2009-10-21.
Elías Amor, Economista, ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- Han transcurrido algunos días desde la
visita del ministro español de exteriores Miguel Ángel Moratinos, a La
Habana y, desde entonces, cabe realizar una valoración más sosegada de
los resultados de la misma. A modo de decálogo, considero que se puede
realizar la siguiente interpretación basada en errores cometidos por
Moratinos.
Primer error: Creer que la sociedad española apoya su política hacia Cuba.
No ha habido un solo editorial, noticia, comentario o análisis en los
informativos de los medios de comunicación españoles que apoye, de forma
expresa, lo sucedido en La Habana. Más bien, todo lo contrario. Desde
hace mucho tiempo, amplios sectores de la sociedad española han perdido
cualquier esperanza de que el clan Castro pueda impulsar los cambios que
lleven a Cuba a la democracia y las libertades.
Segundo error: Creer que la UE va a secundar su iniciativa para
modificar y enterrar definitivamente la Posición Común.
Es cierto que España va a asumir la presidencia rotatoria de la UE en el
próximo mes de enero, pero, teniendo en cuenta el calado de los asuntos
que se están manejando para dicho período, no parece que el cambio de la
Posición Común forme parte del conjunto de prioridades de los 27. En
cualquier caso, la diplomacia española tendrá que hacer una gran
operación de malabarismo para conseguir que el núcleo de países
liderados por República Checa y Suecia vaya a apoyar cualquier
iniciativa de cambio en las relaciones con la dictadura castrista.
Tercer error: Creer que en Cuba existe "una nueva realidad política".
Es cierto que la sucesión de Fidel Castro por su hermano Raúl ha
introducido una serie de cambios poco reflexivos y precipitados que dan
una aparente sensación de modificación del "statu quo" existente en el
país, pero lo cierto es que se mantienen los mecanismos de represión
política, no existe espacio en los medios oficiales para la disidencia,
se persiguen las actividades de los opositores y se mantiene el control
político basado en el miedo.
Cuarto error: Creer que se defienden mejor los intereses de los
españoles en Cuba negociando con una dictadura.
Tampoco parece que los españoles piensen que la mejor política hacia una
dictadura sea la negociación poco transparente con los que mandan, sino
que el papel de los opositores y disidentes, cada vez más visible
gracias a los medios independientes, empieza a gozar de conocimiento y
simpatía entre amplios sectores de la sociedad española. Una reflexión
que también deberían realizar los empresarios españoles en Cuba, cuyos
intereses tampoco están a salvo por medio de este tipo de políticas.
Quinto error: Otorgar a la dictadura militar comunista de Cuba el rango
de una democracia en la política exterior española.
Ningún país democrático puede desarrollar una política diplomática tan
torpe como mantener relaciones con una dictadura dentro de lo que se
considera un "clima normal". Las dictaduras deberían ser una excepción,
y la obligación moral y ética de las democracias debe ser presionar a
esos gobiernos para que cambien y abran espacios políticos para el juego
plural y el respeto a los derechos humanos de sus ciudadanos. Por mucho
que la dictadura militar comunista cubana trate de transmitir una
sensación de normalidad al mundo, usando la poderosa propaganda de los
últimos 50 años, lo cierto es que aquellos que niegan a la sociedad
civil espacios para su desarrollo no merecen otra cosa que el desprecio.
Sexto error: Desatender las demandas de los presos políticos, disidentes
y sociedad civil en Cuba.
En Cuba, donde lo español ha formado parte de la esencia cultural y
social desde siempre, se espera de España mucho más que una visita
diplomática. No querer situar a los presos políticos, disidentes y
sociedad civil al más alto nivel de relaciones, no sólo es una torpeza
política en el presente, sino que está hipotecando la posición futura de
España en una Cuba democrática y libre. Es la peor herencia que los
socialistas españoles pueden dejar a las futuras generaciones de
españoles y cubanos.
Séptimo error: Rechazar el papel para España de líder e impulsor de
cambios democráticos reales en Cuba hacia la transición democrática.
Es fácil percibir que la visita de Moratinos a La Habana ha tenido una
doble agenda, de la que muy poco ha trascendido. Muchos analistas están
intentando obtener, entre líneas, conclusiones más precisas de los
acuerdos adoptados, si es que ha habido alguno. ¿Es éste el papel que
debe jugar la democracia española en el proceso de transición a la
democracia de Cuba? Evidentemente no. Transparencia, liderazgo,
exigencia ética, petición de responsabilidades, y apuesta clara por los
derechos humanos y libertades deberían ser los contenidos de la agenda
española hacia la dictadura comunista de Cuba.
Octavo error: Desarrollar una política de relaciones con Cuba a espaldas
de EE.UU.
No es posible. Y mucho menos en el momento actual en el que Zapatero
quiere "vender" una imagen de sintonía con Obama en la mayor parte de
los asuntos internacionales. Existen serias dudas de que la visita a La
Habana de Moratinos haya tenido algún tipo de conexión con las gestiones
que viene realizando la secretaría de Estado de EE.UU. en La Habana.
Basta con comparar los resultados, días atrás, de la visita de la
subsecretaria Bisa Williams a La Habana con éstos de Moratinos. Si los
dos países no son capaces de impulsar una agenda común, el régimen
volverá a ganar. Tal vez esa es su intención más oscura.
Noveno error: No atender las demandas del exilio cubano.
Posiblemente Moratinos crea en su propio fuero interno que tiene
suficiente razón para desarrollar con la dictadura comunista cubana la
política que ahora desea impulsar. Desde esta perspectiva, consideramos
que es un error. Pero todavía lo es más hacerlo sin tener en cuenta las
demandas del exilio cubano. Precisamente en Madrid existe una
representación cuantitativa y cualitativa muy destacada de opositores y
disidentes del exilio, pertenecientes a la mayoría de las opciones
políticas democráticas existentes en Europa, a los que se niega
cualquier demanda o relación. En Madrid han surgido documentos muy
importantes para enfocar el proceso de la transición en Cuba, que han
gozado de un amplio consenso interno y externo. Desaprovechar esta
oportunidad, también es un error.
Y décimo: Caer en la trampa de los comunistas cubanos.
Eso es lo más fácil. Desde hace tiempo, el argumento del embargo se ha
convertido en algo banal y superficial que no convence a casi nadie. La
dirigencia comunista está tratando de identificar nuevos ejes de presión
internacional que sirvan para sustituir ese mensaje. De la defensa a
ultranza de los espías terroristas condenados en EE.UU., a la denuncia
contra el cambio climático, pasando por los acuerdos regionales al
margen de la OEA con el ALBA, o las acciones de comunicación y
propaganda en las nuevas izquierdas latinoamericanas. Tal vez ahora se
han planteado algún objetivo en la Unión Europea aprovechando la
presidencia española. De momento, las ayudas al desarrollo concedidas
por España han sido muy importantes. ¿Estarán intentando el asalto al
botín europeo?
LOS ERRORES DE MORATINOS - Misceláneas de Cuba (21 October 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=23813
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