El Anticastrismo: ¿Extremismo o Realismo?
2006-09-10
Osvaldo Alfonso Valdéz, Ex Prisionero de Conciencia de la Causa de los 75
En la terminología política para designar a quienes se oponen al régimen
de Castro, el término anticastrista es utilizado frecuentemente con
signo negativo. El adjetivo, no tan empleado para autodefinirse por los
propios adversarios del tirano, se percibe como sinónimo de oposición
extremista e intransigente.
Sin embargo, lo curioso resulta ser el que algunos, dentro de las
propias filas de la oposición, con el objetivo de marcar distancia,
califican a otros opositores de ese modo. Aquí la pregunta a formular es
muy simple: ante la realidad de nuestra isla en las últimas décadas,
sojuzgada por un régimen comunista, y el papel de tirano absoluto que ha
desempeñado Fidel Castro; ¿Cómo se puede ser oponente al régimen y no
ser anticastrista? Más simple aún el asunto: ¿si de un lado están los
anticastristas, y del el otro el déspota y su cofradía, dónde se ubican
aquellos otros?
De algún modo, se podría identificar a los "no anticastristas" en una
línea política que lleva como táctica (o estrategia), la conciliación
política con el régimen cubano. Pareciera que conciben que, utilizando
un lenguaje menos categórico y directo, se pueden lograr algunas
concesiones de la dictadura.
Me he referido al lenguaje al hablar del accionar opositor, pues es este
el arma de lucha fundamental de la mayoría de los demócratas cubanos y
el término anticastrista se utiliza para identificar a organizaciones
políticas pacíficas tanto de dentro como fuera de Cuba.
Los calificados como anticastristas no son comandos armados, ni emplean
ningún tipo de violencia en su lucha, y es así que su única diferencia
con aquellos opositores que se desmarcan de ese calificativo está en su
lenguaje, y tal vez, hay que reconocerlo, en sus propósitos. Los
anticastristas no quieren más que todo por realismo, ningún tipo de
arreglo con la tiranía que no implique pasos explícitos que conlleven a
desmontar ese sistema; no tratan de desmarcarse de relaciones con
instituciones democráticas norteamericanas; no emplean un lenguaje
eufemístico para calificar los atropellos del Gobierno cubano y apoyan
las presiones internacionales contra el régimen. Las organizaciones
políticas calificadas por los críticos de ese modo, en sus declaraciones
emplean un discurso alejado de toda ambigüedad en sus términos.
Cabría entonces también preguntarse: ¿Con una opción de lucha pacífica
ante un gobierno inescrupuloso, tramposo y represivo como el cubano,
puede pedírseles a quienes se le oponen una proyección más "suave" que
esta? ¿Qué fines y que caminos consideran válidos los "no
anticastristas" que no son "castristas"?
La lucha no violenta que llevan a cabo los demócratas cubanos, tiene
precisamente uno de sus elementos de eficacia en el modo en que se
proyecta su discurso político; y este, ante un Gobierno como el de Cuba,
no puede carecer de claridad, reflejando diáfanamente sus objetivos. De
otro modo, alcanzar el fin se haría más difícil, ante un tema como el
cubano, el cual ha estado marcado por la manipulación, la distorsión, y
en no pocos casos, la incomprensión. Esto lo percibimos quienes en el
trabajo político en ocasiones nos encontramos con personas identificadas
con la democracia, y que sin embargo, hay a veces que convencerlos de
que lo que existe en Cuba es una dictadura violadora de los derechos
humanos.
De cualquier manera, el propio régimen en eso si se ha ocupado siempre
de aclarar las cosas. La dictadura siempre se han proyectado del
siguiente modo: Con la "revolución" o contra la "revolución ", lo que es
en realidad decir; con la dictadura o contra ella.
¿Dónde entones?
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=6908
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