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Saturday, June 14, 2008

La tecnología erosiona al sistema totalitario

La tecnología erosiona al sistema totalitario

por Aleaga Pesant

Entrevista a Yoani Sánchez Cordero

LA HABANA, Cuba, junio (www.cubanet.org) - Cuando los electores de la
Revista Time, seleccionaron a Yoani Sánchez Cordero entre las cien
personas más influyentes del mundo en el año 2008, en la clasificación
de héroes y pioneros, no sabían que esta cubana flaca y brillante leyó a
los clásicos de joven y esperó dos años estudiando pedagogía, para poder
estudiar filología. Parió mientras estudiaba en la universidad. A los
26 años decidió emigrar y emigró. A los 27 pudo llevar a su hijo con
ella y a los 28, se radicó nuevamente en su país, en contra de las leyes
migratorias. Para no ser expatriada, destruyó su pasaporte. Participó
en un proyecto político intelectual, la Revista Consenso. Y al final,
sólo al final, hizo un blog que arrasó, con los índices de comentarios y
le valió el Premio Ortega y Gasset.

En el piso número 12 de un edificio de microbrigada, Yoani tiene su
apartamento. Una calurosa tarde-noche de mayo conversamos. Ella
cortaba unas hortalizas, para la cena, mientras yo tomaba un sabroso café.

P. ¿Cuando comienza tu amor por la literatura?

Y. S. Yo siempre fui una lectora compulsiva. Leía mucho de niña. Mi
papá era ferroviario y mi mamá trabajaba en la calle. Papá tenía una
gran biblioteca con muchos libros de la colección Huracán, muchos
clásicos. Leí a Dostoievski, Víctor Hugo, Emile Zola, Balzac. Volvía
sobre los mismos libros, por que no tenía otros. La lectura me llevo a
estudiar filología y me especialicé en Literatura Latinoamericana
Contemporánea.

P. ¿Una especie de abelardita [1] en la escuela?

Y. S. Fue más complicado. En un principio yo quería ser periodista.
Pero, una profesora de español que me daba clases particulares,
visionariamente me dijo:
-Tú no vas a ser periodista. Tú vas a ser filóloga.
Eso me molesto bastante.
-Cómo que filóloga, yo quiero ser periodista.
Yo quería estar detrás de la noticia. Pero ella me reafirmó:
-Tú vas a ser filóloga. Fue una visión.

Terminé el pre universitario y no pude coger la carrera que quería. Así
que entre a la Facultad Pedagógica en Español y Literatura. Durante dos
años tuve que sacar buenas notas, para después trasladarme a la Facultad
de Filología.

En el Preuniversitario, leía filosofía. Yo creo que de ahí me viene el
gusto por el alemán. Leía mucha filosofía: Hegel, Kant... Empecé a
leer a los modernos, allí conocí a Julio Cortazar, Octavio Paz, a
Borges, Margarite Youcenar. Fue una etapa diferente, la etapa de
descubrir la literatura americana. Tuve una etapa decimonónica, otra
del siglo XX y una clásica, porque también leí mucho a los autores
griegos, como Sófocles, las obras completa de Homero… Pero, no me gusta
alardear de académica. Los libros están dentro de mí. No me gusta
exhibir lo leído.

P. ¿Eres habanera?

Y. S. Soy habanera, nacida en el corazón de Centro Habana, en Cayo
Hueso. Soy muy citadina, a mí me gusta el ritmo trepidante de la
ciudad, por que yo soy así también. La Habana me entregó su
eclecticismo, soy tan ecléctica como ella. Un día puedo sembrar flores
y al otro día reparar una lavadora.

P. ¿Cuándo terminas la Universidad?

Y. S. Me gradué en 2000 y empecé a trabajar en la Editorial Gente Nueva.
En realidad, yo tenía una plaza en la Casa de las Américas. Ése era
mi perfil. Mi tesis se titulaba, Palabras bajo presión y era un estudio
sobre la producción literaria en el periodo de las dictaduras en
Latinoamérica.

