Insuperable el déficit de casas en Cuba
Redacción de The Miami Herald
FLORIDA, Cuba
La choza de madera de un solo cuarto donde vivía Humberto Díaz en la 
parte central de Cuba todavía está técnicamente de pie, pero las 
planchas del techo se partieron en pedazos cuando una palma le cayó 
arriba durante el huracán Ike.
Hace poco pasó varias horas recogiendo materiales del piso para usarlos 
en la reconstrucción y espera poder comprar tejas a unos $4 cada una. 
Díaz duda que la ayuda del gobierno cubano pueda llegar a tiempo: hay 
demasiadas personas esperando.
"La última vez que un ciclón afectó mi casa, el Estado se demoró cuatro 
meses en conseguirme materiales'', dijo, mientras cortaba los restos de 
la palma que cayó sobre su casa. "Tenemos que reconstruir nosotros mismos''.
Díaz se cuenta entre los más de dos millones de personas en la isla 
cuyas casas se vieron duramente afectadas con el paso de dos grandes 
ciclones. Según la cuenta del gobierno cubano, unos 440,000 viviendas 
fueron dañadas por los ciclones Gustav en agosto e Ike, ocho días más 
tarde, en septiembre. Unas 63,000 de ellas quedaron totalmente destruidas.
Cuba, que ya sufría de una grave escasez de viviendas, casi ha duplicado 
su déficit de casas. La cuenta de su reconstrucción suma miles de 
millones de dólares. Ante la escasez de recursos y una devastación 
nacional, el país afronta la enorme tarea de albergar a las víctimas de 
los ciclones y, simultáneamente, tratar de reconstruir su industria 
agrícola y miles de edificios gubernamentales.
La escasez de alimentos ha comenzado a afectar la capital, y es probable 
que el gobierno se vea obligado a invertir primero en la compra de 
víveres. El gobierno estima que necesitará $5,000 millones para la 
reconstrucción. Expertos dicen que la tarea es tan gigantesca que es 
poco probable que Cuba pueda cumplirla nunca. Demasiadas estructuras se 
han perdido en un país donde miles de personas ya vivían en albergues 
temporales y en los que faltaban condiciones mínimas. La gente 
simplemente tiene que arreglárselas como pueda.
Díaz, cuya casa de Camagüey era más grande antes de perder la mitad de 
la misma durante otro ciclón, está viviendo con unos amigos.
La familia Tejada, que vivía en a provincia de Holguín, en el noreste 
del país, han estado durmiendo en una escuela todas las noches. Cuando 
amanece, recogen sus pertenencias para que los niños puedan dar clases 
en lo que los refugiados tratan de reconstruir sus casas.
Rosa Arencibia, de 47 años, dijo que 42 personas abarrotaban la casa de 
tres cuartos de su hermana en Camagüey.
José Armando Valdez, de 81 años, tiene que buscar que alguien lo 
transporte de favor todos los días entre su casa de Santa Lucía en 
Camagüey y la de su hijo en Guardalavaca en Holguín, donde duerme.
"Por lo menos tengo la mitad de mi techo'', dijo Valdez. "Por ahora 
puedo quedarme debajo de esa mitad. Primero hay que ayudar a los que 
perdieron todo el techo''.
Aún antes de los ciclones, la prensa del gobierno cubano había dicho que 
déficit nacional de vivienda era de unas 600,000 unidades, un aumento en 
relación con las 530,00 de hace cinco años. El gobierno se jactó de la 
construcción de 110,000 viviendas el año pasado, pero luego tuvo que 
reconocer que ni siquiera se había acercado a esa cifra. "Nada justifica 
fraudes ni engaños como los del año pasado, cuando se reportó que cierta 
cantidad de casas estaban terminadas, y no lo estaban'', dijo el año 
pasado el vicepresidente Carlos Lage.
El Instituto Nacional de la Vivienda ajustó su meta a 50,000 casas 
nuevas al año. A ese paso, tomaría por lo menos 20 años el construir 
todos los hogares que se necesitan en Cuba.
De acuerdo con los reportes de la prensa, el gobierno había construido 
22,558 alrededor de junio de este año.
"Los ciclones han azotado a Cuba siempre, y nunca, nunca, nunca había 
sido como esta vez'', opinó el profesor de Arquitectura de la 
Universidad Internacional de la Florida Nicolás Quintana, antiguo 
planificador de la ciudad de La Habana. "¿Qué va a hacer falta para 
reconstruir? ¿Reconstruir cómo? ¿Están hablando de techos de aluminio y 
de paredes de madera? Si quieren reconstruir de verdad, van a necesitar 
sus buenos $50,000 millones''.
Durante viajes recientes a la isla de varios corresponsales de The Miami 
Herald, los periodistas vieron camiones cargados de materiales de 
construcción yendo de un lado para otro por las maltratadas carreteras. 
Pero los residentes cuyas casas se derrumbaron dijeron que la ayuda se 
demoraría probablemente meses en llegar a ellos.
"Estamos hablando de cifras inconcebibles'', dijo Quintana. "Eso allí es 
un verdadero desastre''.
Los expertos están de acuerdo en que los recursos para hacer 
reparaciones no existen, sobre todo considerando que muchas de las 
fuentes de ingresos de Cuba, como el tabaco, también sufrieron.
"Yo sospecho que eso no se va a arreglar'', declaró Tomás 
López-Gottardi, de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de 
Miami. "La mayor parte de esa destrucción estaba por pasar de todos 
modos. El huracán simplemente la aceleró. Todo el mundo está de acuerdo 
en que ellos no tienen los materiales necesarios''.
El Departamento de Estado de EEUU ofreció a Cuba $6 millones en 
materiales de construcción para ayudar a decenas de miles de familias, 
pero el gobierno cubano rechazó la oferta, diciendo que lo que necesita 
es que se suspenda temporalmente el embargo para poder comprar los 
abastecimientos que necesita. Semejante moratoria necesitaría ser 
aprobada por el Congreso y es altamente improbable, según los expertos.
"Desde el punto de vista económico, a mí no me parece que Cuba podrá 
recuperarse, en el sentido en el que yo defino la palabra 
recuperación'', dijo José Azel, director de la Mesa Redonda de Negocios 
Cubanos del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de UM. "No 
me parece que Cuba pueda hacerse de los recursos financieros necesarios''.
The Associated Press reportó hace poco que cientos de familias están 
viviendo en condiciones miserables en la Habana del Este, donde el 
gobierno las colocó en refugios temporales después del huracán Charlie 
en el 2004. Lo mismo que las víctimas de Katrina en New Orleans, todavía 
están esperando un alojamiento más seguro.
"Me dijeron que iba a ser seis meses, pero eso fue en el 2004'', dijo 
María Escalona, de 48 años, una supervisora de preescolar que vive con 
su esposo y su hijo de 22 años en dos cuartos con paredes de concreto y 
un techo lleno de goteras en Bahía, una comunidad de viviendas 
temporales en la Habana del Este. "Yo quiero salir de aquí cuanto antes''.
Los corresponsales de The Miami Herald que contribuyeron a este 
reportaje desde el centro y el occidente de Cuba no se dan a conocer 
porque carecían de la visa requerida por Cuba para reportar desde la 
isla. El artículo fue escrito por Frances Robles en Miami.
Cuba@MiamiHerald.com
 
 
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