2009-12-11.
Pedro Corzo, Escritor , Periodista y Editor
(www.miscelaneasdecuba.net).- Sin lugar a dudas el régimen cubano se ha
sostenido más en el aparato militar y en la policía política que en
cualquier otro organismo del estado, incluyendo al inefable Partido
Comunista.
Más del 65% de la alta dirigencia isleña es de extracción castrense y un
número considerable de miembros del Comité Central del Partido también
lo son. Los Castro, son más evocado como militares (comandantes) que
como líderes político y en las purgas que se produjeron en el Gobierno
en el verano y otoño de 1989 la estructura que salió más favorecida fue
la militar y sorpresivamente el equipo que se suponía leal y ortodoxo,
el Ministerio del Interior, fue el gran perdedor.
Todo el cuerpo de dirección del Ministerio del Interior fue removido y
la mayoría sancionado a fuertes condenas de cárcel, incluyendo al último
Ministro del ramo antes de la purga, José Abrahantes, quien murió en el
marco de una gran interrogante en una celda castrista.
En los albores de la Revolución fue la policía política con su tenebroso
G-2; los sangrientos L.C.B. y sus crueles Guardafronteras los mejores
cancerberos del sátrapa. Las milicias parecía que iban a sustituir al
ejército, ya que las dictaduras con pretensiones faraónicas, en Castro
se veían esas inclinaciones, habían utilizado fuerzas paramilitares
(Adolfo Hitler los Camisas Pardas y las S.S.; Benito Mussolini, Las
Camisas Negras; Mao Tse Tung, los Guardias Rojos, etc.) no solo para la
toma del poder político y su conservación, sino también como agentes de
penetración y desestabilización en las fuerzas regulares del estado para
lograr su total control.
En 1959 se apreciaba que el rumbo que conducía a la dictadura política
había sido asumido con plena conciencia por la nomenclatura. El ejército
como institución del estado, no participó en el conflicto interno que
padeció el país, a excepción de las grandes operaciones militares contra
los alzados en armas.
La represión, el trabajo sucio de todos los días se lo dejaron a la
Seguridad del Estado, pero no nos engañemos, esos represores también
habían formado parte del ejército rebelde. Era una nueva versión del
policía bueno y el policía malo.
Pocos se dieron cuenta de la militarización de la sociedad. Los
comandantes se convertían en ministros, la sociedad cada día parecía más
un cuartel y en cada crisis el militar se vestía de civil y ocupaba el
puesto del funcionario que había sido defenestrado.
En 50 años de dictadura, el ejército ha tenido una línea de mando sin
quebrantos visibles (posible excepción caso Ochoa) lo que expresa una
estabilidad y fidelidad no igualada en otros organismos, incluyendo el
ministerio del Interior.
Los apetitos imperiales de los Castro siempre fueron satisfechos por los
militares que de manera encubierta o actuando como gendarmes
internacionales intervinieron en tres continentes sin que se produjeran
cuestionamientos a los dictados del tirano. Siempre han mostrado
disciplina, deseo de servir, una mística de gloria, u otro sentir que
cohesionaba e impedía trágicas fracturas.
Las Fuerzas Armadas del régimen de los Castro aparentan una
inquebrantable lealtad. En ellas habrá quienes lo hagan por devoción al
"máximo líder"; otros por la pasión que les embargó cuando cumplían
funciones pretorianas a miles de millas de las costas de Cuba, y por
supuesto debe haber quienes lo hacen por convicciones políticas.
Pero el tiempo ha pasado, las medallas han perdido brillo y los vientres
se han extendido junto a las artritis físicas, pero también morales que
debe causar el haber construido un edificio que se derrumba y cada día
se parece menos a lo que muchos de sus constructores, particularmente
los militares, proyectaron.
Es de suponer, que en Cuba, solo por el conocimiento de lo que ha
sucedido en otros cuerpos militares que se identificaron con dictaduras
y que en un momento determinado fueron factores fundamentales en su
democratización o que por lo menos intentaron remover la jerarquía, haya
un grupo de militares con sentido común que se percate que de no
impulsar cambios el país se hundirá mas en el tremedal en que se
encuentra y en consecuencia ellos perderán sus privilegios.
No obstante no debemos perder de vista que los ejércitos formados en los
desaparecidos países socialistas no intervinieron en la caída de los
gobiernos del bloque, si exceptuamos el fugaz episodio del golpe de
estado contra Mijail Gorvachov. Hay que tener en consideración que el
actual aparato militar fue creado en 1959, por los Castro, a diferencia
de los ejércitos ya constituidos que encontraron Hitler, Mussolini,
Khomeyni, etc., es lógico creer en la galvanización de las fuerzas
militares alrededor de sus lideres, gracias a lo cual en la isla se ha
establecido un régimen político-militar sin antecedentes en el hemisferio.
Sin embargo, los fracasos subvierten valores y fidelidades al igual que
se producen "fatigas" en los metales, y en Cuba, indudablemente los
fiascos han hipotecado el presente y futuro del individuo y la sociedad.
En otros ejércitos, caudillistas o profesionales, situaciones como la de
la isla han originado crisis terminales en las dictaduras. Ejemplo como
el derrocamiento del portugués Marcelo Caetano en abril de 1974, después
de servir al gobierno de Oliveira Salazar por más de 30 años; en Egipto
fue el ejercito el que derrocó al rey Faruk I, Mussolini tuvo serios
problemas con las Fuerzas Armadas en los últimos años de su gobierno,
pero sin dudas la expresión más genuina de que la totalidad de una
fuerza armada no es absolutamente leal a su comandante en Jefe aunque
aparenten lo contrario, fue el sector de los militares germanos que
aunque servían al Tercer Reich, según pasaba el tiempo tenían mas
reservas sobre la obediencia que debían rendirle a Adolfo Hitler, lo que
se mostró a plenitud el 20 de agosto de 1944 cuando altos oficiales de
la Wehsmarcht en la persona del conde Staumferberg, protagonizaron un
atentado contra el jerarca nazi.
Ejemplos hay de obediencia y rebeldía a través de la historia, por lo
que cabe preguntarse, enfrentaran los Castro una operación Walkiria, que
haga temblar la dictadura hasta destruirla, o los militares cubanos
continuaran actuando en contra de sus propios intereses al persistir en
apoyar un régimen que no cuenta con el respaldo de su pueblo.
¿EJÉRCITO DE LOS CASTRO O DE LA REPÚBLICA? - Misceláneas de Cuba (11
December 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=24742
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