Deja mucho que desear la salud pública
[16-01-2015 06:30:27]
Miladys Carnel González
(www.miscelaneasdecuba.net).- A las 3:30 de la madrugada del 14 de 
enero, en el hospital Miguel Enríquez (antigua Benéfica) en el barrio de 
Luyanó, en el capitalino municipio de 10 de Octubre, se hallaba la 
señora Andrea Angélica Félix Fariñas de 49 años de edad y vecina de los 
alrededores de la localidad. Ella se encontraba en estado de 
intranquilidad y al parecer –por la forma que respiraba- presentaba una 
crisis de asma.
Después de ser atendida en el Cuerpo de Guardia, le prescribieron una 
inyección endovenosa de dextrosa. Al preguntarle Andrea al enfermero qué 
le iba a suministrar, le explicó que eso no era para el asma, sólo un 
compuesto de agua de azúcar, pero lo que le habían indicado.
La paciente en medio de su estado de alteración, comenzó a hablar con el 
enfermero, delante de todos los que allí se encontraban, y le explicó 
que el motivo que la hizo ir allí fue una riña familiar y llamaron a la 
policía, los agentes la condujeron en una patrulla hasta la Unidad de 
Policía de Aguilera, y de allí la trasladaron a este hospital, dejándola 
sin zapatos.
La mujer se quejaba constantemente de que la policía le había robado las 
sandalias y también unos cucuruchos de maní que ella vendía en una 
carretilla, que tenía a su lado, pero sin su mercancía.
Al pasarle la inyección se sentó en el lobby del cuerpo de guardia y 
allí comenzó a sentirse mal, con falta de aire y cayó al piso 
convulsionando y soltando espuma por la boca. Los pacientes y 
acompañantes que se encontraban en el salón, salieron de prisa en busca 
de un médico y al llegar a la consulta de medicina se encontraron 
estaban dos médicos, que no eran cubanos, por su forma de hablar 
parecían de algún país latinoamericano. Llamaron al camillero, quien 
tardo más de 30 minutos sin aparecer, mientras que Andrea seguía tirada 
en el piso.
Al formarse un barullo entre los presentes, que estaban pidiendo 
hicieran algo por la mujer sin atender, repitiendo que no la dejaran 
morir; buscaron a una doctora, que al parecer era la Jefa de la Guardia, 
que estaba durmiendo en el cuarto de al lado de la consulta y vestía de 
rosado.
No se pudo saber cuál fue el final de esta mujer, ni tampoco quien se 
responsabilizaría por tamaña negligencia.
Source: Deja mucho que desear la salud pública - Misceláneas de Cuba - 
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/54b8a1f33a682e06dcbae346#.VLkJ-0fF9HE
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