Autor y Ciudad:
Enrique Collazo, Madrid
"Crear dos, tres, muchos Vietnam". Quizás sea por su convocatoria de
tintes apocalípticos que esta frase es tristemente retenida por la
memoria histórica mundial. Corrían los turbulentos años sesenta y la
izquierda más radical y fanática pensaba subvertir el orden
internacional con "tableteo de ametralladoras".
Pero los tiempos cambian, y la caída del Muro de Berlín, hace 20 años,
marcó la bancarrota total del sistema socialista con su planificación
estatal y su control totalitario de la sociedad.
Recientemente, Vietnam, cuya guerra inspiró aquella deplorable consigna,
donó a Cuba 3.000 toneladas de arroz, medio millar de televisores e
igual numero de computadoras; 8.000 libretas y 600 pares de zapatos.
Vietnam es el segundo socio comercial de Cuba en Asia y el primer
proveedor de arroz de la Isla, cuyas autoridades pretenden aprovecharse
de la experiencia vietnamita para impulsar la producción arrocera con el
fin de "disminuir gradualmente los niveles de importación".
Hace apenas un mes, los dos gobiernos firmaron un protocolo de
colaboración y financiación en este sentido, que se extenderá hasta 2015.
Resulta una cruel ironía que a estas alturas Cuba este recabando la
colaboración vietnamita para desarrollar el cultivo del arroz, cuando en
1956 los productores insulares enfrentaban un deterioro de los precios
de mercado debido a la sobreproducción del cereal.
Según Raúl Cepero Bonilla, economista marxista cubano de la época, éste
cultivo ahorraba al país unos de 40 millones de dólares en
importaciones, tenía en explotación 11.000 caballerías de tierra y
ocupaba estacionalmente a decenas de miles de trabajadores. Al cabo de
50 años, vemos que Cuba requiere la asistencia vietnamita para el
fomento de su producción arrocera.
¿Cómo es que este país del sureste asiático, que sufrió en los años
sesenta y setenta una guerra de exterminio por parte de la mayor
potencia mundial, ha conseguido restañar las profundas heridas de
aquella confrontación y reformar su precaria economía para estar en
condiciones de hacer donaciones de arroz y otros productos de elevado
componente tecnológico —como computadoras— a Cuba?
Por más que los ideólogos y economistas del régimen se afanen en
argumentar que las consecuencias del embargo norteamericano han
provocado serios daños a la economía cubana, tal medida en absoluto es
comparable a una guerra de destrucción masiva como la que Estados Unidos
llevó a cabo en ese país.
Durante la misma, Washington ensayó todo su arsenal bélico en pos de
aplastar la resistencia del pueblo vietnamita. El antiguo Vietnam del
Norte perdió el 70% de su infraestructura industrial y de transportes,
además de 3.000 escuelas, 15 centros universitarios y 10 hospitales.
El medioambiente del país asiático en general quedó arrasado por la
utilización del agente naranja que desfolió grandes extensiones de selva
que no han vuelto a recuperarse tras la invasión del bambú y otras
plantas. Peores aún fueron los efectos en la población de esas
sustancias, con miles de abortos prematuros, esterilidad (especialmente
dolorosa para las mujeres de medios rurales) y nacimientos con
malformaciones, a lo que deben añadirse todos los hijos ilegítimos de
rasgos caucásicos y africanos dejados en la pobreza y marginación por
los soldados estadounidenses.
Asimismo, la agricultura quedó profundamente dañada. En la etapa de
post-guerra eran frecuentes las muertes y amputaciones entre los
campesinos (especialmente niños) debido a los miles de bombas y minas
sin estallar ni retirar que quedaron en bosques y arrozales.
Estos efectos provocaron la disminución de la producción en las
explotaciones agrícolas y el aumento de la población urbana que huía del
campo. Se contabilizaron 10.500.000 refugiados y unas pérdidas de
200.000 millones de dólares.
