Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press
LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Operación Milagro
devuelve la visión a decenas de funcionarios y periodistas cubanos. A
menos de una década de guerra contra las cataratas, el glaucoma y otras
afecciones que los mantuvieron cegatos durante 50 años, hoy ven la nube
negra del racismo que atraviesa el país.
Y lo más alentador es que su recobrada visión les permite distinguir la
desventaja de los negros en Cuba, mucho tiempo perdida entre legajos
sobre igualdad racial en la vitrina de logros de la revolución.
Si no fuera por este acto de magia y el agresivo avance del comején
político, la polvareda ideológica y la insostenibilidad económica de la
vitrina revolucionaria, aún los negros serían sólo números en el
crecimiento demográfico de Cuba. O cuando más, sexo y folclor.
Pero como nunca es tarde si la dicha es buena, hoy se crean comisiones,
abren debates, afilan lanzas periodísticas y suenan los tambores de la
guerra contra el racismo y los prejuicios raciales en el territorio
nacional.
Los funcionarios de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC),
que por su falta de luces derrumbaron la editorial El Puente, espacio
donde se reunían y creaban un grupo de intelectuales negros, dieron el
primer paso público. Y aunque los palos que repartieron por su ceguera
jamás alcanzaron a un blanco, a menos que fuera homosexual o
contrarrevolucionario, y éstos no tienen color, son ahora los nuevos
artífices en la cruzada por la integración racial.
Para dar el ejemplo, seguro que a los periodistas negros Lilizbet Powel
y Virgilio Diago Urfé, los pasan de la tercera emisión (de madrugada) al
horario estelar del noticiero de la televisión cubana.
Y quién sabe si hasta podamos ver en pantalla la figura del decano de
los periodistas negros que transmiten en off, Richar Richar, ahora que
los funcionarios de la cultura pueden distinguir otros colores más allá
del blanco y el rojo. Aunque sería mucho pedir, tal vez los actores
Samuel Claxton y Manuel Oña puedan hacer papeles protagónicos en los que
no sean delincuentes o matones en el cine y la televisión cubanos.
Y a lo mejor en esta nueva cruzada racial las recepcionistas del Cohíba
y el Chateau Miramar sean las que hoy friegan platos, limpian baños,
podan el jardín y desempeñan otros trabajos menores en esos hoteles,
seguramente por el "daño que estar expuesta al público provoca en su piel".
Sin embargo, la negrita Maidolis seguirá vendiendo su cuerpo en el
malecón. La negrona Felicia continuará con su tiro clandestino de
cerveza a granel, y Esmeralda, La curiela, no saldrá con sus diez
negritos del solar.
Nada, que como presagia el pueblo, no todos los negros tomaremos café. Y
mucho menos salvados por una campaña que sólo avanzará a través de
titulares y ríos de tintas en el país.
Los milagros no existen, aunque la operación sí. Sólo basta esperar,
porque, como dijo un ciego: vamos a ver y nunca vio.
Cuba: Milagros en la UNEAC (7 December 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/diciember/07_C_2.html
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