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Tuesday, January 13, 2015

Cuba no es una telenovela

Cuba no es una telenovela
RAÚL RIVERO Actualizado: 13/01/2015 03:33 horas

JUEVES

Como un ángel en paracaídas

Ha puesto a soñar durante medio siglo a millones de televidentes de
América Latina. Les ha dado ilusión, lágrimas y la felicidad pasajera de
sus telenovelas. Una de ellas, Kasandra, se llevó a 10 idiomas y
apasionó a hombres y mujeres de muchos países: japoneses, húngaros y
griegos, entre ellos. Su capacidad para hallar historias de amor en el
espacio infinito que había entre su máquina de escribir y el cielo no le
han impedido nunca a Delia Fiallo (La Habana, 1924) aterrizar como un
ángel en paracaídas para opinar sobre lo que pasa en su país.

Lo ha hecho ahora, a raíz de los acuerdos entre Barack Obama y Raúl
Castro para normalizar las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados
Unidos con un artículo titulado Aquí no ha pasado nada.

La autora, que comenzó su trabajo en la radio en su país natal, en 1949,
y lo llevó a Venezuela y Estados Unidos, escribió: "Como cubana
disidente que se enfrentó al sistema, se vio forzada a abandonar su
patria, lo perdió todo, tuvo que volver a empezar desde cero en una
tierra extraña y durante 48 años arrastra la nostalgia del exilio, me
causa gran dolor que el cambio anhelado salga de un oscuro trámite entre
el presidente del país adonde vine en busca de libertad y el dictador
del país que abandoné porque no la había".

Delia Fiallo es considerada en aquella región como la madre o la diosa
de la telenovela y entre sus títulos más conocidos y difundidos por las
cadenas de televisión están Esmeralda, Marielena, Topacio, La señorita
Elena, Una muchacha llamada milagro, Leonela, Morelia y Cristal, la
pieza que marcó su retiró en 1986.

Prohibida con empeño por el Gobierno de su país, que pretendió dejarla
en el olvido, el nombre de la mujer ha regresado, siempre por vías
alternativas, al público cubano. La pieza que firmó esta semana la
señora Fiallo es especialmente dura con la Administración demócrata de EEUU.

"¿Qué importan los miles de ejecutados en los paredones de fusilamiento
por el delito de disentir", dice, "ni los cientos de prisioneros de
conciencia muertos en las cárceles a bayonetazos, por tortura, por falta
de medicamentos? ¿Qué importa la destrucción, el sufrimiento de las
separaciones familiares, el horror, la miseria, el odio sembrado entre
hermanos, la desesperanza que la revolución socialista desató sobre un
país próspero y feliz que estaba a la cabeza de las naciones
latinoamericanas?". Ya el presidente Obama restableció las relaciones
con Cuba. Y aquí no ha pasado nada.

DOMINGO

Cerco rojo para la cultura

La presencia avasalladora del Estado en el sistema educacional y en los
medios de comunicación de Venezuela permite ver ya los estragos del
totalitarismo en el desarrollo de las nuevas generaciones. Pero si estas
tormentas sociales son peligrosas y devastadoras, los expertos que
estudian el asunto pasan de los efectos de los ciclones tropicales y
vislumbran para el porvenir un tsunami que dejará seca y vacía la
cultura del país.

Lo más grave es la velocidad y la intensidad de la difusión de libros de
texto escritos por sirvientes del Gobierno y asesorados por funcionarios
de Cuba, así como la compra sistemática de canales de radio y
televisión, revistas y periódicos por testaferros del socialismo
petrolero de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

Para el profesor universitario Gustavo Hernández Díaz (Caracas, 1961),
sociólogo y autor de una decena de libros sobre el tema de la
comunicación, "estamos ante un Gobierno adoctrinador en el campo
educativo y ante un Gobierno difusor de propaganda que cuenta, en la
actualidad, con la infraestructura de medios masivos y de redes sociales
nunca imaginada en la historia de las comunicaciones de Venezuela".

El especialista examina la situación social que se vive en su país desde
hace más de 15 años y hace una propuesta detallada para acabar con al
atropello gubernamental en dominios vitales.

Hernández Díaz opina que el Estado "debe renunciar a la idea de
imponernos un modelo político y económico que contraviene los principios
fundamentales de la Constitución Nacional: derecho a la vida, derecho a
protestar, derecho a las comunicaciones libres y plurales, derecho a la
educación, derecho a servicios públicos eficientes". Sin comunicaciones
libres y plurales, dice, es impensable una sociedad democrática.

LUNES

Lápices lejanos

En Cuba gobierna una dictadura que se hace propaganda con panfletos
controlados por el Partido Comunista. Están prohibidas las
manifestaciones populares que no sean a favor del Gobierno. Salir en
grupo con un lápiz o un bolígrafo en la mano y en silencio se recibirá
por la policía como un acto contrarrevolucionario. Varios periodistas
independientes que viven allá me han pedido que transmita su conmoción
por el asesinato de sus colegas franceses y su solidaridad con los
familiares. Para ellos son héroes de la libertad de prensa y los
recordarán con respeto y admiración. En esta línea final dejo en alto de
los lápices de los periodistas libres que escriben en Cuba.

Source: Cuba no es una telenovela | Opinión | EL MUNDO -
http://www.elmundo.es/cultura/2015/01/13/54b41ebc22601d1e498b456f.html

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