Clases de Desayuno o Desayuno de Clases
[31-05-2015 17:29:53]
Alejandro Hernández Cepero
(www.miscelaneasdecuba.net).- El desayuno es, a decir de los 
especialistas del tema, el alimento más importante del día. Diferentes 
razones evidencian el anterior planteamiento, como el hecho mismo de que 
el desayuno interrumpe el prolongado ayuno comenzado después de la cena.
Por otro lado, el desayuno nos da las fuerzas necesarias para 
enfrentarnos a un vertiginoso y agobiante día laboral. En este contexto, 
el pan nuestro de cada des-ayuno, tiene su propia historia.
En el característico caso de Cuba y los cubanos, los de a pie, la 
mayoría, más que historia, es sinónimo de lucha y tesón, más allá de la 
mismísima ciencia y ficción. Un dato a favor es que, el pan del 
desayuno, tiene tres estados relacionados intrínsecamente con el nivel 
socio-económico del desayunante.
Por ejemplo, el pan  de la cuota –masa amorfa y ácida más conocida como 
Toma 1- está reservado para los sustratos sociales más bajos. Este pan 
contiene un 0 % de grasa, no sube el colesterol y puede ser acaparado.
El pan de la Cadena es, con respecto al pan de la cuota, de una calidad 
incuestionablemente superior tanto así que, su precio escapa -con 
excepción de los deshonrados- del bolsillo de los asalariados estatales. 
Con un 0,1 % de grasa, es insuperable en temporadas ciclónicas. Al otro 
día se convierte en un elástico y con uno solo, sobrevive una familia.
El pan del Sylvain, eso, es harina de otro costal, por tanto, sólo está 
reservado debido a su cele$tial calidad para dueños de negocios 
lucrativos, gerentes, generales, ministros y otros integrantes de la 
cima de la cadena evolutiva. Este pan contiene grasa y tiende a elevar 
el colesterol, su precio, evita el acaparamiento.
Toda regla tiene su excepción, y luego de un infrahumano sacrificio, no 
es de extrañar que, a lo menos un día –el del cumpleaños, de las madres, 
enamorados, por sólo citar las razones más frecuentes-, alguien 
quebrante el entorno alimentario, no obstante, ya sea para el pan de la 
Cuota o para el pan de la Cadena, más vale precaver y asegurar.
Una larga cola de cubanos de a pie que, no pueden hacer otra cosa que, 
el pan que les toca, por la libreta,  comprarlo hoy y guardarlo para 
desayunar mañana para que, hijos, nietos y por qué no, algún que otro 
bisnieto, puedan des-ayunar antes de irse para la escuela.
Teniendo seguro el pan, comienza la segunda temporada: "¿que lo 
acompañará?". En este punto, debemos remitirnos  nuevamente al nivel 
socio-económico de los desayunantes y sus entornos alimentarios.
El grupo del pan de la Cuota, puede escoger entre azúcar, aceite –sin 
ajo-, croquetas de pescado con sabor a harina, aprovechar cuando envían 
el pollo por pescado, jamón-nada, picadillo de averigua, o simplemente, 
con pan.
Los que pueden operar con el pan de la Cadena, pueden acompañarlo con 
jamón Vicky o pierna pero sin  derecho a pensar en el jamón del diablo, 
queso crema o blanco, no amarillo,    algún que otro bistec 
evidentemente de cerdo, etcétera.
Los ángeles que pueden disfrutar del celestial pan del Sylvain, tienen 
toda una constelación de estrellas para acompañarle: atún, bonito, 
emperador, carne de cualquier cuadrúpedo vedado al pueblo, etcétera, y 
creo, con sinceridad que, en este grupo, si existe un ausente al 
desayuno, es precisamente, el pan.
En cualquier caso, y aún en el mejor de ellos, es imposible desayunar 
con pan fresco, recién elaborado, calientico, y menos aún crujiente si 
no lo compras en, bueno…, el motor de búsqueda de Google se encuentra 
trabajando sin conexión.
Pero como en toda -buena o mala- historia, está la invisible mano del 
imperio, el Norte revuelto y brutal, el monstruo que se extraña, el 
bloqueo que propicia el desfalco del aceite para que podamos venderle y 
tener en casa, aumentar la dosis de levadura en la medida que 
disminuimos la de harina, mientras que nutrimos la masa de sudor 
añejado, saliva, escupitajos, cenizas de cigarros y tabacos y por qué 
no, algún que otro humor pegajoso segregado por las mucosas –comúnmente 
conocido como moco-, y esta, más que una historia del pan es, parte de 
la historia de cómo lo hacen, a lo cubano, a lo bloqueado, a lo embargado.
Nada que como dijera la cubanita Martina, la cucarachita, la del cuento 
infantil, con este centavo y para desayunar: ¿Qué me compararé?
Me asalta una –tenebrosa- duda: ¿será que, ver constantemente las colas 
a toda hora en las panaderías del pan de la cuota representa la medida 
que acredita la conformidad del pueblo con su –incuestionable- calidad 
de manera que garantice su permanencia eternamente y para siempre?
Nada más halagador que un gobierno tan preocupado por el pueblo.
Source: Clases de Desayuno o Desayuno de Clases - Misceláneas de Cuba - 
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/556b37013a682e0e40427fcd#.VWtfJs-qqko
 
 
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