Publicado el 10-21-2009
¿Perestroika en Cuba?
Por Hernán Yanes
El cubano promedio parece haber recibido como balde de agua fría las
advertencias de Ramiro Valdés y Lázaro Barredo sobre la inminente
eliminación de remanentes subsidios y llamadas "gratuidades indebidas"
en Cuba. La desaparición de estas es presentada como el "camino
correcto" para ganar "racionalidad" en el uso de los recursos del
Estado. Pero no se prevén medidas de compensación o estas son
ostensiblemente insuficientes para el mazazo que el régimen castrista se
apresta a descargar sobre la población.
Por ejemplo, la extinción de los comedores obreros fue iniciada a
comienzos de mes en los ministerios de la esfera económica. El
estipendio diario de 15 pesos en moneda nacional por trabajador presente
puede paradójicamente llegar a superar el salario nominal mensual. Pero
no garantiza siquiera un almuerzo medianamente decente ante los altos
precios de las cafeterías del Estado o las ofertas de los expendedores
privados.
Asfixiada por la falta de flujo de caja y crecientes deudas
internacionales la cúpula gubernamental ha optado por quitarse de encima
la carga económica que constituyen los comedores obreros, pero estaría
complicado aun más el grave problema de alimentación de la mayoría de la
población.
Lo que técnicamente pudiera calificar como terapia castrista de choque,
amenaza además arrasar cual tsunami social, con la libreta de
abastecimientos. Por consiguiente, se acabaría el perentorio respiro que
la cuota representa para los sectores más vulnerables. Para quienes
dependen de los bajos salarios promedio y de pensiones en una moneda
nacional desvalorizada. Los jubilados, las personas de la tercera edad,
las madres con hijos menores. Aquellos para quienes el maltrecho
suministro de granos, arroz y azúcar constituye garantía mínima de
sobrevivir el primer tercio de cada mes, en tanto se adivina como luchar
el resto.
Y los que no forman parte del generalato raulista, del aparato
partidista y gubernamental; la generalidad de los cubanos de a pie, gran
parte de los académicos y de la intelectualidad reformista, no parece
creerse el cuento de que tales medidas vayan a resolver nada; ni a
traerles ninguna mejora, ni a trocar en más coherente un sistema que
como regla consideran fatalmente corrupto e ineficiente.
Sin embargo, en el exterior ha bastado la vaga jerga de la jerarquía
cubana sobre un modelo de "racionalidad socialista" para destapar una
olla de grillos. Analistas y observadores se debaten en disquisiciones
sobre si la jefatura raulista estuviera o no en los umbrales de
emprender reformas y hasta una versión de perestroika. Para los
optimistas, la entrega de tierras ociosas por engorrosa y demorada que
fuere constituiría el signo clave de que una apertura económica estaría
en ciernes en la Isla.
Lamentablemente quienes así opinan estarían dando una lectura epidérmica
a la política interna en Cuba. Para ilustrar con unos pocos ejemplos,
días atrás el general Ulises Rosales del Toro, ministro de Agricultura,
inauguraba la primera "Cooperativa de Producción Agropecuaria
Fortalecida" en provincia Habana. Explicaba que a la misma habían sido
subordinados los usufructuarios de tierras ociosas de la zona.
Enfáticamente proclamaba a la CPAF como el paradigma a seguir en la
agricultura cubana. Nada en sus palabras apuntaba a estimular la
descentralización y autonomía real de los productores en el sector agrícola.
Cabria añadir en apretado inventario, la decisión gubernamental de
agrupar fincas de frutales como otra "novedad" de la agricultura estatal
cubana, idénticamente marcando una tendencia a formulas centralizadoras.
Otro ejemplo seria el reemplazo de ACOPIO por unidades comercializadoras
y del Ministerio de Comercio Interior en el nivel de municipios. Sistema
que ha propiciado mayor caos en la distribución de productos agrícolas y
el aumento de las ofertas de viandas y vegetales en mal estado en los
mercados agropecuarios. Paralelamente la policía política ha reforzado
la persecución de intermediarios y vendedores furtivos.
Se habla de ciertos cambios en el subsistema de estimulación y gestión
económica. Incluirían el pago por resultados y la extensión de los
denominados precios preferenciales a producciones agropecuarias
seleccionadas por su interés para el turismo y la venta en divisas, como
el café. Últimamente, funcionarios cubanos han hecho referencia a la
posibilidad de añadir impuestos como parte del "nuevo modelo".
Pero no significa que el propósito sea remunerar a los cubanos con
salarios que verdaderamente compensen su trabajo. Ni que se les vaya a
permitir que paguen impuestos para que adquieran plenos derechos a
reclamar por el más adecuado uso de los recursos y la calidad de los
servicios. Suplementarias penalidades a quienes adquieran materiales de
construcción o acometan reparaciones de viviendas por la izquierda,
confirman que el régimen del general Castro va en dirección opuesta a la
racionalidad que pretende predicar. Porque en el mismo continua
predominando el mecanismo de freno mediante el cual un grupo de ancianos
dogmáticos e inmovilistas, sigue aferrándose al poder bajo la aun
poderosa sombra del dictador Fidel Castro.
* * *
Hernán Yanes, Analista Político
Diario Las Americas - ¿Perestroika en Cuba? (21 October 2009)
http://www.diariolasamericas.com/news.php?nid=87357
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