de otros detenidos". Otra afirmó:
"Los hay que se quedan con lo que ocupan y nos dejan ir sin multarnos.
Eso se llama corrupción".
No se ha conocido de algún consumidor que haya sufrido daños por la mala
calidad o higiene del yogurt.
Mientras los medios oficiales dan cuenta de productos del agro perdidos
por los ineficientes mecanismos de distribución estatales, los
vendedores informales, que satisfacen la demanda con eficiencia y sin
delinquir, son reprimidos.
El gobierno cubano, al inhibir la capacidad de los ciudadanos para
comerciar libremente, empobrece más el nivel de vida de la población.
corrientemartiana2004@yahoo.com
Cuba: Vendedores de yogurt (12 October 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/octubre09/12_C_3.html
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