La siempre fiel Isla de Cuba
Cubamatinal/ "La siempre fiel Isla de Cuba"… Este era el encabezamiento
del antiguo papel moneda cuando Cuba era colonia de España. Como fuimos
los últimos en independizarnos y los españoles consideraban que nunca
iban a perder esta isla, le encasquetaron esta sentencia breve y
enigmática. A la larga tuvieron razón. Perdieron el control político,
pero no el económico. Este siguió controlado por comerciantes españoles,
casi todos integrantes del Cuerpo de Voluntarios. La opulencia de
edificios como la Lonja del Comercio o el Centro Asturiano demuestra el
poder económico que tuvo este grupo en las primeras décadas de la República.
Por Frank Cosme
La Habana, 21 de diciembre /PD/ Otros extranjeros corrieron también a la
empobrecida isla a hacer fortuna. Empresas estadounidenses controlaban
la electricidad, los teléfonos y las refinerías. Un inglés llegó a
poseer tanta tierra que prácticamente gobernaba en ella. Hasta los
Apaches Franceses trataron de controlar el negocio de la prostitución.
De este absurdo panorama "tan parecido al actual" despertaron los
cubanos con una revolución en 1933 que trató de ponerle coto a todas
estas irregularidades. Logró en parte sus objetivos.
A partir de ese momento, los cubanos tuvieron más libertad de acción.
Las décadas del 40 y 50 así lo demostraron. La clase media creció y el
país comenzó a avanzar en el terreno económico; pero quedaba una espina,
el malestar que producía en esa misma clase media y el pueblo pobre, el
abuso en las tarifas de la electricidad y los teléfonos, compañías de
propiedad estadounidense que tenían el apoyo de Fulgencio Batista,
gángster político que precisamente traicionó esta revolución de 1933.
La revolución de 1959 trató de componer los entuertos sin resolver en
1933. Comenzó con un nacionalismo popular apoyado por todas las clases
vivas y terminó con una importada filosofía extranjera que no ha dado
resultado en ninguna parte que se ha experimentado.
De alguna manera, todos los descalabros que han hecho en esta isla los
sucesivos gobiernos que ha tenido desde que era colonia se han debido al
apoyo de gobiernos de las distintas metrópolis. Primero España, después
Estados Unidos, le siguió Rusia y cuando la caída del campo socialista,
España se convirtió de nuevo en el principal apoyo de la isla al
convertirse en el mayor socio comercial. Ahora, en el bullpen calentando
el brazo están China y Venezuela.
Han tenido suerte estos capitalistas feroces (el término fue acuñado por
Juan Pablo II) que se hacen llamar socialistas. Como expresó Félix
Varela hace 200 años, "pasa el tiempo y el error resucita con nueva
máscara".
Obviamente los capitalistas españoles son los que más suerte han tenido.
O más bien astucia. Luego del incidente, al principio de la revolución,
con el embajador español apellidado Lojendio, el anti-comunista
Franco no rompió con la isla. El asunto se enfrió y tiempo después
comenzaron a circular por la Habana, autos Seat, ómnibus Pegaso,
camionetas Ebro, grúas Luna y camiones Barreiro, amén de otros
productos: comestibles, bebidas, perfumería etc.
A la caída del Socialismo Real, estaban estos "astutos capitalistas" listos.
Esta vez no llegaron a Cuba en alpargatas, sino bien trajeados y con
maletín ejecutivo. Fundaron hoteles y corporaciones de todo tipo en
ramas tan poco afines como la perfumería y las artes gráficas. Hasta
al acueducto le cambiaron el nombre. Todo esto fue gracias al apoyo de
"mi amigo Felipe", entonces líder del Partido Socialista Obrero Español
(PSOE).
Han pasado casi 20 años y el 2 de Diciembre de 2009 se riega la noticia
de que una delegación del PSOE viajará a Cuba el próximo año, "con el
fin de estrechar la cooperación con la isla". Coincidirá también con la
presidencia de España en la Unión Europea en el primer semestre del año
2010.
"El pájaro se conoce por la cagada", reza un refrán de los campesinos
cubanos. En palabras más académicas nos lo enseñaron Varela y Martí.
Este último nos advierte lo que sucederá si no acabamos de aprender las
lecciones que nos da nuestra propia historia: "la ignorancia mata a los
pueblos".
Cubanos de adentro y de afuera se debaten en interminables desacuerdos,
de la misma manera que ocurrió en la época colonial y en la República.
En esos tiempos como ahora, algunos solo pensaron en sus intereses, en
promocionarse, y olvidaron otra enseñanza de Martí: "La patria es ara,
no pedestal".
La mayoría del pueblo español, al igual que el cubano, no tiene noción
de lo que pasa. El modo de vivir estresante de la modernidad no permite
razonar con sosiego. Desconocen u olvidan que tanto Varela como Martí
descendían de españoles. No predicaron el odio contra los que desangran
un país, mucho menos contra el pueblo español, que ha sufrido tanto o
más que el cubano a través de su historia. Sólo alertaron y mostraron la
verdad, pero el camino de la verdad es un calvario y el calvario es un
lugar solitario. Muy pocos les han comprendido.
El verdadero sentido del título de este artículo no es precisamente la
fidelidad a la otrora metrópoli, sino la fidelidad a seguir "ignorando"
estos repetidos hechos.
cubamatinal.com| | (21 December 2009)
http://www.cubamatinal.com/Noticia.cfm?NoticiaID=13976
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