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Friday, May 05, 2006

Apuntes sobre los derechos en Cuba

Sociedad
Apuntes sobre los derechos en Cuba

Establecido por decreto: Se nace con unos 'derechos' determinados desde
el Estado y no se puede reclamar más.

Eva González, Ciudad de La Habana

viernes 5 de mayo de 2006 6:00:00

Al parecer, las complejidades del mundo en que vivimos están reclamando
hoy ciertas redefiniciones de algunos conceptos que atañen a todos y de
los que cada quien hace sus lecturas. Aunque no todos los individuos son
especialistas en materia de derecho, supuestamente sí están incluidos (o
al menos deberían estarlo) en su ejercicio más pleno.

En cualquier nación medianamente civilizada, sus ciudadanos reconocen al
menos un mínimo de esos derechos. Es así que los periódicos y las
emisiones noticiosas de televisión mencionan frecuentemente huelgas de
transportistas, manifestaciones contra el ALCA, contra la guerra, etcétera.

Aunque tales ejercicios de derecho tienen sus matices en cada escenario,
el denominador común es la conciencia de ciertos principios básicos del
derecho ciudadano que permiten la movilización y presión por parte de un
sector más o menos significativo de la población, que propugna una
situación de cambios o reformas de algunos aspectos de la sociedad.

En el panorama del llamado mundo occidental, Cuba marca una diferencia
estridente. En la Isla está establecido por decreto que se nace con los
derechos determinados desde el Estado y no se precisa reclamar más. La
ausencia total y absoluta del ejercicio de derechos llevaría a un
interminable inventario de ejemplos que podría provocar las sonrisas
incrédulas de los ciudadanos del mundo libre.

En Cuba, la policía puede detener a cualquier ciudadano y, sin
explicación alguna, solicitarle su documento de identidad, registrarlo y
hasta decomisarle lo que porta (comestibles, documentos, efectos
electrodomésticos…), si considera que es "sospechoso" de algún tipo de
tráfico ilícito. La policía no necesita aportar pruebas para
"demostrarlo"; el ciudadano debe probar su inocencia.

Ausencias

Una persona puede ser detenida por conducir su automóvil si transporta a
un extranjero, pues se presupone que está alquilando como taxista sin
tener licencia para realizar esta actividad. Por una "confusión" de esta
naturaleza, podría ser sancionada con una fuerte multa o el decomiso de
su automóvil.

En el caso de los ciudadanos de raza negra se agudiza la represión: un
negro tiene 99 papeletas para ser detenido en medio de la vía, al menos
alguna vez en su vida. Por ejemplo, en la calle Obispo, arteria
comercial de la Habana Vieja con gran afluencia de extranjeros y
nacionales, se puede comprobar la gran cantidad de hombres negros que la
policía detiene. Les solicitan el documento de identidad y hasta les
revisan sus bolsos o mochilas. Se da por hecho que cada negro es un
delincuente potencial.

Ciertos sectores de la población también son más vulnerables a sufrir la
ausencia de derechos. Por ejemplo, los llamados "cuentapropistas", que
surgieron cuando la crisis económica de los años noventa y constituyen
una fuerza que ingresa significativas sumas al gobierno.

Pese a las constantes presiones que reciben por parte de las
autoridades, las persistentes visitas de "inspectores", los incrementos
de impuestos, las absurdas disposiciones que exigen presentar
comprobantes de compras de productos en pesos convertibles y vender esos
productos y sus servicios en moneda nacional, el pago de impuestos sobre
la licencia y no sobre los ingresos (aunque están obligados a
declararlos), entre otras arbitrariedades, los cuentapropistas conforman
el sector más activo de la economía interna, ya que realizan ingresos
netos al Estado si que este tenga el menor gasto en inversión.

Sin embargo, estos animadores de la economía interna no tienen el
derecho elemental de acumular dinero para su jubilación, así que,
llegado el momento, deben confiar en la generosidad del deplorable
sistema de seguridad social.

La ausencia de derechos ha llegado a extremos insospechados, al vulnerar
cuestiones tan sensibles como el derecho sobre los hijos. Hace tres años
se instauró en los centros de enseñanza media (educación secundaria y
tecnológica) un sistema eufemísticamente denominado "horario único": un
plan brillante encaminado a lograr la permanencia más dilatada por parte
de los estudiantes en la escuela, con el fin de "evitar" que se expongan
a las drogas o a otros vicios en la calle.

La medida, no obstante, es ineficaz, toda vez que retener por dos o tres
horas más a los jóvenes sólo retarda su salida pero no elimina el riesgo
al que supuestamente se exponen fuera de las aulas.

Horrores de las cárceles

Si esto es una referencia al ejercicio de derechos por parte de la
población "libre", cómo será la salud de tales derechos entre la
población penal. Hace unos pocos años se conoció el caso de un joven que
cumplía condena por un delito común y —pese a que sufría de trastornos
psíquicos— fue condenado y asignado a una celda con individuos que
cumplían sanciones por asesinato y otros actos violentos. En la celda le
extirparon los ojos, sin embargo los guardias no acudieron ante los
gritos del recluso.

Conozco a un joven —negro, por cierto— con retraso mental, que cumplió
tres años de condena por ser cómplice en el robo de una goma de repuesto
sustraída del maletero de un automóvil. Otros casos revelan la
existencia de todo un sistema de corrupción organizada en los
establecimientos penales, como el de la prisión de Valle Grande, en La
Habana, donde los reclusos que no tienen cama deben elegir entre dormir
en el suelo o pagar 200 pesos para conseguir una.

Tal situación evidencia, además, las condiciones de hacinamiento de la
población penal. Ante estos hechos, resulta indignante la hipócrita
postura oficial de denunciar los crímenes que se cometen en las cárceles
de otros lugares del mundo, incluyendo la denuncia de abusos y torturas
en la base naval de Guantánamo. Los horrores que se producen en las
cárceles "imperialistas" no son mayores que los que se reportan en las
cárceles cubanas.

Muchos ciudadanos acusados de delitos comunes son encerrados en prisión
mientras esperan juicio, lo que puede demorar meses o hasta más de un
año. En no pocas ocasiones los acusados que han sufrido prisión
"preventiva" son absueltos y quedan en libertad, pero en ningún caso son
indemnizados por la terrible experiencia vivida en presidio. Tampoco
existe el mecanismo para establecer una reclamación, al menos no conozco
de ningún caso.

Los cubanos están tan desprovistos de derechos, que ni siquiera los
acólitos al gobierno, los fieles a Castro, se pueden permitir la
libertad de manifestarse espontáneamente. Si algún "revolucionario"
lleva su exceso de celo al extremo de pararse frente al monumento a José
Martí en la Plaza Cívica a gritar vivas a la revolución y a su invicto
líder, será reprimido con toda seguridad.

Así las cosas, no alcanzo a comprender en qué se sustenta el comercial
oficialista que vende Cuba como el paradigma de los derechos humanos.
Acaso, parodiando a Orwell, todos somos humanos, pero hay algunos más
humanos que otros.

URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro_en_la_red/cuba/articulos/apuntes_sobre_los_derechos_en_cuba

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