José Hugo Fernández
LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Las personas suelen
parecerse al tipo de negocios que realizan. Lo confirma una vez más el
auge que actualmente tiene en Cuba la ropa reciclada o de pulguero, un
negocio a la medida de quienes aquí llevan la sartén por el mango.
Ni siquiera en estos días de crisis extrema, cuando los comercios
públicos de La Habana son como dunas, hemos visto menguas entre la
estornutatoria de los pulgueros.
Resulta difícil tropezarse con un habanero que no vaya a esas tiendas de
ropa reciclada en busca de paliativos para la desnudez, los únicos que
nos quedan a mano. Y conste que las tenemos hasta de sobra, para todos
los requerimientos, lo mismo en moneda nacional que en CUC.
Cardíacos por las disyuntivas de emergencia y los remedios de patria o
muerte (con la patria para ellos y la muerte para el resto), nuestros
mandamases demuestran haber descubierto en el pulguero un negocio a la
altura de sus sueños.
Barcos y más barcos repletos con tales desperdicios, adquiridos al por
mayor, a centavos el bulto, en los basurales de lo que ellos llaman el
capitalismo salvaje, arriban sistemáticamente a las costas de la Isla,
donde la mercancía es recibida por todo un aparato empresarial que se
encarga de clasificarla, evaluarla, multiplicarle el precio y
distribuirla entre las tiendas, según cualidades y categorías.
Tres pájaros de un tiro, y hasta más de tres, se están matando aquí con
la variante de las "chopitrapos", que es como el pueblo ha bautizado a
estas tiendas.
Por un lado, la gente se ahorra el inconveniente de salir en pelotas a
la calle. Por el otro, el régimen se previene de la revuelta que
provocaría entre nosotros una situación tan excitante. Y al mismo
tiempo, logra jugosos beneficios económicos. Posiblemente las ganancias
de un mes en una sola de esas "chopitrapos" alcance para pagar las
importaciones de ropa vieja que llegan al país en todo un año.
Y no es todo. Aún quedaría por mencionar el lado que mejor tipifica
ahora mismo cualquier empresa emprendida por nuestros negociantes en
jefes: el robo, la desviación de recursos, el "socialismo" corrupto y,
claro, el mercado negro.
Durante el proceso previo a su puesta en venta, la ropa de los pulgueros
pasa por diversas manos, responsabilizadas con la tarea mágica de
escoger y desechar, patentizando aquello de que quien reparte se queda
siempre con la mejor parte.
Para las tiendas del mercado en CUC son seleccionadas las piezas que
mejor se conservan. A las de moneda nacional van las regulares y las
malas con disimulo. En tanto, las piezas invendibles, por estar muy
rotas o manchadas, se agrupan entre los desechos, cuyo destino es
convertirse en guata para colchones.
No se precisa de una imaginación extraordinaria para inferir que lo
menos malo de las tres variantes seguramente se desvía hacia el bolsillo
de los seleccionadores por conducto del comercio en bolsa negra. Lo que
tal vez no pueda imaginar nadie que no conozca de cerca las cosas y
casos de casa, es que entre esas tres variantes la más generosa con los
ladrones es la del grupo de los desechos.
Como las piezas desechables se cuentan por fardos y no por unidades,
como no son tasadas, dentro de ese grupo cabe lo mucho y lo poco, lo
mejor y lo peor, es la vía perfecta para "lavar" las sustracciones que
se realizan en los otros grupos.
También al grupo de los desechos pertenecen las piezas con estampados o
cualquier tipo de ilustración que aluda en positivo al "enemigo". Por
ejemplo, las que traen banderas estadounidenses, por nuevas y de buena
marca que sean, deben ser clasificadas, sin apelación, como desechables.
Pero de más está aclarar que nunca, ni por casualidad, terminan
convertidas en tripa de colchones. Ni loco. Ese es el producto estrella
de los bandidos del pulguero.
Cuba: Remedio de patria o muerte (7 December 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/diciember/07_C_3.html
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