Inmigración libera a familia de refugiado cubano
ALFONSO CHARDY
The Miami Herald
Las autoridades de inmigración liberaron ayer de forma inesperada a la 
esposa venezolana y a los hijos de un refugiado cubano, a quien se le 
extendió un permiso de entrada en el país el mismo día en que su familia 
fue sometida a procedimientos de deportación en la frontera de México y 
Texas.
Una llorosa Ocdalis Gómez, de 22 años, y sus hijos Abel, de 2 años, y 
Winnelis, de 6, subieron a un avión en Austin, Texas, rumbo a Miami, 
donde posteriormente se reunieron con Abel Gómez, de 30 años, el cubano 
que durante semanas luchó por obtener la libertad de su familia.
Abel y Ocdalis se reunieron en el Aeropuerto Internacional de Miami, 
donde se abrazaron fuertemente por varios segundos, mientras sus niños 
miraban sorprendidos las cámaras de televisión que los enfocaban. 
Después, Abel Gómez cargó a sus hijos, los abrazó y los besó, y se 
volteó hacia las cámaras para mostrarlos orgullosamente sosteniendo a 
cada uno en un brazo. ''Estoy inmensamente feliz'', dijo cuando pudo 
hablar, ya que las lágrimas rodaban profusamente por sus mejillas. 
''Gracias a Dios ahora puedo estar cerca de mi familia''. La familia 
Gómez llegó el 11 de junio a un punto fronterizo entre México y Estados 
Unidos próximo al pueblo de McAllen, en Texas. Como cubano, Abel pudo 
entrar en el país apoyado en la llamada ''ley de pies secos y pies 
mojados''. Sin embargo, Ocdalis y sus hijos fueron detenidos y 
declarados deportables porque no eran cubanos y carecían de documentos. 
Gómez se halla entre el número creciente de cubanos que ha llegado 
últimamente a la frontera entre México y Estados Unidos. Datos 
divulgados la semana pasada por el Departamento de Aduanas y Protección 
de las Fronteras de Estados Unidos indicaron que el 84 por ciento de los 
inmigrantes cubanos que llegaron el año pasado entraron vía México, no a 
través del Estrecho de la Florida. La entrada de cubanos a través de la 
frontera mexicana ha ido aumentando todos los años, en momentos en que 
la guardia costera ha intensificado su vigilancia en las aguas entre 
Cuba y Florida.Con una amplia sonrisa en el rostro, Ocdalis dijo ayer 
que se sentía muy feliz de estar con su esposo en Miami, pero agregó que 
también sentía tristeza por otras familias de extranjeros que conoció 
mientras estuvo detenida y quedaron encerradas cuando ella salió en 
libertad.
''Estoy muy contenta, por supuesto'', dijo a periodistas en el 
aeropuerto de Miami. ``Pero también me siento triste''.
La joven hizo una breve pausa y después se echó a llorar al pensar en 
las personas que están bajo orden de deportación y que no pueden pagar 
fianzas. ''Algunas personas califican para fianza y para ser liberadas, 
pero como no tienen dinero son deportadas con sus hijos'', dijo Ocdalis, 
llorando mientras hablaba. ``Es duro estar allí''.
Ocdalis se quejó de que los funcionarios del centro de detención no le 
ofrecieron adecuada atención médica a su hijo. De igual modo, dijo que 
el niño tenía una tos persistente y que sólo le dieron jarabe para la 
tos. Por su parte, Carl Rusnok, portavoz del Departamento de Inmigración 
y Aduanas en Dallas, dijo que ''analizará lo sucedido''. La mujer dijo 
que en cambio su hija recibió un mejor trato cuando tuvo un ataque de asma.
Ocdalis dijo que no estaba segura si su caso de deportación ya acabó 
ahora que fue puesta en libertad. Agregó que los funcionarios le dijeron 
que debía presentarse en una corte de inmigración de Miami el próximo 7 
de agosto.
Rusnok señaló que ''su caso se revisó, y basándose en una serie de 
hechos se determinó que se le podía otorgar libertad bajo palabra''. 
Esta decisión podría convertirla en elegible en un futuro para obtener 
una tarjeta de residente bajo los acuerdos de la Ley de Ajuste Cubano, 
como esposa de un ciudadano cubano.
El caso de Gómez arrojó luz de cierta manera sobre una dimensión poco 
conocida de las llegadas de cubanos: el número cada vez mayor de 
familias cubanovenezolanas que escapan a Estados Unidos, huyendo del 
gobierno del presidente Hugo Chávez.
Abel Gómez dijo que su familia abandonó Cuba con rumbo a Venezuela a 
principios de la década del 80 para huir del gobierno comunista de Fidel 
Castro. Gómez tenía seis años cuando sus padres llegaron a Venezuela. 
Con el tiempo, se estableció en la zona este del país, donde se ganaba 
la vida manejando un vehículo para transportar personal y 
abastecimientos para una compañía local. Por su parte, su esposa 
cocinaba y luego vendía los platos que preparaba.
Aunque Abel se convirtió en ciudadano venezolano, mantuvo su certificado 
de nacimiento cubano y presentó un pasaporte cubano cuando llegó a la 
frontera.
La familia Gómez comenzó a planear el viaje hacia el norte hace 
alrededor de un año. El pasado 9 de junio subieron a un avión con rumbo 
a Ciudad de México y dos días más tarde tomaron un avión que los llevó 
hasta la localidad fronteriza de Reynosa, México. Una vez allí, tomaron 
un taxi hasta McAllen.
Luego que a Gómez se le permitió entrar al país, su esposa y sus dos 
hijos fueron transportados a un centro de detención para familias 
extranjeras indocumentadas ubicado en Taylor.
Ocdalis dijo que un funcionario de inmigración que con anterioridad le 
había dicho que sería deportada fue a verla el jueves por la noche y le 
anunció que había sido puesta en libertad.
Cuando se le preguntó qué pensaba hacer ahora que estaba en libertad, la 
joven sonrió y dijo: ``Muchas cosas, pero sobre todo soñar y hacer 
planes de nuevo''.
achardy@MiamiHerald.com
 
 
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