Lennon no fue comunista
Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba - Ener (www.cubanet.org) - Mientras que el castrismo
cubano ha cerrado a cal y canto a lo largo de casi medio siglo los
archivos ocultos del gobierno en materia de seguridad, en Estados
Unidos, exactamente cuando el reloj terminó de dar las doce campanadas
del 3l de diciembre, cientos de millones de documentos confidenciales,
con 25 años de antigüedad y hasta ese momento secretos, se pusieron a
disposición del público.
De esta forma, periodistas, historiadores, escritores, estudiantes y
gente común, podrán acudir a los Archivos de Washington y solicitar todo
lo que se ocultó en materia de información a partir de 1982, conocer,
por ejemplo, la historia secreta de la Guerra Fría, los pormenores de la
crisis de los misiles cubanos durante el gobierno de John F. Kennedy, la
guerra de Viet Nam, y el espionaje soviético dentro del gobierno de
Estados Unidos.
Gracias a esta desclasificación de documentos oficiales también se ha
podido conocer el caso del fundador, cantante y compositor de los
Beatles, John Winston Lennon (1940-1980) y su esposa, la artista
japonesa Yoko Ono, cuando estuvieron a punto de ser deportados de
Estados Unidos bajo la sospecha de ser comunistas.
Durante treinta años, aquellos que pertenecieron al círculo de amigos de
Lennon, más sus familiares, su hijo Sean y la propia Yoko Ono, se
mantuvieron firmes exigiendo la aclaración de dichas acusaciones. Ellos
aseguraban que los ideales de John Lennon, asesinado por Mark David
Chapman (antiguo estudiante de la Universidad de Covenant, con problemas
mentales) a la entrada de su vivienda en Nueva York, se referían a la
justicia, la paz y el desprecio a la guerra.
Hoy, gracias a un expediente compuesto por más de trescientas hojas, se
sabe que el cantante británico era inocente. No hubo prueba alguna que
demostrara que estaba a favor del ya desaparecido comunismo soviético.
Pero en Cuba ocurrió algo peor: los Beatles estuvieron prohibidos no
sólo en la radio y la televisión, sino también en las casas de los
cubanos. Para el gobierno de la Isla, las inolvidables canciones de
Lennon eran subversivas, podían incitar a la violencia y a la rebeldía
contra el régimen cubano de corte estalinista.
Sus discos no podían entrar por el aeropuerto y quienes lograban hacer
grabaciones a través de estaciones radiales extranjeras, corrían el
riesgo de ser llevados a la policía.
Así vivió durante los años setenta una generación de jóvenes cubanos,
amantes de la música de los Beatles: vigilados como personas peligrosas
enemigas del castrismo.
Sólo conoceremos en detalles el drama vivido por aquellos cubanos cuando
los archivos secretos de la Seguridad del Estado sean desclasificados,
algo que nadie piensa que ocurra Cuba. Sólo de esta forma conoceríamos
los nombres de quienes durmieron una semana o más en el calabozo de una
estación de policía sólo por escuchar a los Beatles, leer las ridículas
razones escritas en informes de agentes encubiertos, capaces de hacer
creer que aquellas canciones resultaban un peligro potencial para la
revolución cubana.
Como una forma de reivindicar a John Lennon, hoy el gobierno cubano lo
ha sentado en bronce en el banco de un parque del Vedado y hasta hemos
visto por la televisión que los mismos políticos que lo prohibieron
durante años se fotografíen junto a la escultura, reconociendo al fin
que se trata de una de las figuras más importantes de la música popular
del siglo XX.
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