La piñata a 90 millas y tres verdades
ANÓLAN PONCE
Con diez cañones por banda,/ Viento en popa, a toda vela,/ no corta el 
mar, sino vuela/ un velero bergantín...
Este conocido verso de José de Espronceda, escritor español del siglo 
XIX, quizás sea muy apropiado para describir el rápido avance ahora del 
destartalado velero del régimen castrista, ya que últimamente, parece 
que vientos muy favorables a su ruta están soplando su popa. Las cosas 
parecen irle tan bien a Raúl Castro que contrario a lo que dijo al Papa 
Francisco en Roma, parece que ¡ya ha comenzado a rezar!
Al menos esa es la impresión que nos deja su fotografía publicada 
recientemente en este periódico en la cual Raúl despide al primer 
ministro francés, François Hollande, con las palmas de las manos unidas 
sobre el pecho y los dedos apuntando al cielo, el signo universal de 
plegaria o súplica. En realidad no tiene que rezar ni suplicar. En la 
actualidad, el mundo acepta a los Castro como son y hasta tienen la 
bendición papal.
Ya no se habla de derechos humanos; el clamor por ello ha sido ahogado 
por la estrepitosa estampida de dignatarios y grandes y pequeños 
empresarios que acuden a Cuba ahora buscando sacar algo de la piñata que 
hace estreno a 90 millas de los Estados Unidos. Porque en un país con 
carencia de todo, cualquier negocio, grande o pequeño, puede generar 
ganancias.
¿Se enamoró usted en Cuba y quiere saber si su paramour lo engaña? Usted 
puede resolver el problema a través de una agencia detectivesca que ya 
tiene agentes autorizados en Cuba. ¿Quiere enterrar a alguien en la Isla 
o trasladar los restos de un ser querido para el suelo patrio porque, 
como ridículamente anunciaba recientemente una funeraria de Miami, "no 
quiere que sea enterrado entre extraños que no hablan su idioma"? ¡Usted 
puede ser complacido! ¿Tiene necesidad de transplantar sus árboles 
frutales, mango, papaya, aguacate y mamey para su nueva hacienda en 
Cuba? ¡No se desanime! Quizás muy pronto, inspirado por el tape cómico, 
"El día que cayó Fidel", de Guillermo Álvarez Guedes, alguien también 
ofrezca este servicio.
La creatividad capitalista es loable, pero sobrepasa los límites de la 
decencia y la moral cuando apoya la injusticia y la obliteración de los 
derechos humanos. Y en este furor por futuras ganancias, no solo estos 
han sido ignorados, sino también la vileza de los hermanos Castro. 
Porque los viles son ahora los exiliados cubanos que se oponen a 
negociar con el régimen castrista y defienden no solo los derechos 
humanos de los cubanos sino también el embargo norteamericano, el único 
recurso existente para imponer su negociación. Ese embargo que se dice 
es inconsecuente y que no ha funcionado, pero Raúl Castro exige que se 
le levante.
Por ello, los acólitos del régimen y de la nueva política de 
acercamiento se esfuerzan por representar al pueblo cubano como víctima 
del embargo cuando en realidad de quien es víctima ese pueblo es del 
régimen totalitario de los Castro; y atacan al exilio patriótico que 
apoya el embargo, acusándolo de estar motivados por absurdas e 
irrisorias razones como es prevenir la competencia de negocios en una 
futura Cuba capitalista similares a los de ellos en los Estados Unidos.
Una verdad se impone. El gran caudal monetario cubano americano que 
apoya el embargo norteamericano proviene de exitosos hombres y mujeres 
del mundo de los negocios que representan diversos campos empresariales. 
Todos poseen los conocimientos y el capital necesario para instalar 
importantes negocios en Cuba y triplicar sus fortunas; pero para ellos, 
aliarse a los Castro ¡no es una opción! Firmes en sus convicciones y 
convencidos que no habrá cambio con los Castro en el poder, defienden 
los principios democráticos que les han permitido el éxito en los 
Estados Unidos y quieren para sus hermanos en la patria abandonada.
Y otra verdad. Miles de cubanos han llegado al sur de la Florida desde 
el 17 de diciembre, fecha del anuncio de la nueva política. Es obvio que 
ellos tampoco creen en un cambio en Cuba con los Castro en el poder. No 
conocen de derechos humanos, ni de pluripartidismo o democracia; pero se 
han lanzado al mar en frágiles embarcaciones, desafiando las temibles 
aguas del golfo, porque quieren libertad para dar a sus hijos una vida 
mejor y un futuro de abundancia, a cambio de la equitativa remuneración 
de sus labores. Es justo. Pero ellos saben que estas aspiraciones jamás 
se harán realidad en la Cuba de los Castro.
También lo saben los arquitectos y promotores de esta nueva farsa; pero 
insisten en darle a los Castro base por bolas por puro interés 
económico. Simplemente dicho, quieren agarrar algo de esa piñata que 
está al reventar a 90 millas de los Estados Unidos. ¡Esa es la tercera 
verdad!
AnolanPonce@aol.com
Source: ANÓLAN PONCE: La piñata a 90 millas y tres verdades | El Nuevo 
Herald El Nuevo Herald - 
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article21706437.html
 
 
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