La estrategia económica, clave del resurgimiento vietnamita
Entre los años 1975 y 1986, el modelo de economía centralizada heredado
de la parte norte del país, se demostró incapaz de resolver los serios
problemas de la post-guerra. Un ejemplo de la crisis económica de
Vietnam desde 1981 a 1986 lo representó la tasa de inflación anual, de
casi un 400%, causada por la aguda carencia de todo tipo de productos en
el mercado nacional, principalmente el arroz, base de la alimentación
vietnamita.
Más allá de Vietnam, los cambios y procesos de renovación en otros
países socialistas habían ocurrido. Hasta el año 1986, los logros de
China, resultado de la aplicación de la economía de mercado, se
convirtieron en experiencias útiles para los líderes vietnamitas.
Además, comenzaron las transformaciones económicas y políticas en la
antigua URSS, así como en los países socialistas de Europa Central y del
Este.
Por otra parte, el éxito de países vecinos de Vietnam, como Corea del
Sur y Singapur, sugirió nuevos caminos para la construcción de una
economía estable y fuerte.
Todo ello acabó por convencer al gobierno vietnamita de la renuncia al
modelo de planificación económica soviética, la necesidad de la
transformación estructural de la economía con la coexistencia de
distintos tipos de propiedad, y el cambio de los mecanismos de la
gestión económica basados en la vinculación de la producción con el
mercado, como parte de un amplio paquete de reformas llamadas Doi Moi
(Renovación).
Esta estrategia guardó estrechos puntos de contacto con el modelo chino
y obtuvo resultados similares. Se dio libertad al campesino para
cultivar los productos que estimara convenientes y venderlos casi
libremente en el mercado.
En 1988, comenzaron a ponerse en práctica las medidas de liberación de
la agricultura. En ese mismo año, el país tuvo que importar 500.000
toneladas de arroz. Sin embargo, hacia finales de 1989 Vietnam ya había
logrado un gran aumento en la producción; pudo autoabastecerse y
exportar un millón de toneladas de este producto.
Paralelamente, se comenzó a captar y fomentar la inversión extranjera,
mientras que el país comenzó a aprovechar su mano de obra abundante y
sus materias primas para fabricar productos exportables.
Gradualmente, la economía vietnamita entró en una fase expansiva,
logrando un crecimiento del PIB de un 8% anual entre 1990 y 1997, que
continuó siendo de alrededor de un 7% de 2000 a 2002.
A la vez, se redujo la inflación a solo un dígito, y la economía
vietnamita se convirtió en la segunda de mayor crecimiento en el mundo,
gracias sobre todo al aumento de las exportaciones, las fuertes
inversiones y el empuje de la demanda interna.
En 2007 la tasa de desempleo era de alrededor de un 4.3%. Despidos por
falta de trabajo en el sector estatal y empresas de capital extranjero,
combinados con el cese de reservistas en la milicia, empeoraron la
situación. No obstante, Vietnam es hoy, incluso en medio de la crisis,
uno de los países con menor porcentaje de población desempleada.
Según analistas internacionales, la nación asiática podría pasar a ser
considerada un país desarrollado en el curso de la próxima década. En
2007 su crecimiento fue de un 8.5%, nuevamente uno de los mayores del mundo.
Nuevas relaciones con EE UU
En el terreno de la política exterior, a partir de 1988 Hanoi empezó a
negociar con Pekín el restablecimiento de relaciones diplomáticas.
Asimismo, inició el retiro gradual sus tropas estacionadas en Camboya.
Esta decisión fue interpretada por Estados Unidos, así como por China,
como un paso importante para la reinserción de Vietnam en el mundo.
La adopción de una reforma económica estructural estuvo asociada a la
dinámica integración de Vietnam en el proceso de globalización
internacional y a la reapertura de relaciones con su otrora
archienemigo, Estados Unidos. En febrero de 1994, Washington, en vista
del proceso que emprendía el país asiático para modernizar su economía y
su sociedad, decidió levantar el bloqueo económico y comenzó a poner en
práctica medidas para una futura normalización de los vínculos
diplomáticos con Hanoi.
