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Thursday, June 26, 2008

Un recorrido por mi barrio

Un recorrido por mi barrio

Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Un recorrido por mi barrio,
empobrecido y abandonado, demuestra a las claras que el socialismo, como
sistema de gobierno, es un verdadero fracaso, que frena el desarrollo de
los bienes y servicios, indispensables para el hombre desde que este
vive en sociedad.

Salgo de mi casa, situada en la calle 19 entre 306 y 308 del reparto El
Roble, en Santa Fe, pueblo llamado De balseros a partir de 1994, cuando
desde sus costas salieron decenas de embarcaciones rústicas hacia
Estados Unidos repletas en su mayoría de jóvenes. Me detengo en la casa
de Pedro, militar retirado. Está como siempre, harapiento, en su casita
destartalada a punto de desplomarse, enfrascado en tratar de sintonizar
su viejo televisor soviético que obtuvo como trabajador destacado en su
unidad militar, hace casi cuarenta años.

Entro al kiosco que vende productos alimenticios en divisas, situado en
las calles 19 y 306. Compro una botella de refresco por el valor de un
dólar y cuarenta centavos, cantidad que recibe un trabajador de salario
promedio por tres días y medio de labor, pero en moneda nacional.

Frente al kiosco, en un patio, a escondidas, un vecino vende carne de
cerdo y paquetes de chicharrones a cinco pesos moneda nacional. Con un
gesto me hace saber que tiene carne fresca. Paso por la cafetería
estatal El Roble, si es que a eso se le puede llamar cafetería y leo la
lista de lo que vende: ron del más barato, cigarros y cubitos de sabor
de pollo para hacer sopa. El mostrador, roto y despintado, está lleno de
moscas. Las dos mesas y las sillas que estaban en el portal fueron
suprimidas por culpa de los borrachos, que se estacionaban en ellas
durante horas. La empleada, que no tiene nada que hacer, se cruza de
brazos y dormita.

Entro al centro comercial donde venden los productos de la canasta
básica. El puesto de la vianda está vacío desde hace muchos días. Ni la
malanga de la dieta de enfermos ha llegado. Pregunto si hay jamón de
pierna. Ni jamón, ni nada. Los estantes están prácticamente vacíos.
Compro una libra de pan por valor de diez pesos. Yo, que recuerdo el
pan de antes de la Revolución Socialista, les aseguro que el pan que se
produce hoy para el pueblo me ocasiona una gran tristeza. Mal elaborado,
sin grasa, sin sal.

Doblo por la calle 17, donde a pleno sol un carretón particular vende
yuca, habichuelas y plátanos burros. Camino por un pedazo de acera, que
casi desaparece por la hierba. Veo el parque a lo lejos, también
cubierto de hierba. Entro en mi casa. Sobre la mesa veo un pequeño
bulto. El mensajero me dejó el pollo que se vendió el día antes por la
libreta. Once onzas de pollo por persona para ocho días.
Por favor, no se rían. Esto no es cosa de risa. Mucho menos duden de
aquello que repiten los marxistas: "Ninguna formación social desaparece
antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben
dentro de ella".

http://www.cubanet.org/CNews/y08/junio08/26cronica5.html

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