Una idea justa en el fondo de un calabozo
REINALDO ESCOBAR, La Habana | Diciembre 31, 2014
Con el uniforme gris ratón que usan los reclusos, tan despeinada como de
costumbre y con los ojos muy abiertos, Tania Bruguera, sentada en un
banco de la Estación de Policía de la calle Acosta, parecía estar
realizando el mejor performance de su carrera artística. A esa altura
del mediodía del 30 de diciembre de 2014 ya habían sido detenidas
decenas de personas en la ciudad de La Habana para impedirles
cumplimentar su invitación de acudir a la Plaza de la Revolución.
Como decía Arnold Hauser "las obras de arte son provocaciones, no
podemos explicárnoslas, a lo sumo podremos polemizar con ellas". Ya en
2009, en el centro Wifredo Lam, durante la Bienal de La Habana, el
Susurro de Tatlin había dado mucho de qué hablar. Un micrófono abierto
para que cada cual dijera en un minuto lo que pensaba, fue demasiado
para los burócratas del Consejo Nacional de las Artes Plásticas del
Ministerio de Cultura que llegaron a hacer pública su indignación ante
el hecho libertario. Pero lo de ahora llegaba más lejos: no se trataba
del espacio cerrado de una galería, sino de la Plaza de la Revolución y
no era cualquier momento, sino dos semanas después del anuncio del
restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
Si lo que se proponía el performance era medir y evidenciar el grado de
la falta de tolerancia gubernamental ante la libertad de expresión hay
que decir que fue un éxito, aunque para algunos solo se ha puesto de
relieve una verdad de Perogrullo. Si el estilo de "sin prisa pero sin
pausa" ha caracterizado el quehacer de "el revolucionario paulatino" en
áreas menos complejas, como son el trabajo por cuenta propia o la
entrega de tierras en usufructo, qué se podía esperar de libertades
cívicas y políticas a pocos días de comenzar el desmontaje de esta plaza
sitiada, donde toda disidencia ha sido interpretada como una traición.
Lejos de perjudicar el normal desenvolvimiento de eventuales
negociaciones entre los participantes del antiguo diferendo, lo ocurrido
en los últimos días de este 2014, deja claro para unos y para otros los
límites en que se pueden mover los condicionamientos y exigencias. Por
encima de todo arroja luz sobre la ausencia en esa mesa de
conversaciones de la sociedad civil alternativa, el cubano de a pie, el
pueblo, o como se quiera denominar a la parte más perjudicada de este
conflicto en vías de extinción.
Source: Una idea justa en el fondo de un calabozo -
http://www.14ymedio.com/opinion/idea-justa-fondo-calabozo_0_1698430149.html
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