Además, tenía muy buen escalafón y aspiraba a trabajar en Casa de las
Américas. Un día, inexplicablemente, hubo un escándalo por la temática
de la tesis. Me quitaron la plaza sin decirme nada y me mandaron a una
oscura oficina, de una oscura editorial llamada Gente Nueva.

Allí, hacía de todo un poco; lo mismo reparaba una computadora, hacía
promoción cultural o una página Web. Todo, menos mi profesión. Allí
estuve un año y un poquito, hasta septiembre u octubre de 2001. En ese
momento, me voy para la calle, de kamikaze. Incluso sin terminar el
servicio social, lo que implica que mi título debe estar invalidado,
según las ordenanzas de la burocracia. Me dije: no aguanto más.
Trabajaba de lunes a sábado, jornada completa. En ir a la editorial y
merendar algo en los alrededores, gastaba más de lo que me pagaban
diario. Si me comía una pizza callejera, ya sabía que me había llevado
el salario de ese día.

P. Pero decides liberarte del trabajo para el Estado

Y. S. Cuando me liberé de trabajar para el Estado, me dedique como free
lance a dar clases de castellano a extranjeros y a enseñar la ciudad a
los turistas (en esa época estudie alemán). Conocía personas que
querían conocer los museos, por ejemplo, y hacía ese tipo de circuito.
Me convertí en una especie de guía de turismo. Enseñaba una Habana
diferente, hablaba de la dualidad monetaria y de los problemas
cotidianos. Eso me ayudó mucho, a comprender mi propia realidad. El
explicar tu realidad, a gente que no sabe nada de ella, es un increíble
entrenamiento para poder comprenderla.

En esta decisión, me ayudó mucho mi esposo, Reynaldo Escobar. Él es un
ejemplo. Lo echaron del diario Juventud Rebelde y de la Biblioteca
Nacional. En la Biblioteca Nacional, junto a otros compañeros, pidió en
una carta, analizar los acuerdos tomados en el V Congreso del partido
comunista y por eso lo acorralaron y amenazaron. El no se dejó amenazar
y pidió la baja. Luego fue mecánico de ascensor.

Por muchos años vivimos de vender el ron y los cigarros que dan por la
libreta de racionamiento. El es el ejemplo de que se puede mantener la
voz independiente.

P. ¿En ese momento te vinculas con un grupo de personas con pensamiento
alternativo?

Y. S. Eso tiene una evolución mas larga… En 2001, logré hacerme de una
profesión paralela, la informática. Descubrí que me apasionaba el tema
y, me puse a estudiar de manera autodidacta. Aprendí de software y
hardware… Eso fue hasta el año 2002, en que emigré a Suiza. Allí traté
de hacerme camino. Saqué a mi hijo un año después. A los dos años,
tuve que regresar, por motivos familiares. Pero, me planteé no volver
al punto de origen. Quería hacer un proyecto ciudadano, civil.

Salí de Cuba con un permiso de once de meses, como salen todos los
cubanos, y al pasar los dos años, estaba en la categoría de emigrante y
no podía regresar a quedarme a vivir en mi país.

P. ¿Como entras en Cuba?

Y. S. Entré como turista. Eso es algo muy raro, nadie lo hace. Estuve
sin papeles como seis meses, presionando hasta que finalmente no
pudieron expatriarme, ya que no tenía documentos. Yo destruí mi
pasaporte. Como así no me podían montar en un avión, pues me quedé.

Viví fuera de mi país y regresé porque comprendí que para mi la vida no
está en otra parte, sino en otra Cuba. Regresé y me quede ilegal, no
por que sea absurda, sino porque las leyes migratorias cubanas son
absurdas e irracionales.

P. ¿En que año regresas a la isla?

Y.S. Regresé en agosto de 2004, con una energía y una cuerda tremenda
acumulada en dos años de ver a la isla en la distancia. Regreso con la
profesión de informática. Llego a La Habana en agosto, y en diciembre
se da el proyecto Consenso.

En un principio participaba de manera indirecta. Estaba en la periferia,
ayudaba técnicamente. El núcleo estaba conformado por Reinaldo Escobar,
que oficiaba como Jefe de Redacción, Marta Cortiza, Eugenio Leal, Dimas
Cecilio, Miriam Celaya. Yo brindaba ayuda técnica.

