Miércoles, 29 de Febrero de 2012 04:16
Escrito por Ilei Urrutia Álvarez
Ilei Urrutia Álvarez
San Miguel del Padrón, La Habana (PD) Dos jóvenes, cuyas edades oscilan 
entre los 20 y 25 años, leyeron el artículo que escribí titulado "Una 
visita profiláctica". A pesar que me confesaron que les resultaba 
pedante la figura de Fidel Castro, creían que yo estaba equivocado al 
catalogarlo como un individuo con bajo coeficiente de inteligencia, pues 
para ellos, y cito textualmente "Fidel es un cerebro porque lleva más de 
50 años ahí".
Hace mucho tiempo observo que este argumento es el pilar fundamental de 
algunas personas para sustentar la cubanísima oración de "Fidel es un 
cerebro". Al pedirles que expongan una tesis paralela que demuestre está 
misma idea, se quedan mudos pues no logran encontrarla.
La permanencia de Castro en el poder no se debe a que él haya convencido 
a un electorado para que deposite el voto a su favor, pues el personaje 
en cuestión jamás se ha presentado a una elección de esta naturaleza 
después de 1959. Tampoco ha tenido que enfrentar a un contrincante 
electoral en un debate público y en igualdad de condiciones, donde tenga 
que convencer a una mayoría de que su propuesta es la correcta. Sólo en 
este juego de la democracia es donde el individuo honesto con 
aspiraciones políticas tiene la oportunidad de abrirse paso haciendo uso 
de la inteligencia.
En Cuba, a partir del triunfo de la revolución y a medida que se 
consolidó la misma, se instauró un régimen que sustenta su supervivencia 
en la fórmula del sometimiento del ciudadano por medio del fusilamiento, 
la cárcel o la intimidación. ¿Alguien puede defender la teoría de que 
este método de sustentación en el poder es un ejercicio de la 
inteligencia? La respuesta es no: esto es simple y llanamente el 
procedimiento de la fuerza y el terror.
En resumen, Fidel Castro es un dictador que ha compensado su escasa 
inteligencia con un alto nivel de crueldad que se manifiesta en el 
desprecio por la vida de sus semejantes, porque fusila, incluso por 
escarmiento. Al que le quede alguna duda, lo invito a que vea el 
documental del cineasta Oliver Stone titulado Looking for Fidel.
Fidel Castro desprecia la libertad de los demás porque encarcela no solo 
por un delito cometido sino por uno que se pueda cometer en el futuro. 
Si no me cree, remítase a la ley de peligrosidad social pre delictiva. Y 
desprecia la integridad moral y física del ciudadano. Si tampoco cree 
esto, puede observar las golpizas y los mítines de repudio contra los 
que manifiestan una opinión diferente a la del gobierno.
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