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Sunday, October 12, 2008

CUBA, CINCUENTA AÑOS DE INDIGENCIA

CUBA, CINCUENTA AÑOS DE INDIGENCIA
2008-10-12.
Lázaro Rosa
(www.miscelaneasdecuba.net).- Red Deer, Alberta, Canadá.- Cuando se
habla de la pobreza de una nación no sólo podemos referirnos a su ámbito
material. Un país como Cuba donde el oportunismo, la vulgaridad, la
chusmería y el quítate tú pa' ponerme yo, llevan anclados cincuenta años
en la subconciencia ciudadana, la miseria, antes que nada, comienza por
las enclenques estimaciones y los valores que los individuos tienen de
si mismos.

Para una gran mayoría de cubanos es un secreto a voces el hecho de que
han sido usados políticamente por una dictadura fanatizada. Para otra
gran mayoría de nuestros compatriotas es ya bien sabido que en la Cuba
de los Castro la acción de expresar sentimientos individuales de amor y
piedad hacia sus semejantes, es mirado como la existencia de una franca
debilidad. Supuestamente para "amar" sólo está el estado comunista.

El Castrismo es dureza y abandono de la esencia y la comprensión humanas
en sus sentidos más amplios y diáfanos. El Castrismo ha sido un gran
teatro que ha puesto en escena desde las inclemencias vejatorias del
Gulag siberiano, hasta las mismísimas retóricas ideológicas que se
enarbolaron dentro de los cercados del campo de Auschwitz en la Polonia
ocupada por el nazismo.

El Castrismo nos ha conducido a vivir eternamente con el fantasma de la
desconfianza metido en el cuerpo. Dejar de ser auténticos cubanos para
convertirnos en conejillos de un experimento dantesco que nada ha tenido
que ver con filiación alguna a la razón y la honestidad.

Recuerdo que cuando era un alumno del Instituto Superior Pedagógico
Félix Varela de Santa Clara al terminar el año escolar se me obligaba,
como a todos los demás estudiantes, marchar por quince días a unos
horribles campamentos en el campo para realizar labores agrícolas
"voluntarias".

Los campamentos a donde nos enviaban eran propios (por su falta de
higiene, luz eléctrica y la esclavitud del trabajo unido a la pésima
alimentación) de los cavernícolas que pululaban hace treinta mil años
atrás por las cuevas de Neandertal. En los comedores malamente
construidos habían estudiantes "revolucionarios" que jugaban entre ellos
para ver cuál era el que más gusanos comía de los que se extraían del
arroz semicrudo.

Y cuidado con quejarse. Cuidado con emitir algún tipo de descontento
porque entonces eras considerado como un flojo, un blandengue y hasta
como maricón.

La gran diferencia estaba con aquellos campamentos en donde la dictadura
alojaba a los jóvenes cristianos extranjeros que venían a "colaborar"
con la "revolución". Llegaban de Alemania, de Puerto Rico, de Costa
Rica, de México, de Chile, entre otros países.

Estos campamentos tenían luz eléctrica las veinticuatro horas del día,
eran acomodados de una manera excelente, los jóvenes extranjeros comían
el buen arroz, los buenos frijoles, la carne de puerco o de res, y
además, tomaban gaseosas y jugos enlatados que nunca habían visto los
asombrados estudiantes cubanos.

Quince días antes de que llegaran los cristianos de sus respectivas
naciones, el comité de la UJC del Instituto Superior Pedagógico hacía
una minuciosa selección de quienes serían los veinte dichosos alumnos de
la Facultad de Filosofía que tendrían el honor de acompañarlos.

Como es de suponer aquí mismo se armaba el compadreo. Fulanito va porque
es mi socio, fulanita ha sido seleccionada porque está bien buenota y
voy a ver si con este favorcito le puedo bajar el blúmer por la noche en
la litera…

Durante estas dos semanas los estudiantes afortunados recibían una
intensa preparación ideológica sobre lo que podrían decir, hablar o
hacer delante de los internacionalistas. No podían pedirle nada como
ropas, zapatos, papel sanitario etc., etc., etc. Tenían que demostrar
por encima de todo la supuesta valía moral de la revolución que los
"educó" y les dio sus carreras universitarias.

De este modo se evidenciaba una vez más la mentira y la doble cara de la
dictadura Fidelista. Para los discípulos del Castrismo quedaba muy claro
que en Cuba no se hace lo sincero sino lo que le convenga u ordene el
régimen. Se trataba entonces de llevar a la práctica la manida frase:
Haz lo que yo te digo, pero no lo que veas que yo estoy haciendo.

La miseria de algunos pueblos en ocasiones ha comenzado por el destierro
de sus principios y por la objeción de reconocer muchas verdades que
saltan a la vista y son más que palpables. A mi juicio esa ha sido, y
es, la peor tragedia que vive el pueblo cubano.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=17560

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