Un año más tarde, en julio de 1995, el presidente Clinton anunció el
completo restablecimiento de relaciones. La normalización de los lazos
con Washington fue un paso vital para la reinserción vietnamita en la
comunidad internacional y contribuyó a aumentar las inversiones
extranjeras, ya que las empresas foráneas ya no temían sufrir sanciones
derivadas del embargo económico estadounidense.
La reanudación de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos trajo
otras ventajas inmediatas para Vietnam. En el terreno internacional, en
1995 fue aceptado como miembro pleno de la Asociación de Naciones del
Sureste Asiático (ASEAN). En el terreno económico, desde finales de 1994
empezó a recibir asistencia para el desarrollo, que durante 1995 y 1996
alcanzó la cifra de 4.000 millones de dólares. Esa ayuda fue muy
importante por el hecho de que el gobierno vietnamita pudo llevar a cabo
muchos proyectos con vistas al progreso económico.
La entrada del país en la Organización Mundial del Comercio (OMC), en
enero de 2007, contribuyó también a dar un impulso considerable a
reformas orientadas al mercado. El aumento de las inversiones en el país
llegó tras una serie de simplificaciones administrativas y burocráticas
que permitieron crear una situación paritaria entre el sector público y
el sector privado por un lado, y entre las compañías nacionales y las
extranjeras por otro.
El sector privado interno registró a finales de 2006 un crecimiento del
33% respecto a las inversiones totales en todo el país, mientras que las
inversiones directas llegaron, también en 2006, a los 10.000 millones de
dólares, la cifra más alta alcanzada en la historia de Vietnam.
Pese a que en el país rige un sistema de gobierno monopartidista, lo
cual contradice el principio de que la defensa de la libre empresa y el
mercado están orgánicamente relacionadas con las libertades civiles y
políticas, los líderes vietnamitas han comprendido a tiempo la necesidad
de abdicar del ineficaz sistema de economía centralizada e implementar
un paquete de reformas estructurales de mercado capaces de superar la
ruina que dejó la devastadora guerra con Estados Unidos.
"Más amigos, menos enemigos"
Desde el VI Congreso del Partido, en 1986, se trazaron las prioridades
de la política exterior vietnamita, concretadas desde entonces en
ejercer esfuerzos en busca de "más amigos, menos enemigos", consiguiendo
la estabilidad interna para desarrollar la economía.
Durante mucho tiempo, por contradicciones de carácter ideológico,
Vietnam no había sostenido buenas relaciones con los países vecinos del
sureste asiático y otros de la región. Hanoi decidió reconducir sus
estrategias internacionales en general, y en especial con China, Corea
del Sur y Japón, así como con Estados Unidos, basándose en principios
como la cooperación y la no injerencia.
Sin duda alguna, Vietnam representa un elocuente modelo de superación de
la pobreza extrema y de creación de riqueza basada en la economía de
mercado y en una política exterior desideologizada, lo cual ha permitido
su plena integración en el sistema de relaciones internacionales, todo
ello con el fin de alcanzar las mayores cotas de bienestar y desarrollo.
El poder cubano debería tomar ejemplo y abandonar su inveterada
administración de la pobreza, así como su desvergonzada indigencia en
materia de captación de ahorros y donativos internacionales para,
liberalizando las fuerzas productivas cautivas del país y permitiendo al
pueblo materializar sus iniciativas económicas sin restricciones,
propiciar el crecimiento y echar las bases de una sociedad próspera y
autosuficiente como la vietnamita.
Un modelo de resurrección | DIARIODECUBA (5 December 2009)
http://www.ddcuba.com/internacional/articulos/2009/un-modelo-de-resurreccion
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