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Friday, July 13, 2007

Dictadores tercos

HISTORIA
Dictadores tercos

Tania Díaz Castro

LA HABANA, julio (www.cubanet.org) - En los últimos años del siglo
pasado, se pueden contar con los dedos de las manos los dictadores
tercos que han muerto pensando que gobernarían su país hasta el último
aliento de sus vidas.

Son varios. Sin embargo, sólo me voy a referir a tres: el economista
portugués Antonio de Oliveira Salazar, el tunecino Habib Burguiba y
Fidel Castro.

Oliveira Salazar (1889-1970) inició su mandato demandando poderes
extraordinarios: jefe de gobierno, presidente del consejo de ministros,
etc., a partir de que una junta militar, presidida por el general Oscar
de Fragoso Carmona, controló el país.

Según datos oficiales de Portugal, Oliveira Salazar, en sus 40 años de
dictadura, equilibró el presupuesto nacional, liquidó la deuda externa
y, a pesar de contar con la ayuda de los ricos terratenientes, banqueros
e industriales, promulgó una constitución de partido único, anuló la
libertad sindical, el derecho a huelga, la libertad de prensa, la
oposición política con la ayuda de su policía política, y envió gran
número de soldados a África para reprimir los movimientos nacionalistas.

En 1968 sufrió un ataque de apoplejía. Postrado en una cama sufría de
mareos, visión doble, dificultad para pensar, lenguaje ininteligible,
desequilibrio corporal y caídas frecuentes. Aún así, este dictador
portugués no aceptó ser reemplazado en ninguno de sus muchos cargos y
murió un 27 de julio de 1970 en Lisboa, pensando que era el hombre que
dirigía la política de su país.

Habib Burguiba (1903-2000), a pesar de que durante años fue líder de un
partido que defendía la independencia política de Túnez, sufriera cárcel
en varias oportunidades y cayera en manos de las tropas invasoras
alemanas, depuso al rey de su país en 1957, se proclamó jefe de
gobierno, y 28 años después se consagró como presidente vitalicio.

Permaneció en el poder hasta que comenzó a dar señales de demencia
senil, y su propio primer ministro, nombrado por él, lo tuvo bajo
arresto domiciliario a partir de 1987, desde donde Burguiba pensaba que
seguía dirigiendo la política de su país.

Fidel Castro (1926), quien durante 48 años ocupó los cargos más
importantes del gobierno cubano, nombró como sucesor a su hermano menor,
Raúl Castro, cuando enfermó de gravedad en 2006. Igual que Adolfo
Hitler, quien pensó que el pueblo alemán daría hasta la última gota de
sangre contra las fuerzas aliadas, Castro lo piensa de su pueblo y lo
escribió en su proclama del 31 de julio pasado cuando, al parecer, dejó
de sentirse un dictador en su cama, para convertirse en lo que desea
para su próxima vida en la Tierra: ser escritor como García Márquez.

Hasta el momento, y aunque sus más íntimos vaticinan que volverá a
vestir su uniforme verde oliva, ha escrito y publicado en su periódico
Granma cerca de veinte Reflexiones, con el propósito de seguir
dirigiendo la política de su país.

http://www.cubanet.org/CNews/y07/jul07/10a8.htm

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