CULTURA
Aquel Señor de la calle Trocadero
Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión
LA HABANA,Cuba - Septiembre (www.cubanet.org) - El 9 de agosto, hace
treinta años, un habanero residente en la calle Trocadero entre
Consulado e Industria falleció en el Hospital Calixto García.
A partir de esa fecha desdichada, uno de los mitos de la historia de la
cultura cubana hincó definitivamente sus pies en el territorio de la
leyenda. José Lezama Lima pasó a residir en el espacio de la literatura
nacional.
Lezama ascendió al cielo en espíritu con su novela Paradiso debajo del
brazo. Es paradójico que el Señor de la calle Trocadero sea conocido
aquí y allá, sobre todo, por una novela. La mayoría de sus lectores se
obligaron a desentrañar la selva de significados del texto para
acercarse a esta obra; por otra parte, sus compatriotas no la han leído.
Algo más que comparte con su contrapartida literaria, Alejo Carpentier.
En una ocasión, en la esquina de Trocadero e Industria,pregunté a un
vecino si conocía a Lezama Lima. Como respuesta, obtuve la indicación de
una ciudadela donde el interrogado conocía a un residente con ese
apellido. Lezama Lima es aún un desconocido para un buen número de cubanos.
Mucha gente leyó de la novela Paradiso sólo el capítulo donde el
personaje Farraluque desborda las páginas con el erotismo de su
adolescencia.
Recuerdo que en aquellos años, el famoso capítulo pasaba de mano en mano
en copias mecanografiadas. Así, fue conocido independientemente del
resto del libro en un período en que el tema del sexo y los gustos
"contra natura", eran tabú.
Pude leer Paradiso en los años 70, gracias a una amiga que me prestó un
ejemplar firmado por el autor. Después la relectura y el estudio de obra
contribuyeron a conocer mejor la novela y a su autor.
Con el paso de los años, Paradiso ganó las cumbres del reconocimiento
literario a pesar de desdenes y olvidos académicos de los críticos
oficiales. Aunque Lezama Lima murió ahogado por el asma y también por el
ostracismo oficial, diez años después de su publicación, Paradiso era
colocada en la cima de la Literatura cubana. Hizo posible el milagro de
la inmortalidad, pues numerosos estudiosos en el extranjero y algunos en
Cuba, se interesaron en bucear a profundidad en la obra.
Ya en los años 90, hubo un redescubrimiento del escritor de Centro
Habana. Quien acabó su vida como un fantasma en la calle Trocadero, se
materializó de cuerpo entero gracias a la adoración del mito del
Magíster y de la leyenda de Orígenes. De esta última fecha hasta hoy, el
nombre del Maestro Lezama Lima ocupó, ya para siempre, un lugar
preferencial para una generación de jóvenes escritores y estudiosos que
huían de los cánones oficiales como el diablo a la cruz.
Al reconocimiento internacional se unió la plena reivindicación
gubernamental. Su casa devino museo. Las obras de Lezama Lima
reaparecieron editadas para ser vendidas en divisas. Y Paradiso, el
summun de la cultura cubana según algunos críticos, pasó a ser mercancía
turística, al precio de 20 dólares por lo menos, en las librerías de
venta exclusiva en moneda convertible.
Criticada cuando su publicación hace algunas décadas, entre otros
aspectos por tratar el tema del homosexualismo, la obra mayor de Lezama
Lima quedó encerrada en el coto privado del turismo. Alejada del lector
cubano, ahora por su precio, Paradiso es aún una cima fuera del alcance,
lectura y comprensión de la gran mayoría.
http://www.cubanet.org/CNews/y06/sep06/11a9.htm
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