Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión
LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - La respuesta del régimen
castrista a la celebración del Día de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos tuvo un balance lamentable. Penoso, además, porque la
incitación gubernamental a la violencia contra las Damas de Blanco y
algunos pocos opositores que acudieron al parque Villalón de Calzada y D
no puede dar otro ejemplo que el de intolerancia y rechazo de las
diferencias.
Las turbas o como se le conoce históricamente en Cuba "la porra"
castrista se sirvieron de transportes que las depositaron en sitios
céntricos donde el resto de la población viera cuál es la respuesta
gubernamental a cualquier acción su contra.
El atropello padecido por una media docena de personas en las
inmediaciones del parque de Calzada y D es y será un bochorno más en la
memoria de intolerancia de este régimen. Sólo comparable con las turbas
racistas o fascistas que en el siglo pasado protagonizaron hechos de
índole similar.
Rebajar la condición humana a un nivel casi de fieras retrotrae la
Historia de la Nación a un sitio en que la desesperación, la ignominia y
el atropello se dan la mano para consignar con esas acciones el
desprecio a las conquistas de la Humanidad.
Enlodar el alma de los cubanos ha sido y será una de las virtudes
mayores de este desgobierno. Esto muy pocos lo podrán negar. Una
batalla de ideas, si es que se quiere vencer, se gana con razón y lógica
y decencia en los argumentos.
Pero la vulgaridad rampante, la indecencia, el insulto y la gritería
ensordecedora, el gesto avieso y el maltrato de las turbas desenfrenadas
nunca garantizarán que las ideas venzan. Todo lo contrario, la lección
dejada por esos grupos afines al desgobierno cubano para ellos mismos
es la violencia como reductora de conflictos. Y no hay fórmula más
explosiva que esa.
Esto se comprueba en las calles delante de nuestros propios ojos, al
ser testigos de la violencia interpersonal, intrafamiliar, la violencia
contra la mujer y la misma homofobia reinantes en la sociedad cubana. A
estas alturas, ni las autoridades pueden negar lo anterior.
Por tanto, la represión va dirigida al pueblo y utilizan a sectores
vinculados económicamente al gobierno para esas labores de desprestigio
humano que es de lo que en fin se impregnan ellos mismos.
Cuba: Las turbas a la calle (15 December 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/diciember/15_C_2.html
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