El Gobierno pretende acabar con la distribución subsidiada de alimentos
- Los bajos salarios y la precariedad dificultan la aplicación de la medida
MAURICIO VICENT - La Habana - 17/10/2009
Más del 70% de los cubanos han vivido bajo el sistema de racionamiento 
desde que nacieron. La famosa libreta de abastecimiento, en vigor desde 
1962, garantiza al mes a cada uno de los 11 millones de habitantes de la 
isla: 3,5 kilos de arroz; 2,5 kilos de azúcar; medio kilo de frijoles; 
230 gramos de aceite; 10 huevos; 460 gramos de pollo; 460 gramos de 
espagueti, 230 gramos de picadillo de soja (o sustituto), además de 115 
gramos de café y un pan diario. Para los niños menores de siete años 
también incluye un litro de leche al día. No es mucho, pero durante casi 
medio siglo esta minicesta básica subvencionada -todos estos productos 
cuestan menos de un euro, al cambio- fue símbolo del igualitarismo de la 
revolución.
Sin embargo, los tiempos cambian... En medio de la crisis actual, la 
cartilla de racionamiento se ha convertido en un fardo demasiado pesado 
para el Gobierno de Raúl Castro, que trata de apuntalar un modelo de 
economía socialista "sustentable", basado en la lógica de los números y 
no en sueños imposibles. Cuba importa más del 80% de los alimentos que 
consume y, en las actuales circunstancias, la subvención de los 
productos de la libreta supone al Estado más de 800 millones de dólares. 
La cuenta no da. Y el realismo raulista lo ha hecho saber por activa y 
por pasiva.
Desde que asumió formalmente el poder, el 24 de febrero de 2008, Raúl 
Castro ha expresado que la libreta de racionamiento, al igual que otras 
"gratuidades y millonarios subsidios", resultan "irracionales e 
insostenibles". "Ningún país puede gastar indefinidamente más de lo que 
ingresa", ha dicho en varias oportunidades.
El mismo discurso es repetido desde hace meses en los medios de prensa 
oficiales, y en diarios como Granma es rara la semana que no se publican 
cartas de opinión de los lectores sobre el tema de la cartilla. Hasta el 
director del rotativo, Lázaro Barredo, diputado y miembro del Comité 
Central del Partido Comunista, publicó esta semana un encendido 
editorial contra los "vicios del paternalismo", en el que aboga por el 
fin del racionamiento subsidiado. "La libreta de abastecimientos fue una 
necesidad en un momento determinado, con sus actuales atributos se 
convierte en una impedimenta dentro del conjunto de decisiones que la 
nación tendrá que asumir", afirma Barredo, para quién "la justicia 
social no es el igualitarismo, es la igualdad de derechos y oportunidades".
A principios de mes, las autoridades comenzaron a experimentar la 
primera medida-mordisco a los subsidios. A modo de prueba, en cuatro 
ministerios -el de Trabajo y Seguridad Social, Finanzas y Precios, 
Economía y Planificación y Comercio Interior- se cerraron los comedores 
obreros y a cambio se empezó a dar a cada trabajador 15 pesos diarios 
(unos 70 céntimos de euro) para que se busquen el almuerzo por su 
cuenta. En Cuba hay 25.000 comedores obreros, donde cada día comen 3,5 
millones de trabajadores, algo que le cuesta al Estado 350 millones de 
dólares, según cifras oficiales. La idea es extender la medida a todos 
los centros de trabajo.
Dentro de esta lógica de eliminación de subsidios, la cartilla de 
racionamiento tiene los días contados, opinan la mayoría de los 
expertos. "La libreta va a desaparecer, de eso no hay duda. Pero la 
precariedad actual es tal que el Gobierno no lo puede hacer de golpe, 
pues dejaría tirada a media isla", asegura un economista.
Las autoridades lo saben. El salario medio en Cuba es de 415 pesos, 
aproximadamente 13 euros al cambio. En Cuba, es cierto, la salud y la 
educación son gratuitas -otra cosa es su calidad-, el precio del agua, 
el gas y otros servicios están subsidiados, y la libreta garantiza un 
mínimo que alcanza para 10 o 12 días. "Pero luego vas a la chopin
[de shopping, tienda de divisas] y te cobran por un litro de aceite el 
salario de una semana y otro tanto por un pomo de champú", dice 
Virginia, una licenciada en biotecnología. "¿Qué va a hacer un jubilado 
que gane 200 pesos al mes si le quitan la libreta?", se pregunta.
Por lo dicho hasta ahora entre líneas parece clara cuál será la 
estrategia: subvencionar a las personas que más lo necesitan y eliminar 
el racionamiento para el resto. Pero economistas independientes como 
Óscar Espinosa Chepe ponen el dedo en la llaga: antes hay que hacer 
algunos deberes, como eliminar la doble moneda y lograr que el salario 
recobre valor real... Para generar riqueza no basta ahorrar, hay que 
producir; y es bueno recordar que en Cuba entre el 60% y el 70% de los 
alimentos lo producen los campesinos privados, que disponen del 20% de 
las tierras.
¿Por qué no se cooperativizan ciertos servicios que el Estado es incapaz 
de ofrecer con calidad? ¿Y por qué no se dan mayores márgenes a la 
iniciativa privada?, se preguntan Chepe y otros muchos. Y es que la 
cartilla desaparecerá... y las reformas serán cada vez más urgentes.
Fin de la cartilla
- Más del 70% de los cubanos ha vivido bajo el sistema de racionamiento, 
en vigor desde 1962, desde que nacieron.
- La cartilla garantiza: 3,5 kilos de arroz; 2,5 kilos de azúcar; medio 
kilo de frijoles; 230 gramos de aceite; 10 huevos; 460 gramos de 
espaguetis; 230 gramos de picadillo de soja; 115 gramos de café y un pan 
diario.
- El salario medio es de 415 pesos (unos 13 euros) y la cartilla alcanza 
para 12 días.
Cuba ya no puede repartir comida · ELPAÍS.com (17 October 2009)
http://www.elpais.com/articulo/internacional/Cuba/puede/repartir/comida/elpepuint/20091017elpepiint_13/Tes
 
 
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