P. ¿Que es para ti Consenso?

Y.S. Consenso es para mí esa tarea que todo estudiante desearía tener
para confirmar lo aprendido. Consenso era el reto, yo nunca había sido
Web master de una revista y de pronto tenía esa responsabilidad.

Consenso fue la prueba de que desde Cuba se puede administrar un sitio
Web, a pesar de todas las limitaciones para acceder a Internet. Yo
administraba y sigo administrando el portal Desde Cuba. Bueno, entonces
es posible, es difícil, es delicado, pero es posible administrar un
sitio desde Cuba.

Así, me entero de la tecnología bloger y en una semana tenía mi blog
diseñado localmente y tenía proyectada la idea. En Cuba ya se utilizaba
esa tecnología, pero yo no la había asumido. El descubrirla me pareció
perfecto, porque era una bitácora personal, donde uno se puede permitir
todo, hablar en primera persona y de manera informal. De esa manera
creo el blog Generación Y, en abril del año pasado.

P. Comienzas de bloguera…

Y. S. Yo empecé a escribir y nadie me observaba. Hasta ese momento en
Cuba había muy pocos blog y ahora tampoco hay muchos. A lo más, hay una
docena, cuando yo empecé habría cinco o seis, si acaso. Estoy hablando
de blogs alternativos.

La mayoría de estos blogueros se identificaban con seudónimos. Otros,
tocaban temas culturales o folclóricos, música, cine. Yo irrumpo con mi
rostro, con mi nombre y eso creo que fue lo que marcó la empatía con la
gente.

No empecé el blog con un concepto claro y creo que todavía no lo hay.
Si de algo quise sacudirme, fue de tener una línea editorial, temáticas
específicas y un tono, o algo así. Claro, uno no puede despojarse de su
estilo personal. Sólo decidí que el estilo estuviera enfilado a la
crónica, a la viñeta con un poco de humor y a la foto. Hago muchas
fotos, marcadas por el mismo sello de los textos, no soy una profesional
de la información, no soy una analista, no soy politóloga. Si usted
esta buscando eso, este no es el lugar. Mi blog es la visión personal,
generacional, emocional de una ciudadana que vive en La Habana.

Eso por supuesto, te da mucha amplitud. Cuando no hay una línea
editorial clara. Todo es posible. Todo empezó por un exorcismo
personal: Tengo cosas que contar; a nadie le interesa publicar estos
arranques; me los voy a publicar yo misma. Las cosas que veía, que me
contaban, las cosas que me molestaban... Lo mismo puedo reaccionar con
algo de la televisión que con la prensa o con una persona en la calle.
A veces soy más incendiaria, a veces más política, a veces voy más a la
cotidianeidad.

P. Entonces, llega el premio Ortega y Gasset…

Y. S. El premio Ortega y Gasset, me parece, se define más por la
coyuntura. Primero, el fenómeno bloguer que, de alguna manera, cambia
el concepto actual de periodismo. Incluso los grandes medios, potencian
los espacios blog. Comprenden que la gente tiene un apetito de oír
impresiones personales.

El 2007 es el año en que sale mi blog y de alguna manera hay una
"fiebre". El blog Generación Y, llega alcanzar cifras de seis mil
comentarios en un post lo que era inaudito para ese momento. Todavía no
tengo explicación para ese fenómeno.

Pienso que ese entusiasmo, viene porque el blog se convirtió en un foro
de discusión. Eso es lo más interesante, porque mi presencia en la
blogosfera, es una o dos veces por semana. Yo doy el grano, el pequeño
combustible para discutir; pero lo otro lo hace el público.

P. Tu blog se llama Generación Y.

Y. S. Sí, pero no pretendo ser la voz de mi generación. En mi
generación hay interrogadores de la seguridad del estado, o gente que
hace mítines de repudio. Hay balseros, extremistas… hay de todo. Por lo
tanto, nunca tuve la idea de erigirme como portavoz de una generación.
Además, no me gusta, eso de ser portavoz. Es mejor decir: esto es un
espacio para mi generación, yo aporto esto, si tú tienes algo que
contar; tú, Yoandry, Yunieski, ven aquí, aquí tienes un espacio.

