2008-06-06.
Guillermo Fariñas Hernández, Periodista Independiente, Cubanacán Press
La fuerza de los procesos volitivos en los cubanos es proverbial, a 
veces ese ímpetu de voluntad colinda con la demencia. Era el año 1994 en 
la isla de Cuba, nombrado por algunos el más duro del Periodo Especial. 
Un delgado anciano bastante frágil y enfermo, trabajaba sin descanso en 
la agricultura del Programa Alimentario.
Esto ocurría en el campamento agrícola "El Cedro" en las afueras del 
municipio Alquízar, en provincia Habana. Allí convergían afiliados 
voluntarios a los Sindicatos de Trabajadores de la Salud y de 
Trabajadores de la Industria Turística, que laboraran en centros de 
trabajo, localizados en el municipio Plaza de la Revolución.
Rondaba la expectativa entre la población isleña, que si la crisis 
económica arreciaba, el Gobierno decretaría o no la "kampucheización" de 
la sociedad cubana, para la relocalización de los habitantes de las 
ciudades, que en una manera obligatoria tendrían que irse a vivir y 
trabajar en el campo, sin importar sus profesiones u oficios.
La mayoría de los movilizados por sus secciones sindicales, casi no 
trabajaban la roja tierra como se suponía. Preferían sentarse a 
conversar entre ellos, sobre la situación de precariedad 
económico-social en el país. Pues ellos eran médicos, bármanes, 
enfermeras, amas de llaves. De todo menos labradores de la tierra.
Sin embargo, el canoso anciano continuaba su trabajo agrario, tan solo 
se detenía a tomar agua fresca de una cantina. Esta actitud llamó la 
atención de todos en aquel lugar, por eso comenzaron las preguntas 
resumidas en: ¿Quién era aquel viejo? Nadie por respeto se atrevía a 
preguntarle a él.
Las interrogantes cayeron sobre sus compañeros de trabajo en La Habana, 
puesto que era galeno del Instituto Nacional de Medicina Legal, INML, el 
doctor legista de apellido Moya, el psiquiatra Ernesto Pérez y el 
psicólogo apellidado Rangel fueron los blancos de las preguntas, por ser 
sus compañeros de trabajo.
Con ambigüedad contestaron a los curiosos, también se denotaba un poco 
de miedo en sus rostros. Ellos no deseaban tener problemas de ningún 
tipo, debido a que se consideraban unos castristas confiables. De lo 
contrario no ejercerían en Medicina Legal, un sitio de colaboración 
obligada con el Ministerio del Interior.
Unos pocos se decidieron a abordar al propio anciano, siempre a la 
espera de una contesta brusca. Él informó a los más audaces e 
indiscretos investigadores, que era un auténtico comunista mucho antes 
de 1959: "Y por serlo cumplí bastantes años de cárcel, sancionado 
durante 1968 en el proceso de la Microfracción".
"Mi desgracia fue ser el director-fundador del Laboratorio Central de 
Criminalística, LCC, porque le llevaba informes a su casa al ministro 
del interior Ramiro Valdés, allí pude observar abusos de poder y 
talantes de acomodamiento pequeño burgués, lo que comuniqué en persona a 
Fidel, Raúl y Ramiro", acotó el viejo.
El anciano destacó, que el mismo Fidel Castro ante mis críticas me dijo: 
"Es verdad que Ramirito ha tenido muchos errores como persona, como 
revolucionario y como Ministro del Interior, pero yo creo que el peor 
error de su vida, ha sido invitarte a ti y a personas como tú a su casa."
"Después de eso nunca más fui recibido en persona, por estos u otros 
altos dirigentes de la revolución. De pronto en diciembre de 1967 me 
detuvieron por un motivo partidista y político, que nunca debió llegar a 
los tribunales penales. Y al año siguiente resulté condenado a 20 años 
de prisión", prosiguió el decano.
Y afirmó: "No los cumplí todos, pero si me llevaron tras las rejas y me 
degradaron como capitán del Ministerio del Interior. Mientras estuve en 
la cárcel nunca me sentí culpable, por eso me negué a rehabilitarme. Lo 
importante para mi fue, que bajo ningún concepto dejé de ser y pensar 
como un verdadero comunista."
Continuó su relato al decir: "En el año 1991 me fue entregado nuevamente 
el carnet del Partido Comunista de Cuba, el que acepté por principios. 
Pero actualmente reclamo, que se me entregue el documento con el número 
original. Pues yo soy uno de los fundadores de la organización comunista 
y eso debe respetárseme."
Y enfatizaba: "Me llamo Orlando Ramírez Nodarse y no me interesa si 
estas preguntas, son una provocación de la Seguridad del Estado. Porque 
eso ya no me importa mucho, pues dos cosas han quedado demostradas. Una 
es que el comunismo se come a sus propios hijos y la otra que Fidel 
Castro es él que jamás ha sido comunista."
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=15648
 
 
No comments:
Post a Comment