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Sunday, May 07, 2006

La isla donde el futuro se ha puesto viejo

Posted on Sun, May. 07, 2006

La isla donde el futuro se ha puesto viejo
PABLO ALFONSO
El Nuevo Herald

En poco más de una década Cuba tendrá la población más vieja de América
Latina. El país envejece porque la población de la isla ha dejado de
crecer. Esa es una de las peores herencias del castrismo y el mayor reto
que tendrá que enfrentar cualquier gobierno futuro.

Estudios del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y de la
Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba aseguran que, para el 2025, el
25 por ciento de la población de la isla sobrepasará los 60 años, la
edad de retiro establecida para los hombres.

Las autoridades cubanas atribuyen el bajo crecimiento de la población a
la elevada esperanza de vida y la reducción de la tasa de nacimientos.
Lo primero, afirman, es el resultado de una mejor atención médica, pero
la negativa de las mujeres cubanas a tener hijos se queda sin respuesta
oficial.

''La falta de viviendas, los bajos salarios y las difíciles condiciones
de vida en general, son algunos factores que explican esa baja
natalidad'', afirmó el economista Carmelo Mesa-Lago, profesor emérito de
Economía de la Universidad de Pittsburg, autor de numerosos libros y
ensayos sobre la economía cubana. ``La emigración de los más jóvenes es
otro factor que influye en el bajo crecimiento de la población''.

A partir de los últimos acuerdos migratorios firmados entre Estados
Unidos y Cuba en 1994, unos 20,000 cubanos reciben cada año visas para
viajar a Estados Unidos. La mayoría de los que emigran son personas
menores de 60 años, con buenas calificaciones técnicas y educacionales.

Por otra parte, en un país que tiene la más alta tasa de suicidios en
este hemisferio, y una de las más altas del mundo la gente no quiere
tener hijos. El índice de suicidios por cada 100,000 habitantes de Cuba
es de 18.1, según las cifras del pasado año de la Organización
Panamericana de la Salud. El índice total para América Latina es de 5.6.

Cuba tiene una baja tasa de fecundidad de sólo 1.54 hijos promedio y una
expectativa de vida de 77 años.

Son cifras características de un país desarrollado que, paradójicamente,
complican la situación de un país como Cuba, ubicado entre el grupo de
países subdesarrollados o en desarrollo.

Callejón sin salida

Cuando la mayoría de la población envejece y pasa a la edad de retiro
aumenta el gasto de Seguridad Social. El problema se agrava cuando, como
en el caso de Cuba, la edad de retiro se acorta, la esperanza de vida se
prolonga y la productividad de la fuerza laboral activa no es suficiente
para cubrir esas necesidades.

La edad actual de retiro en Cuba es de 55 años para las mujeres y de 60
para los hombres.

''Los índices de productividad en Cuba se desconocen porque el gobierno
no ha publicado series estadísticas completas sobre el tema'', afirmó
Mesa-Lago. ``Se podría asumir que en estos momentos por cada tres
trabajadores activos hay uno pasivo, y esa relación tiende a disminuir''.

Juan Carlos Alfonso Fraga, director del Centro de Estudios de la
Población cubano, afirmó durante el IV Congreso Iberoamericano de
Geriatría y Gerontología, GERICUBA- 2006, celebrado esta semana en La
Habana que, en el 2005, 1,771,912 cubanos figuraban en el grupo del
''adulto mayor'' (por encima de los 60 años), lo que significa un 15.8
por ciento de los 11.2 millones de habitantes de la isla.

Esa es, aproximadamente, la cantidad de pensionados que tiene que
mantener el país. En mayo del 2005 esa cifra era de 1,468,641
beneficiarios de la Seguridad Social, de acuerdo con cifras del
Ministerio del Trabajo y Seguridad Social de Cuba. En esa oportunidad el
gobierno decretó un aumento de la pensión mínima de 55 a 150 pesos y la
pensión media nacional pasó de 120 a 180 pesos.

''Ese aumento nominal no explica nada por sí mismo, porque hay que tener
en cuenta la inflación acumulada en los últimos años, de la cual el
gobierno no ofrece información, y el aumento de los precios'', afirmó
Mesa-Lago.