P. Defines tu mensaje como "ciudadano"; no de disidente o demócrata.

Y. S. No es una barrera; ser ciudadano es mucho más amplio. Primero, no
me considero opositora. No tengo programa, ni color político. Eso es
algo típico de la postmodernidad. Esas definiciones de izquierda y
derecha, pasaron de moda. Para mi generación eso es "cheo", la gente no
se define por un color político. Es mucho más amplio.

Prefiero mantenerme en el terreno ciudadano del que está interpelando
constantemente al poder. Esa posición me gusta más, y creo que
ciudadano es un concepto, muy necesario en la Cuba de hoy.

En mis textos, nunca están las palabras democracia, derechos humanos,
libertad, pero están inspirados por estas cosas. Los cubanos tenemos un
agotamiento del discurso retórico. Ese discurso anquilosado durante
cincuenta años, nos tiene saturados y hay que hablar de otra manera.
Ese discurso pesa mucho sobre los hombros del ciudadano y hay que decir
lo mismo pero de otra manera, sin retórica. Yo trato de escapar de la
retórica y los lugares comunes, que me aburren muchísimo.

P. ¿Y tu inclusión en la selección de las cien personas más influyentes
del año 2008 de la Revista Time?

Y. S. Para mi fue una sorpresa y creo no merecerlo. Me parece excesivo.
Pero la alegría que me produce el estar allí, es que quizás algo este
cambiando en el mundo y que quizás no sólo los famosos alcanzan los
espacios públicos. El llegar como ciudadana, puede ser una señal.

Estoy en una categoría de pioneros y héroes. Yo prefiero ser ciudadana
y no esos conceptos tan elevados. Llegué de manera inusual, no soy una
estrella de la pantalla como Angelina Jolie o Brad Pitt. Llegué como
una ciudadana, que empezó a narrar su realidad y me da a entender que
los medios están comenzando a entender, que en los ciudadanos es donde
está el verdadero poder.

P. Un tercer premio es el de bloguera cautiva

Y. S. Esa es una torpeza sin nombre. Cuando empezamos los trámites, mi
esposo y yo, fuimos a explicarles a esas personas que temíamos se negara
la salida por una cuestión netamente burocrática y explicamos, las
posibles repercusiones desagradables, a nivel internacional.

Paso el tiempo y llamamos a Eliádes Acosta, en el Comité Central
comunista y hablamos con su secretaria Ofelia y le dijimos, los
llamamos, para que no se dé un escándalo por gusto. Dos días después
aparece lo de Time y volvimos a llamar. Ella nos dijo, mire yo le
explique al compañero Eliádes. El ya lo sabe. En ese momento le
comentamos: Llamamos por algo más; ahora se le une a lo anterior, la
nominación de la Revista Time, y están a tiempo de evitar el escándalo.

Cuando comencé los tramites, las probabilidades estaban a mitad, creía
tanto que podría viajar como que no. Antes de la ceremonia, de entrega
del premio en Madrid, sólo me decían que se estaba estudiando. Ahora ya
emitieron un documento que dice que no puedo viajar por el momento. En
ese instante, confirmé algo que venia expresando y que de alguna manera
soporta mi blog: la pelea del ciudadano contra el poder. Este es mi
mejor post en este año.

Personalmente creo que hubo la intención de castigarme, dejándome en el
país, pero no veo el castigo. Este es mi país, al que regrese de manera
voluntaria y por empecinamiento personal. He demostrado que me gusta.

P. ¿Cambio algo en tu vida, luego de tan altos reconocimientos?

Y.S. Mi vida cambió poco. A no ser que ahora más personas me llaman y
quizás haya más interés en conocerme. No obstante, ten claro que tengo
dos vidas: una virtual y otra real. Mi vida virtual es inmensa, enorme,
no tengo conciencia hasta donde llega.

Tengo menos tiempo real, por que tengo más responsabilidad con el blog.
Creo que la visibilidad del blog, me da mucha mas responsabilidad por
mantenerlo.

