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Monday, June 02, 2008

Huelga de cigüeñas

Sociedad
Huelga de cigüeñas

Natalidad en crisis, demografía en peligro. ¿Por qué no paren las cubanas?

Leonardo Calvo Cárdenas, La Habana | 02/06/2008

Cada vez se refleja con más frecuencia, en espacios académicos y
mediáticos, la creciente preocupación que va suscitando el bajo índice
de natalidad del país. Causa justificada alarma que la población muestre
un crecimiento numérico casi nulo, lo cual significa en términos
demográficos un franco decrecimiento: somos once millones de habitantes
desde hace casi veinte años, hemos aumentado la esperanza de vida y los
cubanos nacidos en la explosión demográfica de los primeros sesenta ya
pasan de la edad fértil.

Por varios años, el gobierno se ha autoconsolado esgrimiendo el
argumento de que la Isla presenta índices de natalidad similares a los
de los países desarrollados. Sin embargo, las particularidades y la
crítica situación aconsejan una visión más realista. También una actitud
más valiente a la hora de abordar un tema de capital importancia para el
presente, pero sobre todo para el futuro del desenvolvimiento económico
y las relaciones sociales.

En pocos años más del 20% de la población pertenecerá al segmento de la
tercera edad. Por decantación aritmética, los índices actuales no
auguran un cambio trascendental en las actuales dinámicas demográficas.
Esto aconseja valoraciones profundas y la adopción de medidas urgentes
que aporten soluciones para revertir en un plazo prudencial tan negativa
tendencia.

Sin embargo, poco alentador fue la disertación de una especialista del
Centro de Estudios Demográficos, en un espacio televisivo que cada noche
de lunes —con seriedad y frescura— toma el pulso a la cotidianidad
nacional. La experta se deshizo en malabarismos argumentales, galimatías
y generalizaciones para no exponer lo que bien sabe: a saber, las causas
estructurales, socioeconómicas y culturales, si las hay, de tan
preocupante realidad.

Décadas atrás, por lo general, cada matrimonio —por cierto, más estables
y duraderos que en la actualidad—, tenía como promedio de dos a tres
hijos, lo cual aseguró, por muchos años, un estable crecimiento
poblacional. Esto ni siquiera fue seriamente afectado por el éxodo de
cientos de miles de ciudadanos, producido en los primeros 25 años del
régimen actual.

Es la economía….

A pesar de haber aumentado el índice de hijos únicos, madres solteras y
mujeres que demoran considerablemente su primera maternidad —muchas
veces la única—, en muy pocas personas ha cambiado la perspectiva
socio-cultural-sentimental de desear más de un hijo. Son las condiciones
socio-materiales las que fundamentan la decisión de muchos cubanos de
procrear menos hijos de los que en realidad quisieran.

Lo que sí no ha cambiado en la Isla es la perspectiva de garantizar a
los hijos las condiciones que tradicionalmente concebimos para ellos. Es
evidente que las familias que traen al mundo dos hijos o más cuentan con
alguna garantía de bienestar material, o con un alto grado de
irresponsabilidad social y familiar, dos condiciones hoy excepcionales
en la sociedad cubana.

El nivel de instrucción alcanzado permite a la mayoría de las familias
concebir un mínimo de condiciones para adoptar decisiones de este tipo.
Una diferencia de niveles y referencias culturales puede explicar que en
determinadas zonas, a pesar de las difíciles condiciones de vida, se
observen mayores índices de natalidad.

El caso es que los serios problemas socioeconómicos que arrastramos por
varios lustros conspiran contra esas condiciones que la mayoría reconoce
como "ideales". El alto costo de la vida, el por ahora insoluble
problema de la vivienda, el pobre valor del trabajo y los grandes
esfuerzos que implica cubrir las necesidades de un niño en los primeros
años de su desarrollo, sin que se hayan activado mecanismos de respaldo
material a las familias con más de dos hijos y limitaciones económicas,
hacen exclamar a muchos ciudadanos, no sin pesar: "No tendremos hijos
para que vengan a pasar trabajo".

Otro problema que influye, de manera nada despreciable, es el de la
emigración. La mayoría de los ciudadanos que abandonan el país, por una
u otra vía, son jóvenes en edad fértil, obligados a buscar en otras
latitudes las posibilidades de realización personal y profesional que
añoran y merecen. En muchos casos, estos no se aventuran a la paternidad
para evitar que nuevos afectos y responsabilidades puedan complicar la
concreción de nuevos "destinos".

Cuánto nos gustaría ver a académicos y funcionarios debatir no sólo
sobre las inquietantes consecuencias de un problema que nos afecta a
todos, sino también sobre las causas estructurales y sistémicas del
desquiciamiento demográfico que padecemos.

http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/huelga-de-ciguenas-88207

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