2007-07-24.
Iván Curra de la Torre
1994 fue un año muy especia. La vida en Cuba era un cuadro de Picasso.
La Habana parecía celebrar la Navidad por todo lo alto. Sí, pues la
secuencia de apagones la convertían en un gigantesco árbol de Navidad:
se encendía el Cerro y se apagaba el Vedado, se apagaba el Cotorro y se
encendía la Lisa, se encendía Regla y se apagaba Guanabacoa y si este
espectáculo fuese visto de noche desde el trasbordador espacial, tal
pareciera que Cuba le estaba enviando algún mensaje secreto a los
comunistas de otros mundos.
La Cuba de 1994 era una combinación de la miseria haitiana y la
conformidad bolchevique. El que no andaba en harapos no estaba a la
moda. El calzado en su mayoría se elaboraba a mano en casas con la
materia prima robada; la cola de la Luz brillante era casi categorizada
como un Monumento de la Humanidad y en Cuba el que no robara no era una
persona normal.
Ser disidente en 1994 en Cuba era un vacilón y lo sé por experiencia
propia, pues los comunistas del barrio no se metían contigo por miedo a
que sacaras su nombre por Radio Martí y los que te apoyaban te miraban
con benevolencia. Luego te dabas cuenta que de esta misma forma uno
miraba a los enfermos mentales.
Y cada día después del noticiero de las 12 o las 6 de Radio Martí,
siempre venía ese fiel entusiasta de la causa y te susurraba al oído
-Te escuché, asere, te van a partir los c... un día, pero te ¡admiro!-
Al disidente lo veían en Cuba, los que no se metían en na' como un ser
de otra galaxia; pero un ser simpático, que iba matando canallas.
Y uno no se daba cuenta que la lucha, además de que despertaba
conciencias y abría ojos, también sacudía esa ansia interna de vivir
como dios manda. También nosotros los disidentes, éramos un buen ejemplo
para los indecisos, pues de cien, sólo dos o tres se nos unían y los
demás preferían huir, ya que parte del vacilón de ser opositor era
disfrutar de las amenidades de complejos vacacionales muy bien ubicados
en la isla, el Combinado; Canaleta; Kilo-5; Taco-Taco, etc.; todos
diseñados para el disfrute opositor y que tanto conocían los cubanos
debidos a nuestras denuncias radiales.
Era preferible huir que luchar, era mejor morir comido por los tiburones
que vivir por la Patria. El Gobierno de Cuba sabiendo esto diseñó con
mucho tiempo una efectiva campaña de murmullos de más de dos años de
antelación, desde enero de 1993. Yo pude escuchar en Cuba "la bola" de
que habría un nuevo Mariel, era una profecía venida de la nada que
creció y creció y era una fuente de lejana FE y esperanza.
Muchos acontecimientos acontecieron en el 94: intentos efectivos o no de
salidas ilegales, muertes planificadas como la de Pérez-Quintosa,
secuestros de lanchas emblemas de la Habana como son las lanchitas de
Regla, el asesinato de un recluta cuando intentaba un grupo llegar a
EE.UU., el "secuestro" del carguero Hussara y el non plus ultra de
todos, el remolcador 13 de Marzo que fuera hundido luego de
proporcionarle todas las ventajas para que pudiera salir y para que sus
organizadores pudieran preparar esa salida.
La gente del 13 de Marzo ya estaba muerta desde hacía mucho tiempo, pues
fueron condenados y pasaron a ser parte del gran plan maestro, ya que
con los sobrevivientes de esta tragedia se pudo encender la chispa
necesaria, el valor que necesitaban miles de cubanos que se desquitaron
con las olas del mar la impotencia de no poder darle con ese mismo remo
a los criminales de la masacre.
La Virgen de la Caridad del Cobre tiene una gran corte de angelitos que
ayudaron a los balseros desde el fondo del mar y así ya van a cumplirse
13 años desde que miles de nosotros pudimos cruzar la gran fosa común
que nos separa de la América continental. El maleconazo fue sin dudas la
primera gran demostración del descontento con la dictadura; pero
descabezada y desinformada, terminó tras las rejas de Guantánamo Bay y
hoy aquí en Miami, soñando con lo que un día vendrá llegando si Dios quiere.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=10915
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