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Monday, June 02, 2008

Sin producción no hay salario

Sin producción no hay salario

Laritza Diversent

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - La introducción de técnicas
de mercado en el sector empresarial estatal ha dado matices especiales a
las violaciones de los derechos laborales de los trabajadores cubanos.

La empresa constructora TELRED pertenece al Ministerio de
Comunicaciones. Esta entidad contrató en el mes de agosto de 2007 a una
brigada de 12 trabajadores. Actualmente, estos hombres prestan servicios
en el Palacio de Pioneros Ernesto Guevara, ubicado en el municipio
capitalino Arroyo Naranjo.

Cuando formalizaron reclamaciones de trabajo con la entidad, a los
obreros les bastó saber que recibirían de forma conjunta hasta el 40% de
las ganancias obtenidas con su trabajo, cuestión que los estimulaba a
elevar la productividad.

Convenientemente, a la administración de TELRED se le olvidó advertirles
que podían unilateralmente reducir las utilidades sin comunicarlo a la
otra parte.

A los trabajadores tampoco les informaron que existía un acuerdo del
consejo de dirección, con fecha 13 de julio de 2007, que establecía el
pago del salario por resultados finales de la producción, y sin derecho
al salario básico si este representaba pérdida para la empresa al no
tener respaldo en la productividad.

Los obreros conocieron la existencia del referido acuerdo 7 meses
después de su adopción, cuando para solventar sus más apremiantes
necesidades tuvieron que aceptar un préstamo de la misma empresa por una
cantidad igual a la suma de los salarios básicos de cada uno de los
miembros de la brigada.

TELRED no les pagó el salario mínimo mensual correspondiente a los meses
de diciembre de 2007 y enero de 2008, porque supuestamente no tuvieron
producción. El préstamo fue la solución que encontró la administración
de la empresa para responder a las exigencias de pago de los obreros.

Ante tamaña injusticia, los trabajadores reclamaron a los ejecutivos de
la empresa, los directores Ramón Poyaux y Andrés Jústiz, quienes se
justificaron diciendo que no había dinero para pagar.

Los obreros alegaron conocer que el inversionista había pagado en
efectivo a la empresa el costo de la producción. Sin embargo, ellos no
pudieron trabajar en todo ese tiempo porque la entidad no les hizo
llegar los materiales indispensables para realizar su labor.

El referido acuerdo del consejo de dirección entra en franca
contradicción con la legislación laboral vigente. El artículo 100 del
Código de Trabajo establece que el Estado Socialista garantiza a los
trabajadores ocupados a tiempo completo, un salario mínimo mensual.

Es inaceptable que sea una empresa del propio Estado la que viole estas
regulaciones, más cuando a estos obreros se les exige asistencia puntual
y el cumplimiento íntegro de su jornada laboral, aún sin tener contenido
de trabajo.

Es sumamente injusto que los trabajadores paguen las consecuencias de
las negligencias imputables a la administración, a pesar de conocerse
que sus salarios son la base fundamental del sostenimiento de su familia.

Este no es el primer incidente de este tipo que tiene TELRED.
Anteriormente, ante una flagrante violación de la empresa, los
trabajadores de otra brigada ejercieron un derecho no reconocido al
pueblo: se manifestaron públicamente frente al Consejo de Estado. Fueron
expulsados del centro laboral y se les procesó penalmente.

Con ese precedente, los que ahora reclaman tienen que ser pacientes.
Deben esperar que el órgano de justicia laboral de la empresa falle a su
favor. De lo contrario, tendrán que recurrir a la vía judicial. En todo
este proceso, no hay ninguna garantía de que sus justas demandas sean
satisfechas. Curiosamente, ellos tampoco tienen una organización
sindical que los represente.

Indefensos como están, no tienen más remedio que seguir vinculados
laboralmente a una empresa que cuando lo estime conveniente, no les
pagará sus salarios. Es peor todavía después de haber aceptado el
préstamo que los endeuda y compromete sus ganancias futuras, cuestión
que los obliga a mantener el vínculo laboral hasta que quede satisfecha
la deuda.

Hace 22 años, los cubanos aceptaron una Carta Magna que les reconocía
derechos, pero a la vez, le impedía ejercerlos frente al poder del
Estado Socialista. Hoy pagamos las consecuencias. El caso expuesto es un
ejemplo real de la explotación que sufren los trabajadores cubanos y de
cuán indefensos están ante las arbitrariedades.

http://www.cubanet.org/CNews/y08/junio08/02cronica3.html

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