Cuba: tres generaciones inútilmente sacrificadas
By CARLOS ALBERTO MONTANER
Puedo escribir los textos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: 
la revolución cubana va a cumplir 51 años, pésimamente dirigida por los 
hermanos Castro, y no se avizora el menor síntoma de cambio, alivio o 
rectificación. El gobierno insiste en el disparatado curso de la 
planificación centralizada, los planes quinquenales, el colectivismo, la 
burocracia indolente que todo lo controla, el palo y tentetieso contra 
cualquiera que desafine en el coro, bajo la autoridad de un partido 
único guiado por Fidel, el líder amado, y por su hermano Raúl, porque, 
para colmo, ahora hay que practicar la bigamia cortesana y amar a dos 
líderes repulsivos simultáneamente.
Fidel y Raúl llegaron al poder sin ninguna experiencia de gobierno hace 
medio siglo, pero no han logrado aprender nada. Todo un récord. Hoy son 
dos ancianitos puntillosamente incompetentes, que han agravado hasta el 
sadismo los cinco elementos básicos que le dan sentido y forma material 
a cualquier sociedad moderna: alimentación, agua potable, vivienda, 
transporte y comunicaciones. Si hubiera un premio a la incapacidad 
gerencial habría que dárselo a estos dos personajes.
Raúl acaba de decir que en el 2009 las exportaciones cayeron un 23%, las 
importaciones un 37 y las inversiones un 16. Pero esos son números 
vacíos. Aquí va un dato que es un reflejo más elocuente del panorama 
general: en el 2009 el país produce la misma cantidad de azúcar que en 
1902, cuando no había tractores, electricidad o camiones. En 1902 
existían un millón y medio de cubanos que se movilizaban a lomo de 
caballo. Hoy hay once que ya ni siquiera tienen caballos. El país se 
hunde por la improductividad tremenda de un sistema que no ha funcionado 
bien en ninguna latitud, pero que en Cuba ha alcanzado la más profunda 
sima imaginable.
Esto es importante tenerlo en cuenta para entender el estado anímico de 
la sociedad cubana: las tres primeras generaciones de la república (1902 
a 1958), en medio de crisis económicas --incluida la del 29-- 
desórdenes, corrupción y periodos dictatoriales, progresó constante y 
notablemente hasta colocarse en el pelotón de vanguardia de América 
Latina. Cada una de esas generaciones vivió mejor que la anterior. En 
cambio, las tres generaciones posteriores que sólo han conocido la 
dictadura comunista (1959 a 2009) han tenido la experiencia contraria: 
cada una de ellas ha vivido peor que la precedente. Por eso los cubanos 
sólo piensan en emigrar: los Castro les enseñaron la cruel lección de 
que el futuro siempre será más negro, pobre y desagradable que el 
miserable presente que padecen.
Prueba al canto: una encuesta secreta realizada hace unos meses por el 
Partido Comunista en la Universidad de La Habana (un universo de 30,000 
personas supuestamente simpatizantes del régimen) arrojó unos resultados 
devastadores: las tres cuartas partes de los estudiantes, profesores y 
administradores deseaban ardientemente la erradicación del sistema y su 
sustitución por un modo racional de organizar la convivencia. Los 
Castro, en lugar de admitir la evidencia, se limitaron a echar al 
rector, como si el pobre tipo fuera el causante del rechazo que provoca 
el prolongado disparate revolucionario.
¿Cómo va a terminar este fallido proceso político? Sin duda, con la 
demolición de esa disparatada forma de gobernar. El sistema comunista 
tiene muy pocos partidarios reales en el país. Hay, sí, gente que 
aplaude o que se presta a apalear adversarios en pogromos orquestados 
por la policía política, pero ya son contadas las personas con 
convicciones marxistas, persuadidas de que ese modo cruel de estabular a 
la sociedad algún día les traerá la felicidad a los cubanos.
¿Cuándo va a ocurrir esto? Como todos sabemos, hay que acogerse a la 
vieja fórmula española con que la oposición democrática, incapaz de 
arrebatarle el poder a la dictadura o de cambiar sustancialmente el 
sistema, se resignó a esperar por la muerte de Francisco Franco: la 
melancólica ``solución biológica''. Primero, Fidel (83) debe tener la 
esperada cortesía de morirse, y luego Raúl (78), siempre un buen 
discípulo, debe seguirle los pasos educadamente.
aúl, es verdad, intenta consolidar el PC con sus incondicionales para 
tratar de perpetuar el sistema, pero esa estratagema no funcionará. A 
ellos, a los Castro, los obedecen por miedo y por la inercia propia de 
estas largas tiranías --como ocurría en la España de Franco o en la 
República Dominicana de Trujillo--, pero una vez que desaparece el 
sultán, o los sultanes, comienzan a aflorar los verdaderos deseos de la 
inmensa mayoría: enterrar de una vez esta etapa de violencia e 
irracionalidad que han padecido los cubanos por más de medio siglo.
CARLOS ALBERTO MONTANER: Cuba: tres generaciones inútilmente 
sacrificadas - Columnas de Opinión sobre Cuba - ElNuevoHerald.com (27 
December 2009)
http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/columnas-de-opinion/v-fullstory/story/617149.html
 
 
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