P. ¿Detrás de una gran mujer, hay un gran hombre?

Y.S. Claro, Reinaldo mi esposo es fuente de inspiración, idea, apoyo, la
persona que ejerce como ala. Convivir durante quince años con una
persona que fomenta el diálogo, la pluralidad, con una historia como la
que tiene el, de atropello, pues claro que es importantísimo para mi y
desde que comenzó esta historia está al lado mío, alegrándose tanto como
yo por todo lo alcanzado. Soy una privilegiada. No se lo digas nadie,
no sea que me lo quieran llevar…

P. ¿Hasta cuando el blog Generación Y?

Y.S. Hasta que tenga deseos de hacerlo. El blog tendrá vida mientras
tenga algo que contar en él, no quiero hacer una promesa. El blog no
será para siempre, todo se va redireccionando. Quiero encauzar todos
los proyectos hacia donde quieran ir ellos.

P. La blogósfera cubana…

Y. S. La blogósfera cubana es un fenómeno que está todavía en pañales.
Hace dos semanas yo decía embrionario, pero yo creo que ya esta en
pañales. Hay que contar con la blogósfera, ella cada vez va a ganar más
importancia.

Además, la tecnología erosiona al sistema totalitario, esa es una
parábola. La tecnología evoluciona más rápido que los censores. Los
censores pueden impedir que yo se me siente en una terminal de Internet,
pueden evitar que tenga Internet en mi casa, pero no pueden cerrar un
dominio web. No pueden evitar que yo publique mis cosas. Es una
batalla perdida para los censores. Ellos podrán demorar el momento en
que los cubanos entremos masivamente a Internet, pero no podrán evitar
que lo hagamos. En un par de años los cubanos entrarán a chorro en
Internet y los bloguer tendrán un importante papel en eso.

Para ese momento, me gustaría que periodistas y analistas comprendan las
ventajas del blog. En Cuba se da un fenómeno negativo y es que muchas
personas con algo que contar, con ópticas interesantes, que manejan las
herramientas del periodismo, son analfabetos informáticos.

Mi generación al contrario, domina las herramientas, el mouse es una
prolongación de su mano, pero no están interesados en opinar, o no saben
que pueden opinar para cambiar las cosas. Hay un gran dilema. Por eso,
la generación mayor tiene que subirse al tren de la tecnología y los
blogs son una forma de ella. Mientras, mi generación debe comprender,
que esa tecnología que domina, no solamente sirve para descargar juegos,
filmes o musiquita, sino que también sirve para expresar ideas.

P. Eliécer Ávila, el líder del Proyecto de Vigilancia Tecnológica y
Política, una de las especialidades de la Operación Verdad, dedicada
según sus propias palabras "al monitoreo constante de Internet y a la
misión de reporte y combate en esa área". El que emplazó públicamente
al Presidente del Parlamento cubano, ¿tiene tus mismas inquietudes…?

Y.S. Yo vivo en mi blog cada día ese dilema. En mi blog se acuñó el
término de Brigada de Respuesta Cibernética (BRC). Las BRC, son grupos
de choque, radicados en Cuba. Tienen horarios. A partir de las 8 de la
mañana empiezan a boicotear y a las 4 cesan. Evidentemente, son
orientados a atacar con insultos, corta y pega, anuncios porno, robando
la identidad de otros comentaristas para comentar en nombre de ellos y
sembrar el caos.

Conocer ese fenómeno, verlo por mi misma, me permite comprender que no
tienen argumentos. Todos estos jóvenes, asumen esto como un juego. A
ellos se les orienta, pero también lo toman como el divertimento de
atacar desde el pseudónimo, a otro que sí da la cara. Pero, cuando
empiezas a discutir, te das cuenta que tienen mis dudas y no tienen
argumentos para defender por qué están ahí.

Eliécer tiene tantos problemas como yo. Pero ya yo pasé la línea donde
me retenía el descontento y la frustración. El todavía piensa que
dentro del sistema, dialogando con sus jefes, se pueden resolver las
cosas de nuestra patria.

[1] Abelardito: niño o joven muy aplicado e inteligente

http://www.cubanet.org/CNews/y08/junio08/13cronica1.html

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