LA HABANA, Cuba, 1 de octubre (Leonel Alberto Pérez Belette /
www.cubanet.org) -El pasado sábado en horas de la tarde, un niño de
ocho años fue llevado aún con vida al cuerpo de urgencias del hospital
Marfán de está capital. A pesar del rápido esfuerzo de los médicos, no
lograron salvarle la vida.
Yroel Hernández vivía en el número 55 de la calle A, entre 5ta y 3ra.
Salió a jugar y en la misma intercepción de las calles A y 5ta, piso
accidentalmente un cable caído del tendido eléctrico. Un amigo de su
edad intentó despegarlo velozmente, pero fue arrojado al piso por la
misma energía. Finalmente un vecino logró separarlo usando un madero. Le
condujeron al hospital pediátrico Marfán, a solo unas cuadras, pero ya
era tarde. Los padres del niño están muy afectados por la perdida de su
único hijo.
Aparentemente, el accidente se debió a la negligencia de los directivos
de la Empresa Eléctrica. Varios vecinos aseguraron a este reportero que
el cable caído estaba allí desde antes del paso de Gustav, el primero
de los ciclones que asolara a la Isla. Estos mismos vecinos declaran que
en varias ocasiones reportaron la avería a la Empresa Eléctrica, sin que
dicha empresa hiciera nada al respecto.
Al parecer las autoridades han abierto una investigación pero, dadas las
características del sistema jurídico cubano, es poco probable que
alguien responda por la presunta irresponsabilidad que costó la vida al
menor. Al menos así lo creen los entrevistados en el lugar. La Empresa
Eléctrica se limitó a enviar una merienda para repartir en el velatorio
de la víctima, lo cual provocó la irritación de los presentes que
interpretaron el acto como una burla.
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