Huber Matos
50 años de su denuncia a la traición de Fidel Castro
Huber Matos: 50 años de una injusticia
El legendario comandante dice tener el compromiso de regresar a Cuba.
El Nuevo Herald
Por WILFREDO CANCIO ISLA
wcancio@elnuevoherald.com
En la madrugada del 21 de octubre de 1959, el legendario comandante
Huber Matos tuvo la sensación de que aquel sería el último día de su
vida y decidió grabar su testamento político para la posteridad antes de
que la tropa de Camilo Cienfuegos llegara al Regimiento Militar de
Camagüey para arrestarlo por supuesta traición a la patria.
"Fue una respuesta a las acusaciones de traidor y sedicioso que había
lanzado Fidel Castro contra mí en las horas que siguieron a mi carta de
renuncia'', recordó Matos el miércoles desde su casa en Miami. "Estaba
convencido que tenía las horas contadas y le pedí al capitán Rosendo
Lugo que encendiera una grabadora, pues quería dejar grabada toda la
verdad para el pueblo cubano''.
Luego del arresto y procesamiento judicial de Matos por un consejo de
guerra en La Habana, la cinta fue sacada de la comandancia de Camagüey
en circunstancias desconocidas y enviada subrepticiamente a Puerto Rico,
donde terminó registrada en un acetato de larga duración.
La grabación --con apenas 20 minutos de duración-- es prácticamente
desconocida y Matos ha recuperado una copia de manos amigas para
escucharla junto a amigos y seguidores, 50 años después de los
vertiginosos acontecimientos que lo llevaron a la prisión y al exilio.
La reunión para rememorar la histórica renuncia del entonces mítico
comandante revolucionario se efectuará este domingo 25, a partir de las
9:30 a.m., en las oficinas de la organización Cuba Independiente y
Democrática (CID), en el 10020 SW 37 Terrace, Miami. La sesión estará
abierta al público.
Vital y lúcido a los 91 años, Matos rememora el momento crucial de su
renuncia, anunciada en una carta a Fidel Castro la víspera de su detención.
"Mi verdadero propósito fue alertar al pueblo cubano en un intento por
evitar la tragedia que se avecinaba'', manifestó Matos. "Para esa fecha
estaba convencido de que Fidel Castro era parte de la conspiración
comunista fraguada por Raúl Castro y [Ernesto] el Che Guevara. Queríamos
parar la traición y restituir la república sobre el respeto a las
estructuras democráticas''.
Matos había presentado una solicitud de renuncia a su cargo de
comandante del Ejército Rebelde en junio de 1959, inconforme con la
inclinación comunista del proceso revolucionario, pero Castro no la aceptó.
Cuatro meses después, el 20 de octubre, envía una carta definitiva al
líder cubano: "No deseo convertirme en obstáculo de la revolución y creo
que teniendo que escoger entre adaptarme o arrinconarme para no hacer
daño, lo honrado y lo revolucionario es irse''.
La reacción de Castro no se hizo esperar. Lanzó airadas acusaciones
contra Matos arengando al pueblo a través de la radio, ordenó a la
policía y a las fuerzas tácticas del aeropuerto de Camagüey que se
sublevaran contra el mando militar, y envió a Camilo Cienfuegos a
arrestar al supuesto jefe insubordinado.
"Todo fue preparado por Castro para que hubiera un enfrentamiento para
meternos en la trampa de la rebelión'', consideró. "Afortunadamente me
reuní con todos los jefes del regimiento, que eran unos 950 hombres
dispuestos a pelear, y barraca por barraca fuimos diciéndoles que nadie
podía desenfundar un arma, porque hubiera sido un baño de sangre''.
De los hechos traumáticos que rodearon aquellas horas, confiesa que
nunca podrá olvidar el gesto de dos entrañables integrantes de su tropa
que se suicidaron en señal de protesta tras conocer las órdenes de
Castro: el capitán José Manuel Hernández, que se suicidó de un balazo en
la sien, y el teniente José León García, quien, desarmado, se partió el
corazón con un cuchillo.
Matos recuerda que durante su destitución, Camilo Cienfuegos llamó a
Fidel Castro para decirle que se estaba cometiendo una injusticia.
"Camilo estaba abochornado por la misión de destituirme y llamó por
teléfono a Fidel para decirle que era una metedura de pata lo que se
estaba haciendo conmigo y con mis subordinados'', relató. "La respuesta
del otro lado de la línea la escuchó en silencio, poniéndose pálido, con
el rostro desencajado. En ese momento tuve el primer presentimiento de
que la carrera de Camilo estaba acabada''.
Cienfuegos desapareció misteriosamente el 28 de octubre de 1959 cuando
se trasladaba de Camagüey a La Habana en un avión Cessna, sin que se
hallaran rastros de la catástrofe. Matos dice que está convencido de que
fue un asesinato perpetrado por Fidel Castro.
Días antes de la desaparición de Cienfuegos, Matos fue trasladado a La
Habana custodiado personalmente por el comandante Ramiro Valdés, jefe de
inteligencia del Ejército Rebelde (G-2) y posterior ministro del
Interior. Entre el 11 y el 15 de diciembre transcurrió el consejo de
guerra, que le impuso una condena de 20 años de cárcel.
Matos cumplió la sanción penitenciaria hasta el último día. Fue liberado
el 21 de octubre de 1979 y enviado a Costa Rica apenas horas después de
salir de la cárcel. No pudo cumplir con su voluntad de visitar la tumba
de su madre, en el poblado oriental de Yara, antes de marchar
forzosamente al exilio.
Pero asevera que no guarda odio en su corazón y no puede ocultar su
entusiasmo cuando habla del futuro de Cuba.
"Vivo con la convicción de que voy a regresar a Cuba, no para meterme a
aspirar a puestos gubernamentales a mi edad, sino para ser un promotor
de las instituciones democráticas que permitan el renacimiento de la
nación'', afirmó Matos. "No me arrepiento de haber luchado por derrocar
a una dictadura militar [Fulgencio Batista], sino de que mi esfuerzo
haya servido para llevar al poder a este fraude que se dice llamar
revolución cubana''.
Está al tanto de la actualidad cubana y del desempeño de los jóvenes
desafectos al régimen. Elogia y lee con frecuencia los textos de la
reconocida bloguera Yoani Sánchez y días atrás recibió en su casa al
rockero Gorki Aguila, un feroz crítico del sistema comunista de la isla.
"El daño que ha hecho Fidel Castro a la nación cubana va a necesitar
varias generaciones para repararlo y nunca regresaremos al punto de
partida'', reflexionó Matos, autor del libro de memorias Cómo llegó la
noche (2002). "Castro ha convertido la república en un feudo, en un
prostíbulo, en un manicomio''.
Matos no es partidario de mantener la pena de muerte de manera
permanente en la Cuba futura, pero considera que "no debe haber perdón
para los principales culpables de la tragedia nacional''.
"Estoy a favor de un Nuremberg cubano para juzgar a los que teniendo la
opción de redimirse, no se rediman'', opinó. "Pero Fidel y Raúl Castro
tendrán que ser colgados de las farolas del Malecón de La Habana si
llegan con vida al final de este proceso. Dejarlos vivos sería un gesto
de debilidad que no debería permitirse el pueblo cubano''.
50 años de su denuncia a la traición de Fidel Castro - Ultimas noticias
mobile - El Nuevo Herald (21 October 2009)
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