La canasta básica familiar, de productos racionados, cuesta
aproximadamente unos 30 pesos mensuales, pero sólo alcanza para los
primeros siete o 10 días del mes. Por otra parte, los gastos de
electricidad promedian ahora unos 20 pesos, el transporte en ómnibus
urbano entre 12 y 20 pesos, y los gastos de agua y teléfono pueden sumar
entre 8 y 10 pesos. La mayoría de la población utiliza el dinero
restante para comprar alimentos en los mercados agropecuarios, con los
cuales satisfacer las necesidades del mes.

''Sin embargo, esto es prácticamente imposible de hacer para los
pensionados, como para un número de trabajadores que ganan bajos
salarios, a no ser que reciban divisas del exterior, o realicen algún
trabajo extra en las calles por cuenta propia'', afirmó Mesa-Lago.

No hay cama pa' tanta. . .

De acuerdo con cálculos presentados por Mesa-Lago, durante una
conferencia celebrada el pasado martes en la Universidad de Georgetown,
en Washington, D.C., el déficit de la Seguridad Social en términos de
por ciento del Producto Nacional Bruto, aumentó un 77 por ciento en el
período 1989-2004, mientras que el valor real de las pensiones a los
jubilados disminuyó en el mismo período un 41 por ciento.

''Esos son cálculos que tomaron como base los precios de 1981 y la
inflación estimada'', indicó.

Para algunos especialistas, la escasez de vivienda es uno de los
factores que más ha repercutido en los bajos índices de crecimiento de
la población. Las nuevas familias, obligadas a permanecer en el hogar de
sus padres, a veces en condiciones de hacinamiento, se niegan a tener hijos.

Los datos del último Censo de Población revelan que hay una disminución
de los matrimonios y un incremento de las uniones consensuales. El
aumento de los divorcios se asocia también a las carencias en la
vivienda que resta estabilidad a las parejas.

En Ciudad Habana, el primer conglomerado nacional con más de 2 millones
de habitantes, y en las 12 cabeceras provinciales se concentra el 40.3
por ciento de la población total.

Una información publicada el jueves en el diario Granma reconoce que de
las aproximadamente 199,000 viviendas existentes en la provincia La
Habana (sin incluir Ciudad Habana) más de 66,000 están calificadas de
regular o mal.

Según Orestes Pérez Mederos, director provincial de Viviendas en La
Habana, en el primer trimestre de este año se construyeron o repararon
2,070 casas.

Esa es una cifra que está muy por debajo de las expectativas que planteó
el vicepresidente del Consejo de Estado, Carlos Lage, en un informe
presentado en septiembre del 2005 ante la Asamblea Nacional del Poder
Popular.

El programa aprobado entonces por el Parlamento preveía construir unas
100,000 viviendas anuales para encarar la crítica situación habitacional
del país. Las viviendas serían construidas ``por las familias
necesitadas y asignadas por méritos y conducta revolucionaria''.

''Se ha decidido acometer en lo que resta de año y el 2006 un programa
de no menos de 150,000 viviendas y 380,000 acciones constructivas de
conservación y rehabilitación'', dijo Lage.

De acuerdo con las cifras presentadas entonces por Lage los 2,579,439 de
casas construidas en los últimos 40 años constituyen el 75.4 por ciento
del fondo habitacional actual, de las cuales el 14.9 por ciento está en
mal estado en las zonas urbanas y el 37.6 por ciento en las rurales.

''Esta situación se ha agravado en los últimos cuatro años por el embate
de seis huracanes de gran intensidad [. . .] que afectaron a 579,547
viviendas, de ellas 73,169 destruidas totalmente'', precisó Lage.

Hasta la fecha, con excepción de la breve nota publicada el jueves en
Granma, no hay noticias de cómo marcha en todo el país el Programa de
Viviendas. Los especialistas aseguran que Cuba tiene un déficit
habitacional de un millón de viviendas.

Mientras tanto, las familias cubanas siguen esperando un techo para
cobijar a sus hijos y evitar que la isla envejezca para siempre.

palfonso@herald.com
http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/columnists/pablo_alfonso/14519173.htm

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