Viernes, 9 de Octubre de 2009
Diecisiete días alternando como acompañante de mi nieto en el hospital
pediátrico Juan Manuel Márquez, de Marianao, fue el ejercicio que me
confirmó en carne propia el lamentable estado de las instalaciones de
salud en Cuba y las pésimas condiciones higiénico sanitarias de éstas.
Conste que, según testimonios de pacientes y acompañantes con los que
tuve contacto, en comparación con otros el pediátrico de Marianao es un
verdadero paraíso: "¡Usted no sabe lo que es un hospital malo"! Como se
ve, la filosofía de ciertos cubanos de a pie ha involucionado de manera
radical: ya no se trata de mirar hacia adelante, sino hacia atrás; por
lo que, en lugar de aspirar a estar mejor, simplemente se conforman con
"no estar peor", lo que –paradójicamente- es la peor de las posiciones.
El Juan Manuel Márquez tiene una bonita fachada, es decir, todo lo
bonita que puede ser una fachada de arquitectura típicamente socialista.
Pero al menos está cuidadosamente pintada, tiene sus cristales sanos y
cuenta con rozagantes áreas verdes que sombrean los espacios de la
entrada, el parqueo y las áreas aledañas. Su aspecto externo es, pues,
acogedor y agradable, lo que predispone a su favor. Otra cuestión bien
distinta es la estancia de los internados y sus acompañantes.
Ahorrémonos los detalles sórdidos del deterioro constructivo de los
interiores, la suciedad de los pisos, las abundantes y robustas
cucarachas, la oscuridad de las escaleras, los pasillos desiertos, las
muchas puertas y ventanas desvencijadas, los espacios de los vestíbulos
donde las losas fueron desprendidas de las paredes, la mugre de paredes
y techos, y pasemos a los imperativos de la estancia forzosa que viví en
la sala de ortopedia (4to piso), donde contrasta la calidad profesional
y humana de la mayoría del personal médico con la insalubridad del
entorno y la carencia de comodidades para enfermos y acompañantes.
El agua llega dos veces al día debido a disciplinadas medidas de ahorro,
pero indisciplinadamente se derrama por la llave rota del fregadero del
pantry, por el tanque defectuoso de la azotea intermedia y por el
salidero de alguna que otra ducha. Por las mismas razones de ahorro no
se pueden encender los televisores hasta después de la 1 pm. Acotemos
aquí que dichos equipos de TV son propiedad de los pacientes, que los
transportan desde sus casas, así como los ventiladores, los cubos para
el baño, los recipientes para calentar los alimentos que reciben desde
sus respectivos hogares (habida cuenta de que los que reparten en el
hospital son indigeribles) y hasta algunos medicamentos tan elementales
como duralgina en tabletas, de los que no dispone la sala.
A la suciedad general coadyuvan la escasez de implementos y productos de
limpieza, las frecuentes tupiciones de duchas y sanitarios, el colector
de desperdicios del pantry sin una tapa adecuada, el depósito de restos
de alimentos y recipientes vacíos en los cestos que no se recogen con la
suficiente regularidad y la acumulación de heces fecales en los
sanitarios durante los intervalos "secos", entre una puesta de agua y la
siguiente. Añádase la plaga de diminutas cucarachitas que habitan entre
los pliegues de las juntas interiores de los dos refrigeradores de la
sala y que se desplazan familiarmente sobre los recipientes que allí se
guardan, y se tendrá una idea aproximada de la higiene reinante.
Lo cierto es, amigos, que solo cuando finalmente llega el alta médica y
la salida del hospital, podemos considerarnos casi a salvo.
Ilustraciones:
1.- Fachada del hospital pediátrico de Marianao, construido por
iniciativa del "Invicto" e inaugurado a bombo y platillos en plena
crisis de los años 90, Centro de Referencia de Politraumatizados.
2.- Estado de una de las duchas correspondiente a los cubículos 5 y 6 de
la sala de ortopedia. Las tupiciones son frecuentes, aunque
excepcionalmente ésta conserva la rejilla del tragante.
3.- Uno de los dos servicios sanitario de los cubículos 5 y 6. Este es
el "limpio" ya que funciona el sistema de descarga. Obsérvese el estado
del piso.
4.- Semi-azotea intermedia del cuarto piso. Los habituales derrames de
agua del tanque que aparece en la foto han favorecido el nacimiento de
yerbas y otras pequeñas plantas a su alrededor. Además de las basuras
que se acumulan en el área, la auxiliar de limpieza del piso superior
suele derramar sobre este espacio los cubos de agua sucia derivados de
su actividad.
Sin Evasión » Hospitales: la fachada engañosa (9 October 2009)
http://vocescubanas.com/sin_evasion/2009/10/09/hospitales-la-fachada-enganosa/
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